La literatura y el cine han difundido la idea de que un funeral vikingo consistía en colocar al difunto en un barco que luego se prendía fuego y se dejaba ir a la deriva. Sin embargo, lo frecuente entre las personas poderosas era que se las inhumara dentro de un barco.

Esta práctica permitió a los arqueólogos concretar importantes hallazgos. Uno de ellos es el del famoso barco de Oseberg, localizado a principios del siglo pasado. La embarcación estaba prácticamente intacta, y contenía objetos y enseres de gran valor para conocer la vida cotidiana en tiempos vikingos.

Ahora, pesquisas realizadas con georadar en un cementerio vikingo en la zona de Østfold, registraron la presencia de un gran objeto sepultado a poca profundidad. Las imágenes muestran una figura de unos veinte metros de largo, cuya forma se asemeja mucho a la de un drakkar.

Los arqueólogos dan por descontado que se trata de una embarcación, aunque ignoran en qué estado se encontrará. Se espera el inicio de las excavaciones para saber si se trata de un drakkar entero y en buenas condiciones. De ser así, se trataría del cuarto hallazgo de esa naturaleza en la historia escandinava.