Contenido creado por Gastón Fernández Castro
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¿Otros quince años de una renovada nostalgia? ¿Otros quince años de una renovada nostalgia?

¿Otros quince años de una renovada nostalgia? ¿Otros quince años de una renovada nostalgia?

13.07.2010

Lectura: 6'

2010-07-13T09:29:14-03:00
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Salimos muy, muy bien del mundial de fútbol. Ni el más optimista de todos los orientales optimistas del planeta hubiera previsto este resultado. Cuartos con mucha honra, balón de oro al mejor jugador para Diego Forlán y toda la prensa del mundo resaltando el dignísimo papel desempeñado por los celestes.

La lista de resultados positivos es interminable. Todos los uruguayos nos sentimos orgullosos de nuestra selección como no sucedía desde hace décadas, muchas décadas. Por su capacidad futbolística, por jugar cada partido de acuerdo a cada rival, por su volumen de juego, por su inteligencia, por el nivel del grupo y de sus individualidades, por la cantidad de goles, por como afrontamos a los rivales, por la ausencia de violencia y de mañas en los partidos. Por casi todo, nos sentimos satisfechos.

También por las apariciones en las conferencias de prensa de Tabárez y de los jugadores. Nos hicieron sentir orgullosos de su calidad humana, en primer lugar.

A su llegada al país los espera un recibimiento de héroes deportivos – y lo son – y además una catarata interminable de análisis, opiniones, interpretaciones no sólo deportivas, sociológicas, sicológicas, antropológicas y algunas lógicas... Yo voy a sumarme al impetuoso torrente verbal-escrito-televisivo.

Si los uruguayos descargamos en este resultado los sesenta años de frustraciones desde aquel apoteósico Maracaná y ahora tenemos por delante quince años de meloso regodeo por los resultados de Sudáfrica, estamos bien fritos. Digo 15 años, porque salimos cuartos.

Desde el Maracaná que los uruguayos no nos identificamos de esta manera con nuestra querida celeste. Pero llega. Hay que festejar, repasar un poco, aguzar el sentido crítico, regodearnos con el resultado pero por sobre todo aprender las muchas lecciones y mirar hacia delante. Mirar sobre todo hacia delante.

Fue un campeonato de fútbol, lo que para los uruguayos es mucho más que un deporte, es parte esencial de nuestra identidad nacional, de nuestro orgullo patrio, de nuestra autoestima. Una de las cosas importantes que debemos aprender es a no depositar en el fútbol todas las expectativas, las frustraciones y las circunstancias de la vida nacional. Es fútbol.

Pero también es cierto que tiene lecciones importantes para todos, no sólo para el fútbol.

Es el triunfo de un proyecto con visión estratégica, que comenzó a gestarse hace varios años, que tuvo un conductor claro, con visión de los objetivos: Oscar Washington Tabárez. Sin su conducción, todo esto hubiera sido imposible. Hay que asegurar la continuidad de este proyecto.

Uruguay no le copió a nadie, porque hubiera fracasado, hizo de cada partido un diseño propio, aprovechando fortalezas y debilidades. Ese es un enorme mérito, no sólo futbolístico.

Fue el resultado de la combinación del trabajo en equipo, de un grupo humano y profesional bien estructurado que no aplastó las individualidades, al contrario las exaltó y las promovió. Lo dijo Forlán con su sentido del equilibrio y del respeto por sus compañeros, pero también con su inteligencia.

Los grupos grises, por más que se compacten y se cohesionen no ganan campeonatos, ni de fútbol, ni en otras cosas de la vida. Hay que combinar el grupo y las genialidades, que son siempre de a uno. Del que asume el riesgo, del que tiene la chispa y la habilidad necesarias. Uruguay fue eso y debe ser eso, no ahogar los destellos personales y no perder el sentido del proyecto colectivo y compartido.

Uruguay alejó los factores perturbadores y comerciales de su selección. Con Tenfield entre los pies influyendo en todo no hubiéramos logrado este resultado. Y eso es muy bueno para Uruguay y hasta puede ser bueno para la empresa que vive del fútbol uruguayo. A veces la omnipresencia, ahoga a todos, incluso a los omnipresentes.

La garra charrúa no se expresó en los patadones, la mala leche, el juego brusco, sino en el juego, en la tenacidad en buscar los resultados, en la rebeldía deportiva, en la calidad del juego y el respeto por los rivales. Eso es lo que vale, lo otro no es “garra” porque los burros no tienen garras. Vale para muchas cosas.

La calidad era el objetivo. Y la calidad no es un estándar parejo y uniforme, depende de las circunstancias, del tipo de jugadores, de los adversarios, de los momentos. Y Uruguay tuvo calidad, hizo de los partidos más lindos y vistosos del mundial. No atamos nada con alambre, lo hicimos hasta con lujo.

Y nos equivocamos y lo asumieron. El golero uruguayo que en el partido con Ghana tuvo intervenciones muy buenas, sobre todo en los penales, en los dos últimos partidos, con Holanda y Alemania estuvo muy lejos de lo necesario. Es joven, tiene pasta, pero sólo con pasta no alcanza, los tiros desde lejos fueron siempre gol o medio gol para la zaga uruguaya. Y eso en un mundial es veneno. El partido con Alemania no lo ganaron ellos, lo perdimos nosotros. Puede pasar, pero hay que reconocerlo, porque en medio de tanta euforia no podemos olvidarnos que en dos partidos nos hicieron seis goles.

Los últimos dos partidos y la propia final, entre España y Holanda, nos demuestran y nos dejan la tristeza de saber que podíamos pelear en serio el campeonato. Nos fuimos por la puerta grande, pero nos fuimos y, para ser campeones hay que quedarse y ganar. Y podíamos ganar, creo que a esta altura nadie tiene dudas, ni siquiera el pulpo “Paul”.

Qué ironía, el pulpo predijo el triunfo de España, el primero consumir mundial de pulpos...

En la final se lo mereció España sin duda. En Holanda jugaron unos cuantos jugadores que se olvidaron de sacarse los suecos de madera. Y los usaron, vaya si los usaron.

Los uruguayos tenemos hoy la mejor estima de nuestro fútbol, hemos disfrutado sufrido en buena forma, estamos roncos de gritar goles y hemos mejorado mucho nuestra propia imagen en el mundo y ante nosotros mismos. Es realmente mucho para un campeonato deportivo.

PD. Una sóla muestra:

Titulares de una nota a toda página en el “Corriere della Sera” de Italia

Continúa la aventura del país considerado el “padre del fútbol”
Viejos arneses y talento: regresó la Celeste
Después del Mundial-Capolavoro del 50, el Uruguay renueva su mito.