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Pablo Mieres

Escribe Pablo Mieres

AFAPs: una revancha ideológica inútil y perniciosa

En estas horas, como parte de la tradicional corrida legislativa previa al año de campaña electoral, el partido de gobierno aprovechando su mayoría absoluta regimentada busca aprobar un conjunto de normas legislativas que se interpretan como urgentes y que no pueden esperar al próximo período de gobierno.

22.10.2013 14:16

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2013-10-22T14:16:00-03:00
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Como siempre, también, en el atropello de último momento, suelen producirse errores de todo tipo y calibre, pero el afán de aprobar lo que se considera fundamental predomina sobre el cuidado y la reflexión que debería existir en la consideración y aprobación de instrumentos legislativos.

Uno de los proyectos que corre tal suerte es el que establece la posibilidad de la desafiliación voluntaria de las AFAPs para aquellos afiliados que tengan entre cuarenta y cincuenta años.

Se ha dicho que este tema ha sido objeto de una larga discusión en el marco del diálogo sobre la seguridad social del que participamos todos los partidos y organizaciones sociales vinculadas con esta temática. Esto es así, pero también es cierto que esta solución que ahora se vota "a tapas cerradas" no fue resultado de un acuerdo o consenso político, sino que surge con el único apoyo del partido de gobierno y del movimiento sindical.

Se ha dicho que el objetivo de esta norma es otorgarle al ciudadano la posibilidad de optar, aumentando sus derechos y permitiendo evaluar con mayor precisión su mejor beneficio con respecto a la futura jubilación. Sin embargo, no se explica por qué se elige una franja etaria que no es la que está en una situación de mayor riesgo y se deja afuera a los de edad más cercana al evento jubilatorio.

Pero, particularmente, no se entiende por qué la opción que puede tomar el afiliado entre cuarenta y cincuenta años, en caso de elegir desafiliarse, será irreversible. Si el objetivo de la normativa es otorgar mayores posibilidades de elección a los ciudadanos, ¿por qué se restringe su libertad de elegir impidiéndole volver atrás en su decisión si más adelante evalúa que es mejor reafiliarse a una AFAP?

Es obvio que en la vida laboral, la persona puede tener diferentes avatares y lo que hoy le resulta más conveniente en cuanto a la modalidad de ahorro, puede cambiar unos años después, en uno u otro sentido. Sin embargo, la aparente mayor libertad de elegir que aducen los impulsores de la normativa, desaparece después que la persona se desafilia de la AFAP condenándola a quedar en el BPS para el resto de su vida y habiendo perdido sus ahorros individuales que se volcarán en la masa de recursos que el BPS posee.

Aquí está la verdadera motivación de la iniciativa. El objetivo real de la propuesta es procurar impulsar la desafiliación de los ciudadanos con respecto a las AFAPs, promoviendo la reinstalación del viejo sistema de reparto. No hay que olvidar que buena parte de los impulsores de la norma han sido y continúan siendo contrarios, por razones ideológicas, al régimen mixto de seguridad social.

Por eso buscan, mediante este mecanismo, revertir lo que se aprobó hace ya casi veinte años. Se olvidan los impulsores de esta nueva iniciativa que nuestra estructura demográfica cada día más nos obliga a generar sistemas que permitan un manejo más amplio y diversificado de las alternativas jubilatorias; siguen nostálgicos de un tipo de régimen que la realidad estructural de nuestra población ha determinado como inviable e imposible.

Estas posturas son exclusivamente ideológicas y ajenas a un análisis objetivo de la realidad concreta que nos dice que las alternativas para el país van por el lado de la confirmación de la opción tomada hace casi dos décadas. La vuelta a un sistema únicamente basado en el BPS determinaría una nueva crisis de su financiación aun más grave que la que existía cuando se llevó a cabo la reforma.

Pero, el efecto de la aprobación de esta norma será negativo porque genera incertidumbre sobre la masa de afiliados con las que contará cada AFAP al generar una interrogante sobre la decisión que tomará cada afiliado, lo que probablemente lleve (como se ha advertido) a que estas administradoras de fondos previsionales sean más cautelosas en sus inversiones y, por lo tanto, afecten la rentabilidad de los ahorros de los ciudadanos que continúan afiliados a estas administradoras.

En síntesis, se trata de un proyecto inútil desde el punto de vista práctico, que puede tener impactos negativos sobre la suerte de aquellos ciudadanos que opten por la alternativa generada por ley y sobre la rentabilidad futura de todos los afiliados a las AFAPs.

La única fundamentación que existe es la búsqueda de una revancha por parte de aquellos que en 1996 se oponían a la creación del nuevo sistema previsional y ahora querrían desmontarlo paulatinamente.
La pregunta que uno se hace es por qué, otra vez, aquellos sectores del partido de gobierno que han estado de acuerdo con el nuevo sistema previsional y que saben que esta medida no va en la dirección correcta, no hacen valer su opinión y, por el contrario, se pliegan callados a la iniciativa propuesta. Bastaría que uno de los legisladores del partido de gobierno ejerciera su derecho a votar según su convicción para que el proyecto se frenara.

Sin embargo, otra vez queda en evidencia que la disciplina partidaria acompañada de la mayoría absoluta en el Parlamento, se ha convertido en un mecanismo que impone decisiones equivocadas y contradictorias. Una más y van...