Contenido creado por Gerardo Carrasco
Cybertario

¿Oliqué?

¿Oliqué?

Para el Frente Amplio la campaña no está perdida pero la están perdiendo.

20.08.2014

Lectura: 3'

2014-08-20T12:30:00-03:00
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El Frente Amplio está bajando en las encuestas. Pierde algunos votos "por izquierda" pero principalmente entre los votantes "de centro", un segmento que una mirada distante de la política, es poco afecto a radicalismos y barquinazos y muy susceptible a las acciones de campaña. Allí es donde está el tesoro y hacia allí apuntó con éxito el discurso de Lacalle Pou.

El candidato nacionalista logró desplazar del eje de la campaña al favorito con tres asuntos que el comando de Vázquez no ha podido neutralizar: el talante, la desideologización del discurso y la juventud. Alguien en el entorno del ex presidente (o acaso él mismo) consideró oportuno salir a correr detrás del benjamín. Fue una mala idea.

"Si quieres esconder algo ponlo a la vista", reza una antigua sentencia. Eso mismo es lo que hizo Lacalle Pou. En un país donde la experiencia y la veteranía están sobrevaloradas, el "muchacho" comenzó a mostrarse juvenil. Nadie podía predecirlo pero el electorado parece estar premiando ese desparpajo. El reto del oficialismo es cómo pegarle a quien actúa por la positiva, elude cualquier ataque y se expresa sin complejos con cierta dosis de ingenuidad.

Como si fuera poco, alguien del comando oficialista decidió enfrentar la "juventud" de Lacalle Pou con unos afiches en los que aparece Raúl Sendic al lado de Vázquez. En este caso, la antigua sentencia operó a la inversa: la "juventud" de Sendic terminó poniendo de relieve que Vázquez es, en efecto, un hombre entrado en años.

La falta de norte es tal que hasta un moderado como el intendente de Canelones, Marcos Carámbula, debutó en la campaña con un "oligarquía o pueblo", pretendiendo acorralar al retador. No se trata de determinar su razón sino su conveniencia: quienes son susceptibles a esa dicotomía ya votan por el Frente y quienes piensan en no volver a votarlo sienten por ese léxico una especial aversión.

Por cierto, la campaña apenas comenzó y el resultado de noviembre está abierto. El problema del discurso oficialista es que entró en el juego de Lacalle y no encuentra la salida. Mientras tanto, Vázquez optó por negar la realidad.

En Tacuarembó, el ex presidente no tuvo mejor idea que refutar la caída en la intención de voto poniendo como ejemplo de entusiasmo y convocatoria a una asamblea de algunas decenas de participantes. Una decisión insólita si se tiene en cuenta la presencia de fotógrafos. Algo similar ocurre con su insistencia en la factibilidad de ganar en primera vuelta: Vázquez parece buscar un milagro cuando sus partidarios sólo le piden que gane las elecciones.

A buena parte de los votantes le debe importar poco la edad o la pinta del candidato. Quizás tampoco le importe demasiado los programas. Tal vez busque alguien capaz de generar esperanza, de conducir el país, con cierta garantía de éxito, hacia un futuro sin sobresaltos. En esa carrera, Vázquez debería aventajar a Lacalle Pou y no al revés.

No se sabe si el ex presidente está mal asesorado o no se deja asesorar. Para el Frente Amplio la campaña no está perdida pero la están perdiendo.