Contenido creado por María Noel Dominguez
Tecnología

Detrás del miedo

Los trabajadores detrás de la inteligencia artificial: “Es la esclavitud moderna"

Miles de anotadores de datos en Kenia, Colombia y otros países entrenan algoritmos por sueldos ínfimos y sin protección laboral.

16.10.2025 08:18

Lectura: 4'

2025-10-16T08:18:00-03:00
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Mientras la inteligencia artificial (IA) avanza a pasos agigantados, miles de trabajadores anónimos en todo el mundo sostienen su funcionamiento bajo condiciones precarias. Son los llamados anotadores de datos, personas encargadas de clasificar imágenes, textos o sonidos para entrenar algoritmos.

Tienes que pasarte el día mirando cadáveres y hacer zoom en las heridas para recortarlas, sin ningún tipo de apoyo psicológico”, relata el keniano Ephantus Kanyugi, de 30 años, quien trabaja desde 2018 etiquetando imágenes para sistemas de IA. Vicepresidente de la Data Labelers Association de Nairobi —que agrupa a unos 800 miembros—, Kanyugi advierte que esta tarea se realiza sin regulación ni respaldo legal.

Desde Medellín (Colombia), la venezolana Oskarina Fuentes describe una realidad similar: trabaja para cinco plataformas, cobrando entre 5 y 25 centavos de dólar por tarea. “Somos como fantasmas. La gente no sabe que existimos, que somos quienes ayudamos al avance tecnológico”, lamenta.

Gracias a este trabajo invisible, los coches autónomos distinguen peatones, los chatbots como ChatGPT aprenden a comunicarse y los sistemas de moderación filtran contenidos violentos. Según Grand View Research, el mercado de anotación de datos movió 3.770 millones de dólares en 2024, y se proyecta que crecerá hasta 17.100 millones en 2030.

La otra cara del progreso tecnológico

“El trabajo humano seguirá siendo necesario mientras la IA se base en aprendizaje automático”, explica el sociólogo Antonio Casilli, autor de El trabajo del clic. “Pero los anotadores conforman un subproletariado digital: jóvenes de entre 18 y 30 años, con estudios, pero mal remunerados y sin derechos laborales”.

Grandes compañías como OpenAI, Microsoft, Meta y el Departamento de Defensa de Estados Unidos subcontratan estos servicios a intermediarios como Scale AI, Remotasks o SurgeAI, señaladas por explotación laboral.

En Kenia, Remotasks paga alrededor de 0,01 dólares por tareas que pueden durar horas, según Kanyugi. “Es la esclavitud moderna”, denuncia. “Hay gente que trabaja 20 horas al día, sin seguro, con ansiedad y depresión. Y a veces ni siquiera les pagan”.

Demandas y promesas

Scale AI, que recibió más de 14.000 millones de dólares de inversión de Meta, enfrenta denuncias por trabajo no remunerado y exposición a contenidos traumáticos. Los demandantes aseguran haber tenido que procesar material con consultas como “¿cómo suicidarse?” o “¿cómo matar a alguien?”.

La empresa afirma que advierte sobre contenidos sensibles, ofrece líneas de apoyo psicológico y tarifas transparentes. Sin embargo, asociaciones laborales denuncian falta de controles y despidos arbitrarios.

En Kenia, la Data Labelers Association prepara un código de conducta que exigirá remuneración justa, descansos, libertad de asociación y apoyo psicológico. Mientras tanto, en Estados Unidos, unos 250 trabajadores de GlobalLogic, subcontratista de Google, fueron despedidos en setiembre tras reclamar mejores condiciones.

“Los gigantes tecnológicos no pueden construir el futuro sobre una mano de obra desechable”, advirtió Christy Hoffman, secretaria general de UNI Global Union, que publicó un informe sobre los trabajadores ocultos de la IA.

Un empleo esencial sin reconocimiento

Pese a la reciente aprobación de una normativa europea sobre inteligencia artificial, los trabajadores del clic siguen sin reconocimiento legal. “No hay ninguna mención a ellos en el reglamento”, señala la eurodiputada francesa Leïla Chaibi.

El español Nacho Barros, de 54 años, que comenzó a anotar datos durante la pandemia, resume el reclamo: “Si eres carpintero o fontanero, tienes un sindicato y un salario mínimo. Este trabajo también debería ser reconocido como un empleo en toda regla”.

Con información de AFP