Alguien que explique, por favor

A comienzos de este año los diferentes sectores del Frente Amplio discutían qué impuestos recortar. La cuestión era determinar cómo y cuánto bajaría la tasa del IVA; el debate, ya en aquel entonces caótico y contradictorio, se centraba en cómo hacer para impactar a tales o cuales sectores de la población.

Un día tras otro, diversos sectores del partido de gobierno lanzaban al vuelo sus "sesudas" propuestas. Unos postularon la universalización de las asignaciones familiares, otros señalaban que el IVA sólo había que reducirlo para las compras de las familias pobres. El asunto era en qué gastar o cómo aplicar mejor los recursos que sobraban, el mensaje implícito era que la plata sobraba y había que definir a quiénes y cómo aliviar la presión del Estado.

Pues bien, apenas tres meses después el gobierno se ha embarcado en un debate radicalmente distinto. Ahora el asunto es cuánto y cómo se va a aumentar la tributación de un sector de nuestra economía. Todo lo contrario de lo que se debatía en los primeros meses del año.

El único elemento en común es que siguen expresándose profundas discrepancias sobre las medidas concretas que se deben tomar. Ahora las diferencias ubican, por un lado, al Presidente y ciertos sectores políticos del partido de gobierno y del otro lado al Vicepresidente y los Ministros de Economía, Ganadería y Transporte.

Demasiado caos, demasiada falta de coherencia y unidad de acción. Todos los uruguayos, a esta altura de los acontecimientos, agradecemos que la situación económica continúe siendo positiva; porque si a este contexto político de falta de sintonía en el gobierno se le agregara una situación externa difícil, sería muy complicada la situación del país.

En todo caso, lo que sí parece ser cierto es que la tal holgura financiera que permitía discutir qué impuestos rebajar, se ha esfumado de la mano de la continua expansión del gasto público y los consiguientes riesgos inflacionarios que nos amenazan.

Sin embargo, estas circunstancias parecen no afectar la tendencia errática de este gobierno y la generación permanente de dificultades crecientes.

Para completar el panorama, la semana pasada ingresó en la agenda, a partir de un sorprendente discurso del Presidente en Melo, la posibilidad de privatizar las dunas del Cabo Polonio.

Insólita y extraviada iniciativa que generó la justa indignación de aquellos que defienden el medio ambiente. Tuvo que terciar el Presidente de Colonización buscando "interpretar" lo que el Presidente quiso decir y finalmente la Ministra de Vivienda, Graciela Muslera, descartó la iniciativa porque la legislación lo prohíbe expresamente.

Quien iba a decir que un gobierno de izquierda propusiera la privatización de un patrimonio ecológico nacional que ni siquiera a los viejos gobiernos "neoliberales" se les había ocurrido. Todo un record difícil de entender o de explicar.

Cada vez es más preocupante la deriva permanente de la conducción gubernamental desde que comenzó el presente año. Esto sin contar el patético episodio del video "militar", sus marchas y contramarchas y la ausencia final de explicaciones plausibles y claras. Esto sin contar el tortuoso y contradictorio proceso ocurrido en torno al proyecto de ley anulatorio de la Ley de Caducidad.

Apenas cinco meses de este año y son demasiadas y muy serias las dificultades que el propio gobierno se ha generado a sí mismo. Porque de nada de esto se puede asignar responsabilidad a los partidos que no estamos en el gobierno, más bien se debería reconocer que ha existido una actitud de diálogo y apertura permanente, al menos de nuestra parte.

¡Alguien que me explique, por favor!