Un grupo de investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Lausana ha utilizado la inteligencia artificial (IA) ChatGPT 3 como asistente en el diseño de una pinza robótica motorizada que permite la cosecha de tomates, según detalla un comunicado de la prestigiosa institución.

El objetivo de la investigación, publicada también en la revista especializada Nature Machine Intelligence, es demostrar el potencial de la herramienta tecnológica para colaborar con los humanos en el diseño robótico.

“Aunque ChatGPT es un modelo lingüístico y su generación de código se basa en texto, aportó ideas e intuiciones significativas para el diseño físico”, afirma Josie Hughes, directora del departamento de robótica de la escuela suiza.

Entrenados para procesar grandes cantidades de texto y utilizar esta información para responder preguntas, los modelos de lenguaje como ChatGPT “podrían cambiar nuestra forma de diseñar robots, al tiempo que enriquecer y simplificar el proceso”, añade Hughes.

Así, tras analizar los futuros retos de la humanidad, los investigadores observaron que la cosecha robotizada podría ser una solución al problema del suministro mundial de alimentos.

Este estudio da un paso más allá al asignar a ChatGPT el papel de “inventor”, pero también de “filtro”, ayudando a perfeccionar el proceso de diseño y aportando datos técnicos, mientras los humanos conservan el control creativo.

No obstante, la directora del centro alerta de que el uso de los grandes modelos de lenguaje también plantea cuestiones de parcialidad, plagio y propiedad intelectual, ya que, destaca, “cuando las decisiones se toman fuera del ámbito de conocimientos del ingeniero, esto puede dar lugar a importantes errores éticos”.

“La comunidad robótica debe identificar cómo aprovechar estas poderosas herramientas para acelerar el avance de los robots de una manera ética, sostenible y socialmente fortalecedora”, concluye Hughes.

EFE