Más de cien años de observación de la naturaleza y mil millones de datos han revelado un patrón universal en la abundancia de especies en el planeta: las que más predominan son las especies con un número intermedio de ejemplares (unos cientos), frente a las comunes o a las muy raras.

Así lo indica un estudio publicado hoy en la revista Nature Ecology and Evolution, cuyas conclusiones rebaten los dos modelos para entender la abundancia y distribución de especies propuestos en el último siglo: el de Ronald Fisher y el de Frank Preston.

El primero sostenía, con base en algoritmos, que la mayoría de las especies son muy raras y que las menos habituales son la comunes; mientras que el de Preston apuntaba a lo contrario.

Ahora, el análisis de más de mil millones de datos resultantes de documentar especies durante más de un siglo (1900-2019), ha demostrado que lo más común en la naturaleza son las especies con un número de ejemplares medio.

Una especie se considera muy rara cuando solo se han observado uno o varios ejemplares, menos rara o con una presencia media cuando se han visto varios cientos, y común cuando está representada por cientos de miles o millones de individuos.

Así lo ha explicado a EFE uno de los autores principales del estudio, Henrique Pereira, profesor de conservación de la biodiversidad del Centro Alemán para la Investigación Integrada de la Biodiversidad y del Instituto de Biología Martin Luther University Halle-Wittenberg, que ha llevado a cabo este hallazgo junto a científicos de la Universidad de Florida.

Para este, han usado datos del Sistema Global de Información sobre Biodiversidad (GBIF, por sus siglas en inglés), la mayor red de observación mundial de especies, con financiación de los gobiernos.

Gracias a la información obtenida han detectado con precisión la distribución y abundancia de muchos de los 39 grupos en los que los investigadores han organizado las diferentes especies.

Pereida destaca que entre aquellos que han podido describir mejor debido a la gran cantidad de observaciones existentes están aves, cícadas, coníferas, o una clase de algas verdes denominadas olvophutes; mientras que a la cola de los grupos sobre los que hay menos información están crustáceos, briozoos, arañas, esponjas o gusanos anélidos.

La investigación supone “un gran paso” para ayudar a responder a la pregunta, aún sin respuesta concluyente, que se hacía Charles Darwin en El origen de las especies, hace 150 años: qué es lo que explica que una especie sea muy numerosa y tenga un área de distribución amplia, y otras sea muy raras y solo se den en zonas concretas.

“Si la mayoría de las especies fueran muy raras, eso indicaría que la mayoría se crearía por un mecanismo de especiación simpátrica (con poblaciones que coexisten en una misma región), mientras que si predominan las especies de rareza intermedia, esto indica que la mayoría surge por especiación alopátrica (cuando las poblaciones quedan aisladas debido, por ejemplo, a una barrera geográfica)”, ha agregado.

Un próximo paso será utilizar este trabajo para avanzar en el conocimiento de cuántas especies quedan por descubrir en el planeta, antes de que la acción del hombre siga haciendo “que especies comunes cada vez sean menos comunes, o de que haya otras que no lleguemos ni a conocer”, ha concluido.

EFE