Contenido creado por María Noel Dominguez
Cybertario

Epitafios: el final estaba escrito

CYBERTARIO: LA COLUMNA DE SOTELO

Mientras apagaba el televisor, aún aterrorizado tras el último capítulo, la impresora comenzó a escupir estos epitafios, menos sorpresivos que implacables.

(Por Gerardo Sotelo, especial para El Portal)

03.11.2004

Lectura: 3'

2004-11-03T00:00:00-03:00
Compartir en
Aunque las elecciones serían al día siguiente, el final estaba escrito tal vez desde hace tiempo, o aún antes. Estas extrañas sentencias no reflejan tanto el trazo de mi pluma, acaso solo un garabato de los prejuicios, como el pronunciamiento colectivo, inapelable, contundente, aunque igual de efímero. Las que siguen son las más inquietantes.

"Aquí descansan los despojos del desenterrador de tatuceras, apaciguador contumaz y piromaniaco tardío"

"Aquí reposan los intentos de despertar uruguayos con el cadáver de la crisis aún insepulto".

"Aquí moran los despojos de quienes fueran en vida azote de los dineros públicos, ubicuos funcionarios de sueldos mal habidos. Cuidado que pueden reencarnarse en otras almas".


"Esta es la tumba de quienes se durmieron en los laureles de glorias pretéritas. Se ruega no remover la estaca".

"Aquí están enterradas las esperanzas de asistir a debates improbables".

"Aquí yace la entrevista profesional e independiente, ahogada en una lluvia de lambetazos".

"Aquí reposa el sueño del guapo; perdón, del pibe".

"Esta urna guarda las cenizas de los enemigos de la planificación, los monopolios, el paternalismo, los textos únicos, los superministerios y otras algarabías del porvenir. Favor no abrir, no acercarse ni respirar cerca. Peligro de contagio".

"Aquí duerme el sueño de los justos quien trocara interiores ministerios por candidatura única, sin abrir nunca los ojitos".

"Aquí embistieron setenta y un jóvenes corceles contra el veterano bagual. ¿O era un zorro?".

"Este nicho está reservado para los sueños eternos de un periodismo sin favores ni temores, tras cinco años de vida incipiente. Avisar en caso de falsa alarma".


"En este campo tan santo, donde nadie es diferente, yacen los que hacían gauchadas, con la plata de la gente".

"Aquí ascendió a los ministerios económicos quien integrara un coro de ángeles renovadores, tras esquivar una andanada de nabos y chorizos. ¿Cómo la ve ahora?".

"Aquí perecieron arúspices, agoreros y oráculos en desigual y sorda lucha".

"Aquí pita aquel que durante años fumó cigarros ajenos".

"Aquí descansan las ilusiones de quienes trabajan y producen para que otros, con rapacidad inamovible, se aprovechen de su esfuerzo".

"Aquí yace no se sabe quién porque los ladrones se afanaron la lápida mientras los funcionarios y la policía hacían la suya".

"Aquí yace el escrutinio primario, otrora amigo de tradiciones y vendedores de baratijas. ¿O acaso aún lo sea?".