Contenido creado por Gerardo Carrasco
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¿Es importante la mayoría parlamentaria?

¿Es importante la mayoría parlamentaria?

No hay que ser una luz de la política ni de la politología para percibir con la fuerza de un tren expreso que el mayor objetivo de las fuerzas opositoras uruguayas es lograr que el Frente Amplio no tenga mayoría parlamentaria en el próximo periodo de gobierno. Naturalmente con el coro, la letanía de algunos medios y analistas.

08.10.2013

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2013-10-08T10:10:00-03:00
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Las encuestas dan en promedio que el Frente Amplio tiene a poco más de un año de las elecciones entre el 42% (Factum) y el 46% (Cifra) de intención de voto sobre un total del 84% al 88% de votos decididos, los demás declaran no saber a quién van a votar o que votarán en blanco o anulado. Después esa cifra de blancos/anulados disminuye significativamente. Pero en cualquier, caso sobre esos guarismos concretos, sin especulaciones, el FA tendría mayoría parlamentaria. Pero eso es solo cálculo. Lo político, lo concreto es que parece que el tema de la mayoría parlamentaria y ganar la Intendencia de Montevideo es el gran objetivo de los partidos blancos y colorados y más en general de la oposición en este periodo político e histórico.

Es que las encuestas, en el contacto con la gente, con el humor social y político y el olfato, juegan y demuestran que eso es lo más probable. El gobierno será de Tabaré Vázquez. Yo no le había dado mucha importancia al tema parlamentario.

EL domingo participé en el acto de cierre del Congreso del Nuevo Espacio y además de encontrarme con el clima, la reflexión y el análisis de la izquierda histórica, seria, profunda, crítica, escuché un planteo de Rafael Michelini que me hizo pensar. ¿Es importante tener mayoría parlamentaria?

Y lo que más me impactó fue considerar dos aspectos coincidentes, uno nacional y otro internacional. Comencemos por los Estados Unidos. El país - desgraciadamente - más poderoso de la Tierra, con la primera economía del mundo y presentado como cuna y ejemplo de la democracia, está paralizado y puede paralizarse todavía mucho más porque la mayoría republicana en una de la Cámaras le niega el presupuesto al presidente, y ambas cámaras se niegan a aumentar el endeudamiento. Eso sí, los soldados y las guerras no se paran.

¿Ustedes se imaginan la parálisis que intentaría imponer la oposición si tuviera un voto, un solo voto de ventaja? Sería terrible. En el presupuesto, en las reformas y leyes importantes, en la orientación principal del gobierno. Estaríamos en campaña electoral a partir del 2 de marzo del 2015, con un país perdiendo todas o la mayor parte de las oportunidades.

El parlamento no tendría capacidad por si solo de aprobar leyes, porque el gobierno tiene poder de veto, y habría que negociar en las peores condiciones cada ley, cada presupuesto y rendición de cuentas. Todo.

Como dijo Michelini en su discurso, estaríamos sometidos a la política del "toma y daca", la peor, la más paralizante y la forma de comprometer el proceso de cambios, y algo que está incluso antes: el funcionamiento del país.

Tener mayoría parlamentaria es importante para el gobierno, para el Frente Amplio y sobre todo para el Uruguay.

Una de las mayores confirmaciones y pruebas que afrontó el Frente Amplio en estos casi nueve años de gobierno es su condición de coalición y movimiento, pero sobre todo su integración por fuerzas diversas. Resistimos perfectamente, porque fuimos flexibles y unitarios y primero negociamos dentro del propio FA. La "colcha de retazos" funcionó como una gran fuerza de gobierno capaz de absorber y resolver diferencias, coincidencias y sobre todo de hacer funcionar al gobierno. Ningún partido o grupo importante del FA se bajó de la nave ni en medio a la tormenta o de la bonanza, como sucedió al final del gobierno bicolor de Jorge Batlle, en el que el Partido Nacional desembarcó olímpicamente y lo dejó sólo afrontando el naufragio.

Esa es otra realidad que hay que considerar a la inversa. La oposición es un conglomerado, y una de las cosas principales que los une y les da identidad (blancos, colorados e independientes) es la confrontación con el gobierno, después tiene notorias diferencias. Al punto que en la remota hipótesis de que alguno pudiera ganar la presidencia, para juntar esas moscas por el rabo, a nivel parlamentario, tendrá que hacer milagros. Y en política los milagros se dan muy pocas veces, o nunca. Hasta tal punto es así, que no hay santos políticos.

¿Quién será el árbitro de la política nacional en ese caso lejano? La derecha, no tengan dudas. ¿Por qué? Por dos razones: por un lado porque contará a nivel de ambos partidos tradicionales, blancos y colorados con un importante número de parlamentarios que definirán las mayorías y segundo porque la derecha de ambos partidos tienen coincidencias muy fuertes, ideológicas, políticas, estratégicas. Porque son de derecha en serio, aunque en este país se den dos condiciones únicas, son en su inmensa mayoría democráticas. Y segundo, nadie se reconoce de derecha. Es una mala palabra.

Pero es una palabra que a nivel de la ciudadanía es normal, tanto que las encuestadoras utilizan en sus encuestas lo que se llama autodefinición ideológica, y la gente contesta abrumadoramente si se considera de izquierda, de centro o de derecha. Así que mal que les pese a los negadores de esas categorías, son las que funcionan en todo el planeta y en la sociedad uruguaya. La diferencia es que los de izquierda nos llamamos a nosotros mismos de izquierda, incluso disputamos por quien es más de izquierda...

Por todo eso es que en esta campaña electoral, en la disputa en los diversos planos, del discurso, de la comunicación y la publicidad, de la movilización ciudadana, de la participación de la gente, del trabajo capilar, de la lucha en las redes y en Internet hay un variado menú, el más importante es sobre pasado, presente y sobre todo FUTURO del país, y dentro de eso, los instrumentos políticos, democráticos e institucionales para el avance nacional, para profundizar la democracia, en todos los planos, de la libertad y los derechos, social, económico, productivo, cultural, educativo, de la salud, de la seguridad y la confianza.

Es posible, pero hay que mirar en su conjunto y no dormirse ni en los laureles ni en ninguna planta.