Dos satélites chinos lograron lo que podría ser una maniobra inédita de acoplamiento y reabastecimiento en el espacio. El SJ-25, lanzado en enero por la Academia de Tecnología de Vuelos Espaciales de Shanghái, habría alcanzado y acoplado al SJ-21 en una órbita geoestacionaria, a más de 36.000 kilómetros de la Tierra. Ambos permanecen emparejados desde la semana pasada.
Aunque China no confirmó oficialmente que se haya transferido combustible, esta sería la primera vez que se realiza una operación de este tipo a tal altura. Hasta ahora, los esfuerzos de reabastecimiento orbital habían estado limitados a órbitas bajas y a capacidades reducidas.
El SJ-25 fue lanzado con el objetivo de “verificar tecnologías de reabastecimiento de combustible y extensión de vida útil de satélites”, según información estatal. El SJ-21, por su parte, fue utilizado en 2021 para maniobras de remoción de basura espacial y desde entonces orbitaba de forma estable.
El avance técnico es significativo: permitiría extender la vida útil de satélites clave sin intervención humana, algo crucial en zonas donde el mantenimiento tradicional no es posible. Sin embargo, la maniobra también ha despertado preocupación internacional.
La Fuerza Espacial de Estados Unidos desplazó dos satélites inspectores a la zona para observar de cerca lo ocurrido. Expertos temen que tecnologías de acoplamiento autónomo puedan ser usadas para inutilizar satélites de otros países sin destruirlos, evitando así la creación de escombros que podrían afectar a terceros.
Un satélite hostil podría, por ejemplo, bloquear paneles solares, dañar sensores o alterar la órbita de una nave rival, sin dejar rastros evidentes. Esa posibilidad complica la atribución de ataques y eleva las tensiones en la órbita geoestacionaria, donde operan gran parte de los sistemas de comunicación y vigilancia global.
El precedente más cercano fue en 2020, cuando Northrop Grumman logró extender la vida útil de un satélite comercial con otro artefacto que lo remolcó a una nueva trayectoria. Sin embargo, esa misión no involucró transferencia de combustible, como se sospecha en este caso.
China no ha emitido ningún comunicado oficial sobre el presunto acoplamiento ni ha celebrado públicamente el hito. De confirmarse, implicaría que el país superó un umbral tecnológico clave en la carrera espacial moderna.
El único indicio claro será si en las próximas semanas el SJ-21 realiza maniobras que excedan su capacidad de combustible estimada, lo cual validaría que fue efectivamente reabastecido por su par.
Mientras tanto, la comunidad espacial internacional observa con atención el posible inicio de una nueva etapa en el desarrollo de tecnologías duales, con aplicaciones tanto civiles como militares.
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