Contenido creado por Gastón Fernández Castro
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Argentina: una máquina

Argentina: una máquina

25.10.2011

Lectura: 6'

2011-10-25T10:29:37-03:00
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Cristina Fernández de Kirchner (CFK), rigurosamente vestida de negro, con gestos medidos y sin estridencias, hablando de los grandes temas y condimentando su discurso con anécdotas con nombres y apellidos, personalizando la política y humanizando el poder, condujo su imponente máquina política a un gran triunfo, con el 54% de los votos y más de 11 millones de votos.

Ganó el kirchnerismo, pero sobre todo ganó Cristina Fernández de Kirchner, un cuadro político extraordinario por su capacidad de liderazgo, su manejo de los tiempos y sobre todo su uso del sistema peronista del poder. Una alumna que superó ampliamente al maestro. “Él”, como lo llama su viuda.

Es una maquinaria con grandes engranajes concéntricos. El núcleo duro y central es el gobierno nacional con sus políticas, sus planes sociales, su asistencialismo y todas sus dependencias trabajando para ganar. Para comunicar y para ganar. Luego vienen el aparato del estado, las gobernaciones provinciales – primera entre todas la de la provincia de Buenos Aires, 38% del electorado – las intendencias, primeras las del conurbano bonaerense;  en tercer lugar el movimiento sindical y toda su burocracia y sus obras sociales y su aparato y, por último el aparato peronista-kirchnerista con presencia en todo el territorio argentino.

¿Fue sólo por eso que ganó CFK? No, esa es la estructura, pero las causas son más profundas. Hay causas ideológicas y culturales: una parte mayoritaria de la sociedad argentina es peronista en alguna de sus variantes. Es peronista en la laxitud de esa definición, pero así como es argentina, es peronista. Lo es por afirmación o por descarte frente a otras opciones. Es peronista sin importar si es de izquierda, de centro o de derecha. Es peronista y del peronismo de turno, que en este caso es “K”, como antes fue menemista.

Ganó las elecciones porque la mayoría apoya su gestión, considera que los “K” sacaron el país de la crisis y la gente le tiene pavor al solo recuerdo de la crisis del 2001. Apoya su política económica, social, en realidad su orientación principal, aunque puedan tener diferencias u observaciones.

Y ganó por esa diferencia porque algunos opositores le empujaban los votos a paladas, porque eran el miedo personificado del retorno al pasado. Alfonsín y Duhalde fueron un aporte significativo de votos hacia el oficialismo, ante el remoto peligro de que pudieran tener algo que ver con un futuro gobierno. Consíguete unos buenos adversarios y tocarás las estrellas. Y Cristina las tocó con ambas manos.

Lo único nuevo y esperanzador en la política argentina, es el resultado de Hermes Binner y el Frente Amplio Progresista. Del 4% o 5% que le daban las encuestas del mes de julio de este año, del 10% que obtuvo el 14 de agosto en las internas, pasó al 17% y obtuvo 3.624.518 votos, con un aumento del 70% en menos de dos meses. Nadie lo hubiera vaticinado hace muy pocas semanas.

Pasó del 4to lugar en agosto al segundo en octubre y de ser conocido casi exclusivamente en la provincia de Santa Fe a transformarse en una figura nacional. No está mal, pero falta mucho. Y en política hay que ser duros, sobre todo consigo mismos.

Binner consiguió ese resultado por su gestión en la ciudad de Rosario, luego en la gobernación de Santa Fe, por su experiencia de forjar y mantener durante 18 años un frente plural en su provincia natal, por su capacidad de diálogo con fuerzas diversas hasta formar el FAP y por ser un luchador incansable que en tres meses se cuadriculó el país y lo recorrió de Ushuaia a Jujuy y que estuvo en todos los medios de prensa habidos y por haber. Y porque cuando habla de valores, de transparencia lo avala con 16 años de gobernar sin una sola acusación sobre su honestidad.

En la Argentina actual no se puede hablar genéricamente de la “oposición” como hacen algunos medios que solo sueñan y claman para que todos los que se oponen al kirchnerismo se junten de cualquier manera para dar batalla. Es la obsesión de medios y algunos analistas. Y de algunos políticos y así les fue. Ver alianza de Alfonsín y De Narváez.

El FAP y Binner eligieron otro camino y les dio resultado: asumir una identidad a partir de un programa, de un discurso propio, de una experiencia de gobierno y de fuerzas de diferentes orígenes que no integran ni quieren integrar el gobierno actual, porque saben que el peronismo y el kirchnerismo son especialistas en deglutir aliados y devolverlos hechos un carozo.

El FAP es otra oposición, otra forma de hacer política y se está transformando en una “opción”. Y para eso nació, sin alianzas electorales inexplicables e incoherentes que al final no aportan ni votos ni imagen. Por ello crecieron en forma constante. Y ahora tienen un capital político, de gobierno en Santa Fe, parlamentario, en intendencias y en la sociedad civil. Y tienen que utilizarlo muy bien, con mucha inteligencia, porque estarán bajo fuego cruzado.

Ya esta campaña fue una campaña de fuego cruzado. El oficialismo concentrando  baterías muy pesadas en Santa Fe, discriminando a la provincia con 8.ooo millones de pesos de deudas fiscales y por otro lado algunos de la oposición que le dedicaban tanta atención a CFK como a Binner, tratando de mordisquear su electorado y contener su crecimiento.

Pero además el gran peligro para Binner era que la gente lo pusiera en la misma bolsa que al resto de la “oposición” como el peligro del retorno al pasado, a los fantasmas de la crisis del 2001.

Hoy hay un gobierno muy fuerte, con mayoría parlamentaria en ambas cámaras y con no pequeños problemas económicos, energéticos, sociales, de vivienda y seguridad en el horizonte y dos fuerzas de oposición sobrevivientes: el FAP en la izquierda y el Macrismo del PRO en el centro derecha.

Dentro de 2 años hay elecciones parlamentarias nuevamente. Pero antes hay un momento apasionante de la política argentina.

Por primera vez se formó un frente que no está liderado ni por radicales ni por peronistas, sino por un socialista, que gobierna por segunda vez una de las grandes provincias y que está forjando a pasos firmes una nueva identidad política nacional.

El Frente Amplio en Uruguay también comenzó su camino con alrededor del 17% de los votos en 1971...

PD. Hay que reconocer dos cosas en las que Argentina nos supera ampliamente: la ley electoral permite a todos los partidos políticos tener acceso en las diferentes instancias y tanto a nivel nacional, como provincial y local a espacios en la radio y la televisión pública y privada en forma gratuita y ese es un factor democrático muy valioso e importante.

Segundo, la información de los resultados electorales se podía seguir por www.elecciones2011.gov.ar de manera impecable y distribuida por las diversas variantes. La Corte Electoral uruguaya podría tomar nota y no depender de las encuestadoras y de un sistema obsoleto en Internet con acceso codificado y con una lentitud espantosa. Y eso que el país es un poco más grande que el nuestro y había algunos problemas más complejos con el corte de boleta. Copien.