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Pablo Mieres

Escribe Pablo Mieres

Carnaval electoral

Basta recorrer las calles de nuestra capital para apreciar una suerte de “zafarrancho de combate” que se ha apoderado de buena parte de nuestra vida ciudadana.

22.06.2009 09:09

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2009-06-22T09:09:00-03:00
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Acá y allá se observan obras de refacción de calles, trabajos de reparación de veredas, obras de diferentes organismos públicos que afectan la normal circulación en casi todos los barrios de Montevideo.

Luego de varios años de sorprendente inacción y muy baja performance de obras públicas, nuestra capital se encuentra en una especie de “gran obra pública” generalizada que se observa en forma muy visible en todas partes.

Los primeros cuatro años de gobierno municipal de Montevideo transcurrieron sin mayores respuestas al notorio deterioro del espacio público. La sensación de dejadez se había apoderado de la gestión municipal y la falta de respuesta a los problemas de infraestructura era muy visible.

Casualmente en el año electoral es como si todas las tareas pendientes se asumieran de repente y simultáneamente transformando el escenario ciudadano en una realidad ganada por los vallados, por las balizas y las calles cortadas.

Por otra parte, luego de cuatro años enteros sin políticas de vivienda. Luego de demorar la reestructura del Banco Hipotecario por casi todo el período de gobierno. Al ingresar en el último año de gobierno, casualmente otra vez el año electoral, se desata una andanada de ofertas de vivienda, de construcciones que surgen aquí y allá.

La ausencia de una política de vivienda quedó muy evidente hace un par de semanas cuando luego de un anuncio del Banco Hipotecario de que se pondrían a la venta unas setenta unidades, se produjo una verdadera multitud de interesados que comenzaron a hacer cola desde tres días antes, pasando una noche de invierno acampando frente a la puerta del banco.

Señal evidente de la falta de oferta habitacional que caracterizó a este gobierno del Frente Amplio. Se pretende hacer todo junto en el último año después de haber pasado los primeros cuatro años sin ofrecer una sola solución habitacional.

Que curioso que esta energía repentina tanto a nivel de las obras municipales como en materia de oferta de vivienda ocurra justamente cuando la gente tiene que elegir un nuevo gobierno.

Durante décadas la izquierda frenteamplista y nosotros fustigamos la mala costumbre de los viejos partidos tradicionales, los que aprovechaban el último año de gobierno para “llenarle el ojo” a la gente con respuestas inmediatas después de años de falta de propuestas. Decíamos entonces que se desataba el tradicional “carnaval electoral” cuyo objetivo consistía en lograr el voto de la gente en la “recta final” que es lo que la gente valora en el corto plazo.

Pues bien, ya nada distingue al Frente Amplio de las viejas formas de hacer política que antes eran patrimonio de los partidos tradicionales. El viejo clientelismo político es hoy también la moneda corriente de la izquierda frenteamplista. A la peor usanza de blancos y colorados, estamos asistiendo a un verdadero carnaval electoral.

Nosotros seguimos creyendo que existen otras formas de hacer política, por eso queremos cambiar la política.