Contenido creado por Gastón Fernández Castro
Cybertario

Listas negras, chocolate espeso

Listas negras, chocolate espeso

08.04.2009

Lectura: 3'

2009-04-08T10:21:27-03:00
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El episodio de la lista de OCDE que incluía a Uruguay y el debate sobre el secreto bancario dejaron más interrogantes que respuestas y un regusto amargo. Una vez más, José Mujica estuvo en el centro de la polémica y recibió críticas y reprimendas de sus contrincantes y compañeros del Frente Amplio.

Mujica sostiene que recibió la información de un grupo de compañeros que consultan Internet pero sin perjuicio de la existencia de esos internautas, su entorno de técnicos y asesores manejaba un mes atrás que el G20 iba a arremeter contra el secreto bancario. También el gobierno estaba al tanto de estas alternativas, al punto que Cancillería y el Ministerio de Economía se ocuparon del asunto.

Durante varias semanas, ministros y embajadores intentaron torcer lo que parecía inevitable y hasta el ex ministro nacionalista, Ignacio de Posadas, colaboró en la tarea. Mujica le pagaría el favor acusándolo de “rostro de piedra”, “cajetilla”, “currador” y “sinvergüenza”. Y lo que es peor, mientras el gobierno informaba a los representantes de la OCDE sobre las características de la legislación uruguaya, el candidato oficial del oficialismo gritaba a los cuatro vientos que “todo el secreto bancario es una joda”, soslayando que su formulación actual fue modificada por su propio gobierno y con los votos de sus legisladores, para atender las demandas de los organismos internacionales.

Puesto que había acciones diplomáticas en curso, Mujica debió proceder con una reserva y una discreción que no tuvo, para evitar entorpecerlas o enturbiar el ambiente. Aunque no haya sido su intención, sus anuncios de que “todo el secreto bancario es una joda”, no podían tener otro efecto más que legitimar la posición de quienes querían escrachar a Uruguay.

En condiciones normales, semejante conducta sería sancionada por la ciudadanía en las urnas, pero nada de lo que rodea la carrera política de José Mujica puede considerarse normal. Buena parte de quienes lo votan lo adoran y eso incluye a un segmento enorme de la opinión pública uruguaya, que cree ver en él a uno de los suyos y celebra su estilo personal y su independencia política. Sin embargo, el electorado frenteamplista se ha vuelto sumamente heterogéneo.

En pleno año electoral, este episodio tendrá algún tipo de repercusión en la interna oficialista. Quizás no sea suficiente como para torcer el resultado pero algún impacto tendrá sobre un electorado frentista, obligado a elegir entre un candidato previsible pero poco carismático, uno carismático pero imprevisible y un buen tipo. Lo que parece inevitable que el desempeño de Mujica acentúe las dudas y temores que muchos frenteamplistas reconocen en ámbitos reservados, cuando se los pone ante la situación de tener que votar a Mujica como futuro presidente del país.