Contenido creado por Gerardo Carrasco
Ciencia

Piezas de la historia

Portugal: hallan azulejos del siglo XVII entre escombros de un baño clausurado

“Lo que sorprende es la forma en que fueron descubiertos”, asegura el experto a cargo de su conservación.

12.05.2023 13:14

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2023-05-12T13:14:00-03:00
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Varios azulejos del siglo XVII que decoraban altares en la Sala Capitular del Monasterio de Batalha fueron descubiertos en un montón de escombros,  y ahora arrojan una nueva perspectiva sobre ese antiguo edificio, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, según dijo uno de los conservadores del monumento.

Identificadas hace aproximadamente un año, las piezas formaban parte de tres altares que existieron en la Sala Capitular mientras funcionaba como panteón real, hasta 1901. Sin embargo, fueron encontradas entre los desechos de obras antiguas, en un baño dejado fuera de servicio en el área utilizada por los militares que hacen guardia de honor al Soldado Desconocido, explicó Pedro Redol, técnico superior de conservación del monumento, en declaraciones a la agencia Lusa.

“Lo que sorprende es la forma en que fueron descubiertos”, comentó el especialista.

“Fuimos alertados por un oficial militar e inmediatamente nos dimos cuenta de que pertenecían a frentes de altar del siglo XVII”, explicó

Los hallazgos ahora revelados “son muy bellos”, “policromos y tienen representaciones de figuras”, pero “no son una obra maestra”, detalló el experto.

Su relevancia radica en su rareza, “ya que no existen mayores testimonios de producción artística para el Monasterio en esta época”, la primera mitad del siglo XVII, añadió.

Para los especialistas en conservación y restauración, la importancia de estas piezas radica en la información que aportan.

“El Monasterio tenía un aspecto muy diferente, concretamente en los distintos espacios que estaban destinados a la oración y que fueron ‘limpiados’”, entre los siglos XIX y XX, “borrando mucho de lo que era la esencia de la vida en este espacio”, dedicado a actos litúrgicos y oración.

El monumento —que este año cumple 40 años de su elevación a Patrimonio Mundial de la UNESCO— tenía, por ejemplo, “inmensos retablos barrocos, dorados y de piedra, que ya no existen”, porque fueron desmantelados o enviados a otros lugares.

“Para nosotros, el Monasterio de Batalha es el gran edificio medieval, punto. Pero era mucho más que eso: tenía incluso dos claustros más que ya no existen”, recordó Redol.

Estos azulejos ayudan a entender que la Sala Capitular era muy diferente: “No imaginábamos que había altares con ese tipo de revestimiento”.

Con este descubrimiento y el posterior trabajo de investigación, realizado por Inês Rodrigues, para la conclusión del curso de maestría “Patrimonio Cultural y Museología: conservación y rehabilitación”, en la Universidad de Coimbra, del cual Pedro Redol fue uno de los directores, se concluyó que los azulejos formaban parte de nueve paneles, tres al frente de cada altar y dos a los costados de cada uno de ellos.

Estos altares sirvieron en misas celebradas mientras el espacio fue capilla funeraria, acogiendo, desde 1481, “el sepulcro de Don Afonso V y su mujer [Isabel de Coimbra] y, 10 años después, el sepulcro de su nieto, hijo [ Príncipe Don Afonso de Portugal]”, único descendiente del rey João II.

“Así fue hasta 1901, cuando los restos mortales fueron trasladados a la Capilla del Fundador”, cuenta Pedro Redol.

Muy dañados tras el paso de las tropas napoleónicas, los altares fueron retirados en el contexto de “todo el anticlericalismo propio de la época”, que llevó a la extinción de las órdenes religiosas, en 1834. Las estructuras fueron demolidas “durante las restauraciones en el XIX, el de 1841 y ciertamente no mucho después”.

Ahora, limpios y con el esmalte fijado, los azulejos reflejan la inspiración de los autores: leopardos de la India y elementos de la cultura cristiana, lo que permite identificar pájaros y ramas. Se supone que fueron encargados a un taller de Lisboa, junto con otros del mismo tipo destinados a la capilla de S. Gonçalo, en Quinta da Várzea, también en Batalha.

Las piezas se encuentran en las reservas de material arqueológico del Monasterio de Batalha.

“Algún día podremos contar la historia particular de estos azulejos, mostrando algunas de las piezas”, admitió el conservador.