Contenido creado por Inés Nogueiras
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Argentina: ¿Quién ganó?

Argentina: ¿Quién ganó?

Parece una pregunta inútil, con una respuesta obvia, pero... está claro que ganó Mauricio Macri y que será el futuro presidente de los argentinos. El "pero" son todos los elementos que acompañaron esta elección.

24.11.2015

Lectura: 6'

2015-11-24T07:45:00-03:00
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Primero, mirando la historia política e institucional argentina y lo atormentado del proceso en los últimos 15 años, hay que reconocer con claridad y con mucha fuerza que ganó la democracia y que asistimos a un proceso electoral impecable y sin violencia ni observaciones de ningún tipo. Y ese reconocimiento no puede ser retórico, de ocasión. Debe ser explícito. El primer mérito para que un proceso tenga esas características es del Gobierno saliente. Y hay que reconocerlo, sobre todo por parte de quienes lo hemos criticado duramente. Es mi caso.

Vivimos tiempos de polémicas y debates sobre los procesos electorales en América Latina y en este caso, en medio de una gran tensión de carácter exclusivamente político, la elección fue intachable. Y es un triunfo concreto y palpable de las instituciones y del espíritu democrático en Argentina y en América Latina. Y es obligatorio reconocerlo y valorarlo.

Segundo, ganó la alternancia y se rompió el mito de que el peronismo en alguna de sus variantes al final triunfa casi siempre. Pues este caso fue un "casi" y triunfó una alianza de centro-derecha que fue capaz de transformarse en la alternativa al kirchnerismo. Ese es su gran mérito, lograron encauzar el hartazgo de la mayoría de los argentinos con el kirchnerismo. Encauzar ciudadanos de muy diversas procedencias y opiniones políticas, que priorizaron el cambio, el fin del Gobierno kirchnerista, incluso por encima de la identidad peronista de una parte de los votantes. Ese es un cambio muy profundo en el mapa político argentino.

En ese proceso una de las víctimas principales fue la izquierda y el progresismo que en las elecciones pasadas, en el 2011 con Hermes Binner, había logrado situarse como la segunda fuerza frente al kirchnerismo. Lejos del 54 % de Cristina Fernández en primer vuelta, pero por encima de todos los demás. Ahora fue prácticamente barrida.

Tercero, la alternativa que se construyó no representa obviamente ningún cambio "progresista" ni en realidad ningún cambio en el rumbo económico y social de fondo y eso expresa las profundas limitaciones y complejidades del proceso argentino. Macri o Scioli, en sus discursos y en sus trayectorias, no diseñaron cambios políticos, sociales, culturales profundos, más bien propusieron ajustes políticos, en la confrontación permanente establecida por el kirchnerismo, en la ocupación total y absoluta del poder y de todos los poderes posibles, y sobre todo no queda claro cuál será la actitud en la lucha frontal contra la corrupción. Recuerden, ese tema ni siquiera mereció una frase en el debate de ambos candidatos...

Habrá cambios en el manejo económico, en la política fiscal, en la política monetaria y cambiaria, también porque la actual llegó al límite de su aguante y existencia. Veremos hasta dónde llega.

Habrá cambios en las relaciones con las otras fuerzas políticas y eso, además de formar parte del discurso de Macri, es una imposición de la realidad; el kirchnerismo tiene mayoría absoluta en el Senado (porque gobierna y volvió a ganar en la mayoría de los distritos electorales) y porque Macri y "Cambiemos" además de ser una coalición tiene que buscar alianzas externas obligatorias.

Habrá cambios en la política internacional, donde obviamente Macri se ha diferenciado de las relaciones con Venezuela y otros países de la región. Ya anunció que su primer viaje será a Brasil, primer socio comercial de Argentina, a pesar de la intensa campaña de Lula a favor de su adversario.

Las relaciones tradicionales entre el peronismo y el movimiento sindical han variado profundamente, Moyano ya anunció que mantiene excelentes relaciones con Macri, el problema comenzará cuando se conozcan las medidas económicas para reducir la inflación (cercana al 30 %) y afrontar la muy difícil situación de las reservas del país. Lo primero que tendrá que hacer este Gobierno -lo hubiera tenido que hacer también Scioli- es transparentar las cuentas públicas, las estadísticas, la información del Estado. Allí todos comenzaremos a llevarnos algunas desagradables y bastante esperables sorpresas.

Existe otro elemento que siempre hay que considerar, el del agotamiento de una sociedad, que sumando diferentes elementos ha dado muestras de que consideraba agotado el modelo "K", con manifestaciones, con diversas expresiones sociales y políticas. Llegado el momento, esa saturación se introduce en las urnas, con mayor o menor diferencia, pero aparece. Y apareció.

Cristina Fernández hizo lo posible hasta el último momento para evitar esta derrota, y vaya si dio la batalla con todas sus fuerzas, y a veces un poco más allá de la línea de la legalidad electoral, pero lo hizo con una energía envidiable. ¿Sólo por Scioli? Tengo mis dudas, creo que en realidad su proyecto es volver en el 2019 a ser candidata y obviamente quiere ser nuevamente presidenta.

La historia argentina no es pródiga en ejemplos de ese tipo. Pero... Cristina tiene una afección al poder realmente muy destacada y una derrota de Scioli por el 3 % de los votos, 703 mil votos de ventaja en 25 millones de votos le permitirá construir un discurso muy sólido. Las encuestadoras otra vez estuvieron lejos, en un balotaje solo le acertaron en el ganador... en el porcentaje le erraron como a las peras. Recordemos que en el Uruguay se reivindicaron en la segunda vuelta; del otro lado de la orilla, ni en eso.
Lo que hay que augurar es que nadie quiera volver antes del 2019... Siempre conviene recordar que desde 1928 en Argentina no culmina su mandato un Gobierno que no haya sido peronista. Este dato de que un Gobierno no peronista culmine con normalidad su mandato sería una prueba fundamental de que la democracia funciona plenamente.

La primera pregunta que deberá responder el futuro Gobierno es si el cambio será desde el centro, desde el centro derecha o directamente desde la derecha. Se terminó el tiempo de los discursos etéreos y de los bailes y llegó la hora de la acción y el movimiento.

Un último comentario, no faltarán en el Uruguay los que a diestra y siniestra tratarán de alertar de que el Frente Amplio debe poner las barbas en remojo. Yo no me siento para nada interpelado, a pesar de que tengo barba, porque todo paralelismo con el Gobierno kirchnerista es forzado y falso. No tenemos modelo, menos aún el modelo kirchnerista en ningún plano, ni político, ni social, ni culturalmente y menos ideológicamente. La lista de las diferencias sería interminable.

Existe un solo aspecto que hay que considerar: siempre hay que hacer lo posible y un poco más para que la gente no sienta hartazgo de nuestros gobiernos. Y para eso hay que avanzar, gobernar bien, corregir errores, alejar infalibilidades, escuchar mucho a la gente y erradicar la idea de que la política es capaz de imponerse siempre, incluso a los malhumores sociales acumulativos.

Sobre el beneficio de este cambio en Argentina para los uruguayos, tengo paciencia.