Contenido creado por Gastón Fernández Castro
Cybertario

Camino a Madrid

Camino a Madrid

07.02.2007

Lectura: 3'

2007-02-07T09:24:30-03:00
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Uno de los preceptos seguidos en los procesos de negociación que terminan exitosamente es que sus protagonistas negocian pensando en la implementación. Así se evita que los acuerdos expresados en el papel terminen fracasando por no tener en cuenta la rigurosa lógica de la realidad. Ahora que estamos al borde de la negociación con Argentina es bueno pensar en estos asuntos. Sin embargo, el panorama no es alentador.

Una negociación satisfactoria para Uruguay debería terminar con la aceptación argentina de que Botnia seguirá en Fray Bentos y con el levantamiento del bloqueo. Cualquier otra cosa se parecería demasiado al conflicto, de modo que no valdría el esfuerzo de viajar a Madrid ni de tragarse el sapo de negociar con cortes. Si bien Kirchner dio sobradas muestras de su disposición a aceptar la planta si no contamina y si se respeta el Tratado del Río Uruguay, se encogió de hombros frente a los cortes de ruta.

La pregunta es qué pasará si se llega a un acuerdo. ¿Logrará levantar los cortes sin reprimir siendo que los piqueteros de Gualeguaychú no aceptan que Botnia se quede sobre el río Uruguay? ¿Los reprimirá para obtener tal objetivo? ¿Por cuánto tiempo? Si alcanza con movilizar cincuenta o cien personas para cortar un puente y bloquear la entrada o salida hacia Uruguay, ¿quién puede asegurar que no volverán a hacerlo toda vez que lo quieran o que algún gobernante lo considere "funcional" a su destino electoral? Y si no necesitan reprimir y logran terminar con los cortes por las buenas, ¿por qué no lo hicieron antes? El conflicto nació en Gualeguaychú y hasta que no se termine allí, seguirá un curso tan bizarro y destructivo como sus asambleístas deseen. Una negociación realizada pensando en su implementación deberá contemplar que para los gualeguaychuenses el conflicto está resultando un éxito rotundo, al sacarlos del anonimato y la intrascendencia. Lo que comenzó siendo una protesta ambientalista se convirtió hace tiempo en la razón de ser de miles de personas. Si no se le asegura a la ciudad y a sus estrellas más rutilantes algún nivel de permanencia, será inútil cualquier esfuerzo negociador.

Una posibilidad es que integren la comisión de monitoreo conjunto, pero eso sólo podrá ocurrir si las voces más radicales de la Asamblea son desplazadas por expresiones moderadas y razonables. El gobierno argentino tiene allí una tarea a realizar que no le resultará fácil pero que es inevitable. La otra es más compleja y consiste en lograr que miles de niños gualeguaychuenses, manipulados al peor estilo totalitario, superen el temor de morir prematuramente o de tener hermanitos con tres cabezas.

Pero el proceso de "diálogo" recién comienza y no parece que la negociación vaya a avanzar rápidamente. El ministro Gargano anunció que el encuentro de Madrid sería aproximadamente en un mes. Un tiempo suficiente para que el gobierno reconozca el fracaso de su negativa a negociar con cortes o explique la diferencia entre diálogo y negociación.