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Pablo Mieres

Escribe Pablo Mieres

Al servicio de los montevideanos

No es mi costumbre tomar situaciones individuales como referencia para realizar un análisis político, pero un simple episodio que me tocó vivir en estos días me ha servido de inspiración para reflexionar sobre cómo el Estado, en este caso la Intendencia de Montevideo, entiende su función y de qué manera, muchas veces, se transforma en un fin en sí mismo que deja de lado o se sirve de los administrados, que en realidad deberían ser el centro de su función.

25.06.2007 09:09

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2007-06-25T09:09:00-03:00
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Tres semanas atrás transitaba por la calle Ferrer Serra en mi vehículo rumbo al centro. Es una calle de entrada al centro, con preferencia en todas las esquinas y que, además, tiene una notoria "bajada" en una parte de su recorido. Es una calle por la que además ingresan al centro los ómnibus interdepartamentales que vienen por Av. Italia. Obviamente es la única vía rápida de ingreso al Centro y a la Ciudad Vieja, puesto que las restantes calles de esa zona suponen una larga sucesión de obstáculos y semáforos que entrecortan la fluidez del tránsito.

Pues bien, a mitad de tarde cuando el tránsito es particularmente intenso, se situó un "piquete" de inspectores de tránsito esperando, como si fuera un verdadero "trampero", a que los vehículos fueran pasando, dedicándose a la zafra de multas correspondiente.

Aunque no se pueda creer, el límite de velocidad en esta vía rápida es de 45 kilómetros por hora, por lo tanto la inmensa mayoría de los vehículos que transitan por esa zona superan ciertamente dicho límite que no es el adecuado para un tránsito de preferencia. Obviamente, esto también lo sabe el Departamento de Tránsito de la comuna que, según me dijeron los Inspectores que me detuvieron, es quien los envía a ese lugar; yo agrego: con el único objetivo de "recaudar" malamente para las arcas municipales, en perjuicio de los automovilistas.

En mi caso personal fui multado por circular a 66 kilómetros por hora, y simultáneamente se les aplicaban similares multas a varios vehículos que transitaban a velocidades similares.

La Intendencia de Montevideo, en vez de estar al servicio de los automovilistas ayudando a que el tránsito sea más fluido y controlando la ocurrencia de posibles accidentes, conciente de que en ese tramo el límite de velocidad es ridículamente bajo para las características de la zona, manda "emboscar" a sus contribuyentes para "succionarles" un poco más de recursos, amparados en normativas notoriamente inadecuadas.

Una vez que uno ha sufrido este primer episodio de abuso por parte de la Administración Municipal y se dirige a la Intendencia para confirmar en el Departamento de Tránsito que la multa esté "bien aplicada", para lo cual debe retirar la foto en la que se constata la identidad del vehículo junto a un cartel que anuncia la velocidad correspondiente, espera poder abonar con facilidad la "malhabida" multa que asciende a la "friolera" de $2.500. Sobretodo porque si la paga dentro de un plazo breve la Intendencia lo "bonifica" con un descuento del 20% (haciendo gala de una "sorprendente generosidad").

Pero, nuevamente surge la sorpresa. Para abonar la multa, es decir para pagarle a la Intendencia no para cobrarle, hay que estar dispuesto a hacer una "cola" que no debe ser menor a una espera de una hora y media. Aunque Ud no lo crea, la comuna que tanto se preocupa por sus "contribuyentes", no ha ideado otro sistema de cobro que la vieja y querida "kilométrica cola" frente a un par de cajas que no alcanzan a cubrir la demanda y que funcionan en el estrecho horario de 12hs 30 a 17hs.

Como uno difícilmente tiene disponible una hora y media para quedarse esperando que la Intendencia se digne cobrarle la injusta multa recibida, porque tiene otras cosas que hacer como, por ejemplo, ganarse la vida trabajando para entre otras cosas pagar las multas a la comuna, tiene que retirarse frustrado y enojado por no poder hacer efectivo el pago.

Entonces, al borde de la resignación, uno recuerda que la Intendencia de Montevideo, desde hace casi veinte años, ha puesto en marcha un publicitado sistema de descentralización, del que en las dos décadas de funcionamiento no he hecho uso y prácticamente desconozco. Entonces, supongo que finalmente habrá llegado la hora en que esa estructura de 18 CCZs distribuidos a lo largo y ancho de Montevideo me será útil para que pueda finalmente pagar la multa en plazo para gozar de la bonificación otorgada.

Al llegar al CCZ de mi barrio, en horario de oficina, me encuentro con un local vacío poblado de escritorios ocupados por varios funcionarios municipales. Me acerco a uno de ellos y recibo la desganada y poco cordial respuesta de que los CCZs no cobran porque no tienen cajas. Obviamente me retiro definitivamente derrotado, devolviéndole la paz y el ocio a los funcionarios que interrumpí con mi "desubicada" pregunta. La multa será pagada sin "bonificación", cuando me llegue junto con la próxima cuota de la patente de rodados.

Lo curioso es que el partido que administra desde hace casi veinte años al Departamento de Montevideo, es el que ahora ha anunciado a nivel nacional una profunda "reforma del Estado", más vale que el anuncio no se convierta en realidad, porque si el modelo fuera la comuna capitalina, ¿quien salvará a los ciudadanos de la transformación que se nos viene?