Contenido creado por Seguridad_Administrador
Pablo Mieres

Escribe Pablo Mieres

Cambio en educación depende de que no haya mayoría parlamentaria

El comando electoral de la candidatura del Dr. Vázquez decidió hace unos días que su principal objetivo de campaña sería mantener la mayoría absoluta del Frente Amplio en el Parlamento; lo mismo decidió el MPP en su reunión del pasado fin de semana y la Presidenta del Frente Amplio ha escrito su columna centrada en este tema.

18.02.2014 14:32

Lectura: 5'

2014-02-18T14:32:00-03:00
Compartir en

Como se sabe, nosotros hemos decidido dedicar nuestros mayores esfuerzos a evitar que se reitere la mayoría absoluta parlamentaria del Frente Amplio y hemos postulado que solo el PI es capaz de lograr ese objetivo que, a nuestro juicio, será positivo para el funcionamiento de nuestro país y para el propio Frente Amplio, tan aferrado a una mayoría que los ha mareado de poder y soberbia.

Por su parte, el candidato frentista acaba de desafiar a una discusión sobre educación y seguridad señalando que está dispuesto a probar que, a diferencia de lo que indica toda la evidencia disponible, las cosas en estos asuntos no están mal.

Justamente, para nosotros es evidente que las mayores deudas que el Frente Amplio ha acumulado en diez años de gobierno justamente se concentran en esos dos temas. En definitiva, desde nuestro punto de vista el próximo gobierno debería abocarse prioritariamente a resolver y cambiar sustancialmente la grave situación que nuestro país vive en ambos aspectos. Le podríamos agregar además, la situación de la salud que muestra cada vez más falencias luego de la reforma impulsada por el partido de gobierno.

Es curioso, pero en estos dos grandes asuntos estamos cruzados con el partido de gobierno y, particularmente, con su seguro candidato, el ex Presidente, Tabaré Vázquez. Por lo tanto, vamos a tener una campaña electoral muy intensa, en la medida que nuestros principales objetivos chocan directamente con los objetivos que se ha planteado el candidato oficialista.

En los dos casos, obviamente, el Frente Amplio ha intentado desviar la discusión con nosotros y centrar sus baterías en los partidos tradicionales. Sin embargo, el verdadero y auténtico debate debe producirse en la zona izquierda del tablero político, entre el Frente Amplio y el progresismo socialdemócrata que representamos desde el Partido Independiente.

En efecto, con respecto al primer asunto desde el Frente Amplio ya se ha intentado construir la idea de que si el Frente Amplio no retiene su mayoría absoluta, la única alternativa es una mayoría absoluta en espejo entre blancos y colorados.

Absolutamente falso. Si el Frente Amplio no retiene la mayoría absoluta es porque el Partido Independiente crece y aumenta su bancada parlamentaria, por lo tanto no habrá mayoría absoluta de blancos y colorados; habrá un partido socialdemócrata con postulados progresistas con capacidad de diálogo y aporte sobre los principales temas del país. No habrá mayoría absoluta de ningún lado. Esto es lo que los dirigentes frenteamplistas quieren ignorar o, directamente, ocultar puesto que les destruye su vieja estrategia de construir la realidad política en blanco y negro.

Estamos convencidos de que la mayoría absoluta que ya lleva diez años seguidos, en manos del Frente Amplio es un grave problema para el país y también para el propio Frente Amplio. De hecho su funcionamiento, particularmente durante el actual período de gobierno, ha representado afectaciones muy fuertes al papel que debe cumplir el Poder Legislativo en un sistema democrático. Han proliferado las leyes inconstitucionales, se ha bloqueado la función de investigación del Parlamento, se ha convertido el llamado a Sala de los ministros en un paseo sin significación. En definitiva, se ha deteriorado la calidad del funcionamiento democrático de uno de los poderes del Estado.

Particularmente esto ha sido así porque la mayoría absoluta frenteamplista funciona junto con la aplicación del principio de la disciplina partidaria, por lo que las decisiones se toman en la conducción política del aparato del Frente Amplio que, para completar el panorama, no refleja la correlación de fuerzas de sus votantes.

Más aun, en el nuevo período de gobierno, la renovación de la mayoría absoluta para el Frente Amplio significará un fuerte aumento del poder que los legisladores de los grupos más radicales tendrán sobre la gestión de un eventual nuevo gobierno de ese partido. Por el contrario, la pérdida de la mayoría parlamentaria llevará a ese partido, si vuelve a ganar, a tener que negociar políticas sensatas en los temas prioritarios.

Justamente por eso los dos temas están atados. Porque si el Frente Amplio vuelve a ganar con mayoría absoluta, sus sectores más radicales impedirán, como lo han hecho hasta ahora, los cambios profundos en materia educativa. Más aun desde que su candidato presidencial ha optado por no reconocer los graves problemas que aquejan al funcionamiento del sistema educativo.

Por lo tanto, las dos cosas van juntas. O el Frente Amplio renueva su mayoría absoluta y, entre otras cosas, condena a las nuevas generaciones a seguir sufriendo el proceso creciente de deterioro de nuestro sistema educativo, al tiempo que acentúa los reflejos soberbios y omnipotentes de un partido que alcanzaría quince años ininterrumpidos con esa mayoría; o el Frente Amplio pierde su mayoría absoluta y, aun ganando, deberá reconocer el mandato popular y buscar acuerdos plurales, en cuyo caso el Partido Independiente se convertirá en una fuerza decisiva que exigirá una profunda transformación de nuestra educación.

Así están dadas las cosas y levantamos el guante sobre el desafío planteado.