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Pablo Mieres

Escribe Pablo Mieres

¡Qué pifias!

Que la conducción de la política exterior presenta graves falencias no es una novedad ni puede asombrar a nadie. Sin embargo, los garrafales errores cometidos durante la pasada semana superan todos los récords en la materia e indican que la sustitución del Canciller a esta altura debería ser un imperativo categórico, para evitar que el desprestigio de nuestro país en el concierto internacional llegue a niveles nunca vistos.

20.08.2007 10:03

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2007-08-20T10:03:00-03:00
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En efecto, la semana comenzó con una enérgica nota enviada por nuestra Cancillería al gobierno argentino ante lo que ha calificado de amenaza terrorista referida a las actividades de los asambleístas de Gualeguaychú. El detonante de esta postura fue la supuesta existencia de un "misil" en manos de los asambleístas que podría estar dirigido a la planta de Botnia.

La reacción gubernamental fue estentórea y se incurrió en el grave error de comparar a este movimiento ambientalista con Al Qaeda y Bin Laden. Por el bien de nuestra imagen en el mundo, esperamos que estas declaraciones no hayan sido recogidas por las agencias internacionales de noticias, porque la sola referencia comparativa mueve inmediatamente a sonrisas.

Pero el problema más grave es que, una vez enviada la nota y desatado el espiral de agravamiento del conflicto con el gobierno argentino, se conoce que el tan mentado "misil" era casi una pieza de museo que se exhibía en una armería de Gualeguaychú y que había formado parte de una muestra de armamento del ejército argentino de hace unos años. Es más, el ahora famoso misil tenía una antigüedad de más de veinticinco años y carecía de toda voluntad de fuego.

Triste papelón que, además, ha tenido como consecuencia avivar el fuego del conflicto en el momento menos adecuado para Uruguay. En efecto, la construcción de la planta está casi concluida y lo mejor que puede hacer nuestro país es bajar el perfil del debate puesto que por la vía de los hechos, la fábrica de Botnia es una realidad indiscutible.

Por si quedara alguna duda, levantar los decibeles del conflicto en plena campaña electoral argentina es otro error evidente.

Pero la semana no terminó con este episodio. Un par de días después el Presidente uruguayo visita Ecuador en una decisión repentina que muy difícilmente pueda ser ajena a la visita del inefable Presidente Chávez de la semana anterior.

Nada habría que cuestionar de una visita presidencial a Ecuador, si no fuera por el triste "paso en falso" que nuestro gobierno protagonizó en la oportunidad. En efecto, Uruguay en el ejercicio de la Presidencia Pro témpore del MERCOSUR invita a Ecuador a integrarse como miembro pleno del bloque regional, recibiendo en el acto una contundente respuesta negativa.

Seguramente fue la única y verdadera razón del viaje relámpago de la comitiva oficial uruguaya al vecino país, de hecho no hubo grandes anuncios ni se firmaron acuerdos relevantes. La verdadera razón del viaje parece haber sido el impulso frustrado de sumar a Ecuador al bloque.

Parece muy fácil concluir que el ideólogo de esta iniciativa ha sido el mandatario venezolano. Nadie sabe, porque no se ha informado, si la gestión realizada por nuestro gobierno se realizó en conocimiento y acuerdo de los restantes socios del bloque.

Lo que parece obvio es que la Cancillería no contactó previamente al gobierno ecuatoriano, sobre su postura con respecto a esta eventual propuesta y expuso a nuestro gobierno al notorio papelón de quedar desairado al recibir la negativa a la invitación formulada.

Muchos errores muy graves en tan poco tiempo que demuestran el deterioro de la conducción de la política exterior de este gobierno y la evidente urgencia de una sustitución. La pregunta que queda pendiente es ¿hasta dónde se estará dispuesto a soportar estas graves "pifias"?