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Pablo Mieres

Escribe Pablo Mieres

Balance 2010 y perspectivas 2011

Ha finalizado el primer año del nuevo gobierno y, como es obvio, todos realizamos nuestro respectivo balance de lo acontecido. De todos modos intentaremos que este análisis de lo ocurrido sea realizado con perspectiva de futuro, reflexionando sobre las perspectivas del segundo año de gobierno que comienza.

02.03.2011 08:59

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2011-03-02T08:59:00-03:00
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El Presidente puede exhibir en su haber, tres grandes logros destacados. Dos de ellos debidos a su reconocida y valiosa capacidad de diálogo y negociación; el tercero debido a su capacidad, mucho menos conocida pero igualmente valiosa, de resistir con firmeza ante reclamos de sus propios seguidores.

Las dos primeras consistieron en los acuerdos alcanzados con los partidos que no integramos el gobierno por un lado, y la solución al conflicto con Argentina por otro lado.

Los acuerdos multipartidarios recuperaron para la vida política el valor de la coparticipación y,
además, incluyeron ciertos acuerdos programáticos que, esperemos, se proyecten y sostengan en el tiempo sobre la base de su observancia y seguimiento. La renovación de la Corte Electoral y el Tribunal de Cuentas en base al consenso fue la señal definitiva de un cambio en la forma de relacionamiento en nuestro sistema político, que todos debemos preservar.

El acuerdo con Argentina, aunque ahora esté ensombrecido por el flagrante incumplimiento del poco confiable gobierno argentino, ha permitido superar instancias muy negativas y a ello debe atribuírsele también el notable incremento del turismo argentino en la temporada que concluye.
El tercer acierto consiste en la persistencia de una política económica que, aunque tengamos ciertos matices, se sustenta en la responsabilidad y la confiabilidad. Para ello el Presidente ha tenido que lidiar con los reclamos y cuestionamientos de importantes sectores de su propio partido.

En el marco de su orientación económica debe ubicarse el acierto de las prioridades presupuestales que el gobierno fijó para este quinquenio y que ameritaron que acompañáramos con nuestro voto la mencionada norma presupuestal.

En el debe es posible subrayar cuatro asuntos relevantes.

En primer lugar, la fallida reforma del Estado que fue nuevamente anunciada, con entusiasmo, y que apenas contiene mínimas normas referidas a los funcionarios públicos. Por si ello fuera poco, además, las buenas intenciones fueron cuestionadas por la insólita proliferación de nuevos cargos de confianza que en cada ministerio se crearon al amparo de la Ley de Presupuesto. Los jerarcas de gobierno contradijeron los dichos del Presidente sobre austeridad y economía en el funcionamiento del Estado.

En segundo lugar, las insólitas contradicciones con respecto a la iniciativa legislativa absurda e inconstitucional de pretender la anulación de la Ley de Caducidad por la vía legislativa. En el propio entorno presidencial se escucharon las posiciones más radicalmente enfrentadas y faltó una decisión clara y orientadora desde la Presidencia de la República.

En tercer lugar se debe señalar que en la conducción de la educación no han surgido propuestas capaces de revertir la trágica tendencia a su deterioro, tanto en deserción, calidad y equidad de su funcionamiento. Vale destacar que las preocupaciones y el reconocimiento de la crisis han ganado espacio en el gobierno, pero no se visualizan directivas claras ni medidas concretas que el gobierno esté pensando impulsar.

Finalmente, algo similar debe decirse sobre la seguridad, aunque buena parte de las medidas proyectadas requerían de la puesta en marcha del nuevo presupuesto que recién comenzó a regir a comienzos de este año.

Sobre las perspectivas, es necesario señalar que, justamente, el 2011 será el año crucial para determinar si el gobierno de José Mujica es capaz de iniciar un camino de recuperación de las condiciones de la seguridad ciudadana en nuestra sociedad. También será la hora de la verdad para los fuertes anuncios del gobierno sobre su prioridad para la vivienda a nivel popular y quizás podamos develar de qué se trata el misterioso y voluntarista Plan Juntos.

La calidad del empleo y la mejora en los niveles de remuneración es otro de los grandes asuntos pendientes, claro que ello supone un cambio fuerte en las apuestas de nuestra matriz productiva, apostando a un proceso que permita mejorar la competitividad de aquellos sectores de la economía que pueden incorporar mayor valor a nuestros productos.

Somos muy escépticos sobre la capacidad de impulsar cambios significativas en la realidad de nuestra educación porque ello implica enfrentar actores corporativos muy cercanos al propio partido de gobierno.

La aprobación de la ley de asociación público-privado es una pieza fundamental para construir las condiciones de sostén brindando la infraestructura necesaria para nuestro crecimiento económico. No parece claro que esta medida fundamental cuente con el apoyo de todos los legisladores del partido de gobierno. Sin embargo, su frustración sería muy grave para el futuro del país.

Pero, sobre todo, el principal desafío que el Presidente Mujica enfrentará en este año es el de conducir y ordenar a su propia fuerza política y a sus aliados representados en el movimiento sindical.

Paradójicamente, la principal resistencia no se encuentra en los partidos de oposición, unos porque no saben hacerlo aunque quisieran y otros porque queremos actuar en forma positiva y constructiva para ayudar a que el país salga adelante.