19 de Junio: allí estaremos

Ciertamente la significación del "nunca más" debe representar un contundente rechazo al terrorismo de Estado, a las torturas, a las violaciones de los derechos humanos, a las desapariciones, a toda la barbarie que en los años setenta caracterizó a la dictadura uruguaya. Pero también debe incluir el mismo contundente rechazo a la violencia política de los años sesenta provocada por un movimiento guerrillero que se alzó contra las instituciones públicas en plena democracia.

Y es una discusión mezquina y equivocada, detenerse a marcar cuál de los dos fenómenos merece la mayor repulsa. En aquellos negros años existieron muchos atropellos a la dignidad de las personas, muchas heridas, muchas víctimas, mucho dolor, mucha barbarie y frente a todo eso es necesario proclamar con fuerza y altura: "nunca más".

En lo particular, quien esto escribe era un niño cuando comenzó la violencia política en nuestro país, era apenas un adolescente de trece años cuando se produjo el golpe de Estado y desde los dieciocho años comenzó a trabajar contra la dictadura desde una semiclandestinidad riesgosa pero necesaria. Sufrimos el autoritarismo en la enseñanza, sufrimos la persecución en la Universidad, sufrimos las prohibiciones de libros y músicas. Vivimos, mientras tanto, la tortura de amigos y conocidos, la desaparición de muchos que no conocimos y el exilio de otros tantos. Perdimos definitivamente la posibilidad de crecer y educarnos en un clima de libertad, tolerancia y pluralismo, por eso es que esta generación tiene un reflejo tan fuerte de defensa de la democracia, quizás por no haberla vivido en nuestra adolescencia y juventud.

Obviamente, contra todo eso proclamamos el "nunca más". Pero también debemos decir un nunca más firme y enérgico contra los que se creyeron iluminados y capaces de marcar por la violencia su propio criterio y propuesta generando en nuestro país un clima de confrontación creciente y de intolerancia, cometiendo atentados, matando y secuestrando personas y atropellando la institucionalidad democrática.

Necesitamos el arrepentimiento de todos. Necesitamos profundizar las condiciones que nos permitan avanzar hacia el futuro y construir el país sobre la base de una profunda y auténtica reconciliación. Sin que ello signifique obviar que es necesario conocer en todos sus aspectos la verdad y avanzar en la recuperación de los restos de los que aun no han sido identificados o, al menos, saber a ciencia cierta en caso de ser imposible, a qué se debe dicha imposibilidad.

Pero estas tareas que, indudablemente, deben continuarse, no pueden ser un obstáculo para proclamar el nunca más que los uruguayos nos debemos.

La convocatoria del Presidente no ha cambiado de contenidos, aunque ha cambiado sustancialmente en su forma. Se ha transformado en una sencilla ofrenda floral a Artigas, sin discursos ni desfiles; pero ha ratificado la sustancia de expresar en tal evento la necesidad de un amplio y decidido nunca más .

Al conocer que la convocatoria mantenía el amplio espíritu original le trasmitimos al Presidente inmediatamente, nuestra decisión de acompañarlo en ese evento. Y estamos seguros que, a medida que pasan los días y se acerca la fecha, más y más uruguayos se irán sumando a la iniciativa, con independencia de sus definiciones partidarias.

Paradójicamente, los que ya han anunciado que no participarán cuestionan desde ambos extremos la convocatoria. Habrá en el acto representantes del gobierno y de la oposición; se abstendrán de participar del acto, también representantes del gobierno y de la oposición expresando el sentir de pequeñas minorías a las que aun no les ha llegado el tiempo de la reconciliación.

Pero la inmensa mayoría de los uruguayos sintoniza con la necesidad de expresar definitivamente y para siempre un "NUNCA MÁS URUGUAYOS CONTRA URUGUAYOS". Allí estaremos.