Tras quedar fuera del contrato para desarrollar el avión de sexta generación F-47 NGAD, la empresa estadounidense Lockheed Martin ha presentado una ambiciosa propuesta: una versión mejorada del F-35 Lightning II, denominada provisionalmente F-35D o “Ferrari F-35”, que integraría muchas de las capacidades del futuro caza NGAD, pero a mitad del costo.
El proyecto fue anunciado por el CEO de la compañía, Jim Taiclet, en una reciente llamada de resultados. Según el ejecutivo, el nuevo modelo aprovecharía el conocimiento y los avances tecnológicos del programa NGAD para ofrecer el 80% del rendimiento de sexta generación a un precio significativamente inferior al del F-47 de Boeing, cuyo desarrollo se estima en 20.000 millones de dólares.
¿Qué traería el “súper F-35”?
Entre las mejoras planteadas para el F-35D, destacan:
Sensores avanzados, incluyendo nuevos radares y sistemas infrarrojos pasivos para detección sigilosa.
Misiles de largo alcance, como el AIM-260 JATM, que aumentan la capacidad de ataque sin entrar en contacto visual.
Materiales furtivos y contramedidas mejoradas para una mayor capacidad de evasión.
Motores de ciclo adaptativo, como el GE XA100, que podrían ampliar el alcance un 30% y mejorar el empuje un 20%.
También se contempla eliminar variantes como el F-35B de despegue corto, lo que permitiría rediseñar el fuselaje para mejorar alcance y capacidad de carga sin los compromisos actuales. El objetivo sería un modelo más aerodinámico y optimizado para operaciones convencionales.
¿Puede competir con los cazas de sexta generación?
La viabilidad del F-35D dependerá en gran medida de su capacidad para llenar vacíos que dejen otros programas. Entre ellos, el GCAP Tempest (Reino Unido, Japón e Italia) y el FCAS europeo (Francia, Alemania y España), todos con cronogramas inciertos y altos riesgos de sobrecostos.
En ese sentido, un F-35D podría seguir la lógica del F/A-18 Super Hornet, una evolución exitosa del F-18 original que logró espacio político y presupuestario tras la cancelación del bombardero A-12.
Obstáculos y desafíos
Sin apoyo inmediato del Pentágono, Lockheed debería autofinanciar el desarrollo inicial, como han hecho otras compañías en el pasado. Casos como el F-15EX (que surgió de un modelo fallido) o el J-35 chino muestran que estas apuestas pueden dar frutos si se alinean las condiciones geopolíticas y presupuestarias.
No obstante, existen dudas fundadas: el Bloque 4 del F-35, una simple actualización de software, superó en un 60% su presupuesto inicial. Por eso, muchos observadores se preguntan si es factible desarrollar un avión tan radicalmente mejorado sin caer en los mismos errores.
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