Contenido creado por Inés Nogueiras
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Amigos, compañeros y el sociolismo

Amigos, compañeros y el sociolismo

Un nuevo desafío ideológico surca el firmamento de la izquierda uruguaya. Un desafío que otros han tenido que enfrentar mucho antes que nosotros, en otras latitudes y desde otras tiendas políticas en el Uruguay. Las relaciones, las tensiones, las confluencias, las refracciones entre los amigos, los compañeros y el poder.

29.10.2013

Lectura: 6'

2013-10-29T00:42:00-03:00
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Todo lo que toca el poder se ilumina y se opaca. Parece increíble, pero cuando se trata de hombres, sobre todo hombres y, alguna mujer que tienen una capacidad determinada de decidir sobre la vida, el tiempo y la obra del resto de sus semejantes, las cosas se ponen tensas y complicadas. Y eso sucede así desde que las más remotas tribus o grupos de cavernícolas eligieron un jefe, un brujo, un consejo de ancianos o de purretes. Y sigue hoy en la construcción intelectual, cultural e ideológica más compleja de la civilización, de las civilizaciones: el poder e sus diversas formas. Mucho más cuando se trata de la más sofisticada, la más elaborada, la más compleja de sus formas: la democracia basada en el derecho de todos los ciudadanos a ejercer libremente su voto.

La democracia es imperfecta, llena de posibles adjetivos, pero nadie inventó hasta ahora una revolución civilizatoria más profunda ni, una forma más justa y que nos interpele de manera tan exigente. Es la cúspide actual de la política y de la organización histórica del Estado. No hay nada que nos diferencie más del resto de los seres vivos conocidos en el universo y obviamente en nuestro planeta.

El poder existe en el reino animal y vegetal, pero está basado en el poder mismo, en la supremacía, en la selección de las especies. Entre los humanos es un poco más complejo...Al menos en algunos razonamientos e ideologías.

Cuánto envión para hablar de temas muy terrenales, pero a veces tratar de mirar lejos hacia atrás nos permite observar mejor nuestras minucias cotidianas, que sumadas forman parte de la historia, aunque en su momento parezcan minucias. Como muy bien escribió Hoenir Sarthou.

Una reflexión más, cuanto más difícil es ser de izquierda, seguir siéndolo, cuando se está en el poder, cerca de él y mucho más dentro del poder. No puedo hablar de otras tendencias políticas con tanta propiedad porque siempre fui de izquierda. Pero supongo que es una tensión para muchos, excepto para los que hacen del poder político un escalón de otros poderes. Pero en eso sería injusto y una miseria creernos que solo en la izquierda hay ideales.

Una de las pruebas más difíciles y contradictoria es la relación con los amigos, parientes y compañeros, puede parecer una minucia pero es la eterna disputa entre los grandes relatos, los ideales y los seres humanos de carne, hueso, aspiraciones, miserias, sueños y pequeñeces. No hay recetas, no hay un mapa que asegure los buenos recorridos, es una elaboración permanente.

¿Cómo hacer compatible los grandes objetivos, los ideales de justicia social y por lo tanto también de justicia e igualdad de oportunidades en el manejo del poder y sus resortes y por otro lado las exigencias de la confianza política? ¿Cómo hacer compatibles la necesidad de eficacia, conocimiento, capacidades al servicio de los ideales y de los grandes objetivos liberadores y todos los compañeros que quieren y aspiran a ser protagonistas, a ocupar un lugar y que se sienten con derecho a reclamar un puesto? Sin gente concreta creando, inventando, pensando y sobre todo trabajando no hay nada.

En la izquierda uruguaya teníamos una definición histórica que ha sido puesta a prueba por la dura realidad. Entre paréntesis: la realidad es siempre dura. Cuando nació el FA dijimos que nosotros pondríamos en los cargos fundamentales a los mejores cuadros del país y no utilizaríamos la cuota política. ¿Se acuerdan? ¿Recuerdan cuando nos dieron cuatro puestos en los entes del Estado y colocamos a políticos-técnicos de primer nivel, donde lo sectorial no tenía mayor importancia?

¿Nos dio resultado? Mucho. Por la coherencia demostrada, por los resultados obtenidos, por la imagen que proyectamos y por todo lo que aprendimos. Los que estaban en esos puestos y el resto de la izquierda. Lo tengo bien presente.

Nunca más funcionó. Al menos en forma general. Pero cuando pusimos a grandes profesionales con visión política en temas de gran exigencia técnica y específica, los resultados fueron muy buenos. También en otros casos cuando pusimos a personas, compañeros con gran capacidad política que sabían del tema y en el ejercicio de sus funciones aprendieron mucho y tuvimos y tenemos muy buenos resultados. Es justo reconocerlo.

Como es justo reconocer que luego de 170 años de gobiernos colorados, colorados, algunos blancos y algunos militares o cívico militares de los que nosotros estuvimos totalmente excluidos, en el currículum no nos pueden pedir a los nuestros: experiencia y antecedentes de gobierno. Lo que no nos dio ningún resultado positivo es la distribución por cuotas. Hablo del pecado y no de los pecadores, porque en definitiva no es su responsabilidad sino de los que le rascamos el lomo. Y fuimos todos.

Cuanto más chicas son las cuotas de la distribución peor, cuanto más se reduce el horizonte al cual recurrir y se cuadricula entre partidos, grupos, sub grupos, listas y tendencias, peor que peor. Y eso nos ha sucedido.

En lugar de fomentar la capacidad y la capacitación, el estudio y la elaboración, es decir el clima intelectual y político donde se forjan los cuadros de todo tipo, se fomenta el acomodo previo a la espera del acomodo posterior. Y ese es un grave problema de la izquierda actual. Se nos están agotando los cuadros y las "cuadras" y no se perfilan ámbitos y situaciones para su reposición y mucho menos tenemos resuelto adecuadamente una relación con la academia, con la sociedad civil en su conjunto, con las usinas naturales de formación de cuadros donde podamos recurrir. En el presente y ni que hablar en el futuro.

¿El ejercicio del poder es una escuela adecuada, suficiente? Sin duda, pero todo depende del clima, del rigor, de la circulación de ideas, de la generosidad del conjunto para compartir y para crecer colectivamente? Si todo se reduce a la suma de parcelas de poder, aisladas y cercadas donde solo entran los "más compañeros", los "más amigos", estamos muy jodidos. De allí al "sociolismo" hay un pasito.