Los propietarios de viviendas catalogadas como fuertes consumidoras de energías (con etiqueta F o G) no pueden subir los alquileres desde este miércoles, como medida para incitar a que realicen reformas para mejorar su aislamiento térmico.

Esta prohibición de aumentar las rentas, como sí tienen derecho a hacerlo los caseros una vez al año, se aplica coincidiendo con el primer año de la entrada en vigor de la ley de clima y resiliencia que impone una serie de restricciones con carácter progresivo.

No será posible incrementar los alquileres ni para los inquilinos actuales ni para la firma de un nuevo contrato.

Se calcula que un 17 % del parque inmobiliario francés está en esos dos grupos más energívoros.

Una medida más espectacular de la ley llegará el próximo 1 de enero, cuando no se podrán poner en alquiler las casas con categoría energética G, es decir que consumen de media 450 kilovatios hora por metro cuadrado y por año.

A partir de abril del año próximo, será imperativa una auditoría energética cuando se venda un bien inmobiliario con una lista precisa de reformas para mejorar la categoría de eficiencia térmica.

El grado de exigencia irá subiendo progresivamente en los próximos años y está previsto que en enero de 2034 será imposible sacar al mercado del alquiler viviendas de la categoría E.

EFE