Contenido creado por Gastón Fernández Castro
Cybertario

Pensar mejor

CYBERTARIO

Las declaraciones del senador Fernández Huidobro sobre el ya caldeado debate de las plantas de celulosa, ameritó una respuesta del Dr. Horacio Zefferino, veterinario de Mercedes cuyos conceptos fueron respaldados por los ambientalistas del Grupo Guayuvira.

(Por Gerardo Sotelo)

28.12.2005

Lectura: 3'

2005-12-28T00:00:00-03:00
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En su carta (titulada "Para que el compañero comience a pensar") Zefferino repasa los datos sobre la acumulación de tierras por parte de Ence y Botnia y se lamenta que dos sociedades anónimas hayan "reemplazado y desplazado a 450 establecimientos rurales, incluidos sus dueños, sus familias y sus extrabajadores". Según los cálculos del veterinario, el número de afectados se eleva a dos mil. ¿Es esto cierto? Aunque los datos lo sean, su razonamiento incurre en un error que, de tan común y extendido, suele subyugar muchos corazones sensibles.

Como no nos consta que se haya apelado a la fuerza, debemos suponer que los antiguos terratenientes alcanzaron un acuerdo económico voluntario y satisfactorio con los compradores, acaso por creer que obtendrían una mayor rentabilidad que permaneciendo allí. Se trata de un principio económico bastante fácil de comprender. El panadero tiene su establecimiento lleno de flautas y yo necesito una para comer mis tallarines. Eso hace que para mí valga más una de sus flautas que los nueve pesos que tengo en el bolsillo. Viceversa, como el panadero no quiere terminar el día con las canastas llenas de pan, mis ocho pesos valen para él más que una de sus flautas. Ni los compradores de pan lo desplazamos de su negocio ni él nos roba el dinero.

¿Qué habrán hecho los exterratenientes con el fruto de su venta? ¿Lo habrán gastado en copas y mujeres? ¿Habrán comprado una casa en la ciudad y abierto una cuenta bancaria? ¿Habrán comprado otras tierras? No lo sabemos pero seguramente el dinero de Ence y Botnia está por allí, alimentando alguna cadena productiva genuina y redituable. ¿Y por qué habrán vendido sus campos? ¿Por desesperación, por codicia, porque los hijos se fueron a la capital, porque la señora enviudó, porque tenían mejores negocios, porque querían cambiar de vida? Tampoco lo sabemos. Lo cierto es que actuaron como el panadero: valoraron más el dinero de Ence y Botnia que su pedazo de tierra.

Con relación a los extrabajadores desplazados , debería considerarse que el dinero invertido por las multinacionales está en alguna parte del sistema productivo, emplazando trabajadores en áreas redituables (acaso otros asalariados rurales o parte de los mismos) y alimentando la generación y distribución racional de la riqueza.

Lo peor que le puede pasar a cualquier propietario o trabajador (ya sea de estancias o de panaderías) es que nadie ofrezca nada. En el caso que nos ocupa, tanto los antiguos terratenientes como el resto de los uruguayos deberíamos festejar... y comenzar a pensar mejor.

Suertempila