Contenido creado por Gastón Fernández Castro
Cybertario

¿Era necesario?

¿Era necesario?

11.03.2009

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2009-03-11T08:31:45-03:00
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Hay cosas que no cierran. Si el acto del presidente Vázquez tuvo como objetivo profundizar la democracia y no realizar una manifestación de unidad partidaria, no se entiende por qué eligió burlarse de la oposición. Si el que habló fue "el presidente de todos los uruguayos para todos los uruguayos", no se entiende qué pretendió generar con sus ironías en aquellos compatriotas que votarán a las víctimas de su invectiva. Si lo que quería el primer mandatario era reseñar sus logros, que no son pocos, no se entiende por qué minimizó problemas graves como la seguridad pública.

Tabaré Vázquez llegó al acto del sábado pasado con un respaldo popular inédito para un presidente en el quinto año de gobierno, tras gobernar en un período de bonanza económica y lograr avances significativos en el salario, el empleo, la inversión extranjera y el desarrollo social. Vázquez ya era un hombre exitoso antes de ser presidente, destacándose como funcionario público, médico, académico, dirigente de fútbol, empresario, intendente y líder político. De modo que cualquier referencia respetuosa a sus opositores y cualquier reconocimiento de sus propios errores, lejos de minar su gloria, habría ayudado a darle mayor lustre. Pero eligió el camino contrario, acaso sin pensar que quienes pagan las consecuencias de la inseguridad, la dilatoria gubernamental a la incorporación de la tecnología PET para el diagnóstico oncológico o la crisis económica en la que estará inmerso Uruguay en el tiempo por venir, son los mismos compatriotas que reconocen sus méritos en número elevado, buena parte de los cuales incluso votará al Frente Amplio.

¿Qué repercusión pensó Vázquez que iba a tener un discurso plagado de burla e ironía? ¿No ha recibido ya suficientes aplausos y demostraciones de lealtad institucional como para respetar a sus contrincantes y reconocer al menos un puñado de errores propios? Las respuestas a estas interrogantes habrá que buscarlas en "los laberintos del carácter", al decir de Franklin Morales, un ámbito en el que confluyen cuestiones morales, psicológicas y personales que exceden el propósito y los límites de esta columna.

Las acciones de los seres humanos se miden por sus resultados. Si lo del sábado pasado fue un acto cívico protagonizado por el Presidente de la República con el objeto de rendir cuentas y afianzar la institucionalidad democrática, hoy deberíamos tener una ciudadanía más informada y unida en torno a lo mucho que se logró y lo mucho por hacer. No es así. El discurso del presidente sirvió para catalizar las tensiones internas en el oficialismo, reales o potenciales, pero agudizó las diferencias con la oposición, que representa, si las urnas y las encuestadoras no mienten, al menos a la misma cantidad de ciudadanos que votarán al partido del presidente Vázquez. En suma, ni rendición de cuentas ni profundización democrática sino propaganda, vanagloria y desprecio por el otro, en boca del Presidente de la República y en el comienzo de un proceso electoral del que saldrá su sucesor. ¿Era necesario?