Contenido creado por Gastón Fernández Castro
Cybertario

Autogol

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24.01.2007

Lectura: 3'

2007-01-24T11:42:20-03:00
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El fallo del Tribunal Internacional de La Haya era previsible, tal como lo dijimos el pasado 27 de diciembre. Entonces calificamos de improbable la alternativa de la medida cautelar, alertamos sobre la falta de una conducción profesional del conflicto con Argentina y cuestionamos, una vez más, la insensatez de negarse a negociar sólo porque la contraparte hace cosas que no nos parecen correctas.

Por Gerardo Sotelo
 
 
Si bien la sentencia contiene algunos conceptos favorables a la causa uruguaya (la Corte se reconoce competente, en contra de lo que sostenía Argentina, y recuerda que convalidó expresamente la continuación de las obras de Botnia) el rechazo a las medidas cautelares dio oxígeno a los asambleístas y al gobierno argentino.

Luego de conocido el fallo, el ministro de Relaciones Exteriores, Reinaldo Gargano reiteró la decisión del gobierno de no negociar mientras se mantengan los cortes. Edison González Lapeyre, jurista de destacada trayectoria que integró la delegación uruguaya ante La Haya hasta que la Cancillería resolvió largarse a esta aventura sin consultarlo, dijo en cambio que en el terreno de la diplomacia siempre hay que negociar . Tras el resultado adverso, puede verse la fragilidad de la estrategia uruguaya, cuya única carta de triunfo parece ser la vía jurisdiccional, y que en esta oportunidad expuso al país a un traspié tan previsible como innecesario.

¿Qué se buscaba con el pedido de medidas cautelares? ¿Qué se levantaran los cortes? ¿Estaba dispuesto el gobierno a llevar el caso al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para obligar a la Administración Kirchner a hacer lo que no iba a hacer? ¿Así se pensaba resolver el conflicto? Habrá que decirlo tantas veces como sea necesario:

1) la salida no está en La Haya ni en el ámbito del derecho internacional sino en el Río de la Plata (acaso con el socorro de un mediador como el rey Juan Carlos) y en el terreno de la diplomacia y la negociación;

2) la lógica de los tribunales atenta contra un proceso negociador fructífero;

3) es necesario que participen de la solución todos los sectores involucrados, incluyendo a Botnia y a representantes de la sociedad gualeguaychuense, y no sólo los gobiernos, y

4) la decisión de Tabaré Vázquez de no negociar con cortes es emocionalmente comprensible pero contraproducente en el terreno diplomático, fortalece la posición de los grupos más intransigentes (contrarios a cualquier negociación) y no está en condiciones de ser mantenida por mucho tiempo.

En suma, el gobierno uruguayo debería tomar la iniciativa en la negociación y no sólo en la queja, cualquiera sea la actitud de Gualeguaychú o Buenos Aires.

Por ahora, todas las expectativas están puestas en la llegada a la región de Yáñez Barnuevo, prevista para este viernes. El facilitador trae un menú de soluciones más obvias que originales, pero urdidas pacientemente en múltiples contactos entre los sectores involucrados. Es una oportunidad imperdible para que el gobierno salga del atolladero en el que se metió.