Contenido creado por Felipe Capó
Tecnología

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Orwelliano: 30 matemáticos hicieron un cónclave contra la IA y perdieron

El encuentro secreto fue en Berkeley. Había un premio en dólares para cada problema sin resolver, pero ningún humano ganó.

28.07.2025 18:32

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2025-07-28T18:32:00-03:00
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Treinta matemáticos de élite, entre ellos varios con sillas en las universidades más prestigiosas del mundo, se reunieron en mayo de este año en un cónclave secreto en la Universidad de California en Berkeley. El objetivo: desafiar a una inteligencia artificial avanzada de OpenAI, conocida como o4-mini, con problemas complejos que pudieran exponer sus límites. Perdieron.

Según informó ABC, la cita duró dos días, con protocolos de confidencialidad estrictos: nada de mails, cero acceso a internet y comunicación limitada a la app Signal. Los organizadores, parte del proyecto FrontierMath de la fundación Epoch AI, querían evitar cualquier filtración que contaminara el entrenamiento del modelo.

Cada matemático que lograra plantear un problema irresoluble para la IA se llevaba 7.500 dólares. Pero, para sorpresa —y desconcierto— de los participantes, la máquina resolvió casi todo. Algunos desafíos eran tan difíciles que en contextos normales habrían llevado semanas de trabajo humano. o4-mini los resolvía en minutos. Y con una lógica estructurada, paso a paso, desmenuzando el problema, aprendiendo en tiempo real, y ofreciendo soluciones correctas.

Nunca había visto ese tipo de razonamiento en un modelo. Eso es lo que hace un científico. Es aterrador”, admitió Ken Ono, uno de los jueces del evento y profesor en la Universidad de Virginia, en diálogo con Scientific American.

Más que respuestas: razonamiento y osadía

La IA no solo contestaba. Leía, interpretaba, simplificaba, y proponía nuevas vías de resolución. En un caso, tras resolver un problema, escribió: “No es necesario citar en quién me inspiré, porque el número misterioso lo calculé yo”. Una muestra de que, aunque no tenga conciencia, sí tiene confianza.

A lo largo del fin de semana, solo diez problemas lograron dejarla sin respuesta. Pero el contexto hizo que eso no fuera una victoria humana. Fue una advertencia.

Yang Hui He, del Instituto de Ciencias Matemáticas de Londres, lo explicó así: “Es como trabajar con un estudiante de posgrado brillante. Mejor, incluso”. Y alertó sobre un fenómeno que bautizó como “prueba por intimidación”: cuando la IA responde con tanta seguridad que el humano deja de cuestionar. “Si lo decís con suficiente autoridad, la gente se calla. o4-mini hace eso”.

¿Y qué pasa con los matemáticos?

Durante el evento, las preguntas comenzaron a cambiar de tono: ya no se trataba de si la IA puede resolver problemas, sino de qué lugar le queda al ser humano en ese proceso. Varios asistentes sugirieron que el rol del matemático del futuro podría pasar a ser el de diseñador de problemas, orientador de modelos o incluso algo así como “psicólogo de la IA”.

“Tenemos que adaptarnos, como hicimos con los buscadores”, dijo Óscar Corcho, catedrático de Inteligencia Artificial en la Universidad Politécnica de Madrid. “Ya estamos tratando de entender cómo piensan. Eso es lo que hacen los psicólogos”.

Para otros, lo que aún separa a los humanos de las máquinas es la creatividad: “La IA razona, deduce, calcula… pero todavía no sueña ni intuye”, defendió Hui He.

No es ciencia ficción: ya está ocurriendo

DARPA, la agencia de investigación militar de EE. UU., también cree que las matemáticas están rezagadas. En abril lanzó el proyecto expMath, con la intención de crear un coautor algorítmico que trabaje codo a codo con investigadores. “Hoy las matemáticas se siguen haciendo como hace siglos: frente a un pizarrón”, criticó Patrick Shafto, director del programa.

El avance de la IA en este terreno ya es medible. A inicios de 2025, o4-mini resolvía el 20% de los problemas más difíciles del sistema, mientras que sus antecesores apenas superaban el 2%.

Ken Ono fue directo: “Tengo colegas que dicen que estos modelos se están acercando a la genialidad matemática”.

El verdadero límite

Consultada sobre el tema, otra IA de OpenAI —ChatGPT— ofreció una reflexión llamativa. Dijo que figuras como Terence Tao o Marie Curie tenían “una comprensión profunda e innovadora del mundo” que aún está fuera del alcance de las máquinas. Pero también respondió que, quizá, “necesitamos algo que nos supere, porque los límites nos ahogan. Y la comodidad sin desafío embota la mente”.