Contenido creado por Gerardo Carrasco
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¿Mujica habla demasiado?

¿Mujica habla demasiado?

Pretender dictar cátedra desde la politología, desde la comunicación o desde cualquier lado sobre la pregunta del título, es absurdo y pretencioso. En política como en ninguna otra actividad humana, las consecuencias de los actos se miden por los resultados, y en política la comunicación es parte integrante y fundamental de esos actos. Aunque conviene subrayar que los resultados deben medirse en múltiples dimensiones, no solo desde la aproximación circunstancial al poder.

17.09.2013

Lectura: 7'

2013-09-17T10:10:00-03:00
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En un reportaje reciente Mujica se refiere a este tema, incluso en forma polémica con supuestas afirmaciones mías.

Comencemos por el principio. En el Uruguay no hay registros visibles de un político que haya logrado mejores resultados con su forma de comunicar que José Mujica, "el Pepe". Llegó a presidente, sigue manteniendo niveles altos de respeto y consideración por parte de la ciudadanía y a nivel internacional es por lejos el presidente uruguayo más conocido de la historia del país y con la mejor imagen. Lo he dicho y lo repito y eso no me impide opinar sobre algo mucho más importante que no es la cantidad o la forma sino sobre el conjunto.

Mensaje, forma y contenido son inseparables. Mujica en el reportaje demuestra ser un conocedor profundo de los mecanismos modernos de comunicación, en particular en la estructuración del mensaje. Podrían figurar en cualquier manual de comunicación política o corporativa. Los conoce por haberlos estudiado, analizado o por generación espontánea. Es lo de menos, el hecho es que los conoce perfectamente.

Si nos quedáramos en eso sería lamentable, sobre todo en la izquierda. Si partimos precisamente de esa estrecha relación entre forma y contenido en la comunicación, hay que analizar el tema en su conjunto y no es una visión técnica, o teórica. Es política pura, son contenidos, es parte esencial de la batalla de las ideas y por el poder. Es política.

Hablemos de política y de gobierno. Hablar, opinar cuando se es presidente de la República, es gobernar, influye en las expectativas, en las actitudes sociales, en las respuestas, en las debilidades y fortalezas de un gobierno. Y cuando uno tiene asumido ese hecho, que hable todo lo que quiera y que asuma todas las consecuencias. Y nosotros, los comunes mortales, también asumiremos.

Lo cierto es que en el Uruguay actual hay temas que aunque se hablen desde la más elevada responsabilidad del estado son amortiguados fuertemente por una realidad política particular. Por ejemplo cuando hoy se habla de economía, de devaluación, de otras cosillas, todo el mundo sabe que es todo relativo...

Ahora miremos desde otra perspectiva. Si una de las tres principales figuras políticas de la izquierda uruguaya habla de muchos temas importantes y los envasa como le parece también asume sus responsabilidades. Puede decir cosas importantes, interesantes, que vale la pena analizar porque tienen bases sólidas de razonamiento, pero que metidas en un envase donde se "atiende" a gusto y piacere a buena parte de sus compañeros de ruta, se los califica, se los descalifica o en ese marco se los olvida y todo depende la pregunta del periodista, pues que nos permita respetuosamente que nos calentemos. Porque oráculos en la izquierda no tenemos, ni queremos, menos a domicilio y repartiendo juicios a diestra y siniestra sobre todos los compañeros.

Y ya sea por una hipersensibilidad o por lo que fuere, me recuerda un dicho que repetía mi padre: "de todos habló mal, menos de Cristo, disculpándose con decir, no lo conozco"

Sería también injusto y parcial si me quedará aquí. Mujica es uno de los principales responsables de poner en discusión todo, en abrir el debate de forma muy amplia, más amplia que antes. Eso también es cierto. A veces a despecho de la propia efectividad del gobierno, pero lo hizo y ante toda la sociedad y todas las fuerzas políticas y sociales. Y eso debe ser reconocido y aunque parezca contradictorio es un mérito.

Acá entramos en un capítulo importante de la comunicación política. Hay algunos profesionales y algunas visiones "cinematográficas" que muestran personajes políticos moldeados a la medida, que cambian en cada circunstancia. Eso, quizá cierto en otras latitudes, en Uruguay es un fracaso asegurado. Las personalidades políticas no son de masilla, son seres humanos con todas sus características que deben integrarse adecuadamente. No manipularse, ni ocultarse. Lo he reiterado varias veces, incluso desde mi experiencia de participar en campañas electorales.

Entremos directamente en los aspectos conceptuales, ni siquiera voy a rozar las cosas con las cuales discrepo o estoy de acuerdo en esa larga entrevista, pero algunos temas me parecen centrales. Su visión sobre el socialismo, sobre la relación entre ricos y pobres no la comparto en absoluto y no creo haberme quedado anclado en una visión ortodoxa del socialismo, estatista o cooperativista. Creo que son ideas que están en plena construcción en la izquierda y que la aproximación a un tema tan complejo requiere envases adecuados. No se explican fenómenos complejos de manera simple para que lo entiendan todos, incluso los bobos. Eso es fatal para la izquierda, aunque a corto plazo le pueda dar algún rédito.

Otro concepto complejo es el de la necesidad de asegurar el impacto de un mensaje, que en el mencionado reportaje Mujica explica con claridad y que tiene dos lecturas obligadas, es cierto y todos nuestros compañeros y compañeras deberían leer atentamente la parte metodológica de las declaraciones del presidente, como se estructura un mensaje para captar la atención del público, pero hay otra, si se abusa de los fuegos de artificios de los disparos gruesos y con escasos límites, se genera un estilo, que hace que otros actores políticos y sociales, abusen hasta revolcar el debate a nivel del barro. Y tenemos ejemplos contradictorios. Un dirigente sindical que ocupa los titulares y la atención del público porque habla de la necesidad de una cultura, de una exigencia del trabajo y lo hace en el lenguaje de los trabajadores y otro que con el mismo lenguaje ataca una organización que construye casas para los sectores humildes o que insulta. La técnica puede ser la misma, figurar, aparecer, pero los resultados son muy diversos. Y lo peligroso para la izquierda, es que lentamente lo más importante sea aparecer, a cualquier costo.

Ahora entremos a un tema en que voy a insistir en forma permanente. Hoy en este mundo globalizado en el que seguimos, o podemos seguir las realidades mundiales, próximas y lejanas en vivo y en directo, la comunicación, la información es uno de los factores más potentes y prepotentes de la sociedad de consumo. Consumimos de mil maneras.

Por eso me permito reafirmar que cuando se hace campaña constante contra el consumismo no se puede dejar afuera por comodidad el uso hasta los máximos extremos de la producción de mensajes, el uso de la comunicación a través de múltiples e interminables canales y sobre todos los temas del universo, es fomentar el consumismo. Eso si, para combatirlo.

Esta misma nota es la comprobación de algo importante, Mujica en abundancia o en sobreabundancia produce ideas, con las cuales se puede y se debe confrontar y ese es un mérito, en un mundo, en un país donde el debate de las ideas se ha empobrecido mucho, demasiado. Son muy pocos los actores políticos, académicos, culturales que en este momento aportan ideas y las exponen a la consideración pública del debate.

Estas pocas líneas pueden ser contradictorias en algunos pasajes, sí. Es que cuando se habla de política y comunicación, que en tantos aspectos son cosas inseparables, estamos en permanente tensión y en contradicción.

Eso sí, discutamos de las ideas auténticas de cada uno, no de sus caricaturas.