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Pablo Mieres

Escribe Pablo Mieres

Aunque sea políticamente incorrecto

Debo señalar que la persona de Héctor Amodio Perez me produce un fuerte rechazo. Seguramente este sentimiento es compartido por un gran número de uruguayos, en parte por lo siempre se dijo y se supo de el. Para el imaginario uruguayo Amodio Pérez se convirtió en el paradigma del traidor.

18.09.2015 09:37

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2015-09-18T09:37:00-03:00
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A su vez su reaparición repentina, desde el fondo del "túnel del tiempo", con sus declaraciones, sus afirmaciones y sus supuestas verdades, no hicieron otra cosa que ratificar nuestro rechazo por lo que dice y por lo que piensa. Uno se siente bien lejos de él.

Es más, parece bastante claro que lo que cuenta sobre su participación en aquellos tiempos ratifica la convicción de que fue un "soplón" que canjeó información por libertad y cambio de identidad.

Ahora bien, todo ello es, a mi juicio, moralmente condenable; pero una cosa muy distinta es que configure una conducta delictiva.

La verdad es que el fallo judicial, procesándolo con prision por el delito de "privación de libertad" suena muy extraño y se parece mucho más a una venganza o a un castigo moral que a lo que debe ser la actuación judicial, es decir un sereno ejercicio de aplicación del derecho.

Para ser culpable del delito de "privación de libertad", Amodio Pérez debería haber secuestrado (cosa que hizo como tupamaro, pero justamente no es por eso que se lo procesa porque además ya fue genéricamente amnistiado por ello) o tendría que haber ejercido un cargo con autoridad pública, cosa que tampoco ocurrió. Entonces, lo único que se ha dicho es que "marcaba gente" para que la apresaran, es decir que actuaba como soplón y colaborador de los militares.

Esa conducta, por deleznable que sea, no configura el delito de privación de libertad porque carecía de la autoridad que se requiere para resolver privar de libertad a alguien.

Es más, aunque sea políticamente incorrecto en estos tiempos de tanta tergiversación de los hechos, lo cierto es que el MLN era una organización ilegal que cometía delitos, y seguramente las personas que fueron detenidas a indicación de este sujeto eran integrantes de una asociación para delinquir que cometía diversos delitos violando las leyes vigentes.

Entonces, cuando la jueza procesa a Amodio Pérez por el delito de privación de libertad comete dos errores. El primero es adjudicarle una capacidad de decidir que no tenía porque era un simple soplón sin autoridad ni poder; el segundo es asumir que la detención de personas que integraban un movimiento armado que se levantó contra el Estado de Derecho violando las normas vigentes era un acto delictivo.

Por supuesto que la tortura y las violaciones a los derechos humanos en las que incurrieron autoridades, militares y policías son delito. También son delito la detención de miles de militantes de diversos partidos y grupos políticos que lo fueron simplemente por pensar distinto, me refiero particularmente a los comunistas y socialistas, aunque también fueron detenidos demócrata cristianos e integrantes de tantos otros grupos políticos que actuaban dentro de la ley, pero fueron perseguidos y detenidos simplemente por defender sus ideas.

Pero lo de los integrantes del MLN era distinto y detener a sus miembros no se podía considerar delito, ni en aquel entonces, ni ahora. Aunque ahora decir esto sea poco menos que un sacrilegio ante el patético éxito que algunos han tenido en cambiar la verdad histórica.

Justamente, más allá del caso concreto del señor Amodio Pérez, el mayor problema es lo que su procesamiento nos dice sobre el grado de distorsión de la realidad en que ha caído nuestro país y, en algún sentido, también nos habla de cierto decaecimiento institucional muy preocupante.