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Pablo Mieres

Escribe Pablo Mieres

¿La alternativa es tomar el té con la presidenta?

Ya han pasado tres semanas desde que el gobierno argentino tomó la medida por la que impacta duramente en la actividad del puerto de Montevideo y van dos semanas desde que agregó a esa medida otra de similar gravedad para impactar sobre el puerto de Nueva Palmira.

19.11.2013 17:00

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2013-11-19T17:00:00-03:00
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¿Alguien tiene alguna duda de la intencionalidad de estas iniciativas? Fueron calibradas con precisión quirúrgica para "pegar donde más duele" con el único objetivo de castigar y dañar a nuestro país. Es difícil encontrar un ejemplo similar en nuestra historia de tal mala intención y finalidad de perjuicio.

Hemos dicho y reiteramos hoy que no ha habido en el mundo nadie que haya dañado más a nuestro país en los últimos diez años que el kirchnerismo.

Sin embargo nuestro gobierno ha reaccionado con una debilidad pasmosa que está en línea con la ausencia total de estrategia política que orienta la política exterior desde hace ya varios años. La sumatoria de agresiones y agravios a nuestro país por parte de los gobernantes vecinos es interminable; pero la incapacidad política de respuesta por parte de nuestro gobierno es simétricamente opuesta al daño generado.

El canciller parece autista y el presidente jugó primero con la idea de esperar a que Cristina se cure. Afirmación insólita y tan ajena a la definición de una política exterior que mete miedo y aumenta nuestra preocupación. Por lo tanto, el presidente sigue creyendo que el camino para resolver los problemas internacionales es la "conversa" mano a mano con la presidenta. Como si hubiera logrado algún resultado en todos estos años. Como si las decisiones no tuvieran una intención específica de agresión y daño a nuestro país.

El problema es que ahora la presidenta argentina ya se curó y está otra vez en actividad. Entonces, la nueva e inefable respuesta de nuestro presidente es que "está difícil" la posibilidad de conversar. ¿En qué quedamos, estaba esperando que Cristina volviera a la actividad y cuando vuelve se entera de que es difícil que lo atienda? Es todo muy improvisado, muy poco serio, muy poco digno.

Se anunció la semana pasada que Uruguay presentó una queja en la comisión correspondiente del MERCOSUR. ¿Podía existir una medida más débil que la elegida por el gobierno? De todas las posibilidades de accionar internacional, el gobierno uruguayo eligió la iniciativa más inocua, menos potente y menos efectiva posible.

La sensación de entreguismo es inevitable. No se ha pedido una reunión urgente del Consejo del MERCOSUR, no se ha presentado denuncia ante el Tribunal Arbitral. No se ha querido ir ante la Organización Mundial de Comercio. No se ha querido realizar ningún acto en espejo a las decisiones argentinas. NO SE HA HECHO NADA DE NADA.

Mientras tanto el daño generado sobre la actividad portuaria nacional es de una entidad más que importante. La Terminal Cuenca del Plata anunció hace pocos días que evalúa trasladar su operativa "hub" a un puerto brasilero, todos los operadores portuarios anuncian graves pérdidas si no se logra revertir la medida tomada por el gobierno argentino.

El gobierno parece no darse cuenta, envuelto en el marasmo de las inconstitucionalidades y las inefables macanas del caso PLUNA o afectado por los gravísimos indicadores de la catástrofe educativa.

Mientras tanto, uno de los dínamos de nuestro desarrollo productivo acaba de recibir un fuerte impacto en su "línea de flotación" sin que el gobierno haya lograda nada, ni con la estrategia de buena voluntad y buenos modales de estos años anteriores, ni ahora cuando ni siquiera se anuncia otra estrategia que tratar de "ir a tomar el té con Cristina".

Todo muy patético y particularmente grave.