Los vehículos no tripulados de Helsing operan con IA y buscan defender infraestructura crítica de la OTAN.
Los vehículos no tripulados de Helsing operan con IA y buscan defender infraestructura crítica de la OTAN
La startup alemana Helsing, especializada en tecnología de defensa, anunció el desarrollo de una nueva generación de drones submarinos autónomos capaces de operar durante tres meses consecutivos bajo el agua. Esta innovación llega en un momento crítico, cuando la OTAN y sus aliados buscan reforzar la seguridad de los cables submarinos que transportan gran parte del tráfico global de internet y datos sensibles.
El vehículo, denominado SG-1 Fathom, está equipado con el sistema de inteligencia artificial Lura, que permite detectar amenazas submarinas y reconocer modelos de buques y submarinos por sus patrones acústicos. Según Helsing, su software es 40 veces más rápido que un operador humano y 10 veces más silencioso que modelos actuales, lo que mejora sus capacidades de evasión y sigilo.
“Debemos aprovechar las nuevas tecnologías para proteger nuestra infraestructura crítica y nuestro estilo de vida”, afirmó Gundbert Scherf, cofundador y codirector ejecutivo de Helsing.
Vigilancia masiva con mínima intervención humana
Uno de los aspectos más disruptivos del sistema es su capacidad de ser operado por un solo operador para controlar cientos de unidades simultáneamente, lo que representa un nuevo paradigma en operaciones de patrullaje autónomo en entornos marítimos.
Aunque expertos como Bryan Clark, del Hudson Institute en Washington D.C., señalaron que estos drones tienen alcance limitado de detección, reconocen que su fuerza está en el número y la coordinación. Sin embargo, también advirtió que los dispositivos podrían ser vulnerables a interferencias electrónicas, lo que pondría en riesgo su navegación.
Una respuesta a amenazas crecientes
El anuncio se produce en medio de un aumento de los riesgos geopolíticos sobre los cables submarinos, especialmente en zonas de conflicto o bajo influencia rusa. Estos cables no solo transportan datos civiles, sino también comunicaciones militares, transacciones financieras y redes de inteligencia, lo que los convierte en objetivos estratégicos potenciales.
Para Europa y sus aliados en la OTAN, contar con una red descentralizada y autónoma de vigilancia submarina representa una herramienta clave para garantizar la resiliencia digital y la soberanía tecnológica en tiempos de incertidumbre.


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