El auge del vehículo eléctrico ha abierto un nuevo frente de debate en Europa: la seguridad geopolítica del automóvil conectado. Stéphane Séjourné, vicepresidente de la Comisión Europea y comisario de Prosperidad y Estrategia Industrial, advirtió esta semana sobre los riesgos que supone permitir que fabricantes como Tesla (Estados Unidos) o BYD (China) operen en territorio europeo con vehículos que pueden ser controlados a distancia desde fuera del continente.

“Estos coches se pueden apagar desde fuera de Europa”, señaló el funcionario durante una intervención en el marco del Nueva Economía Fórum. “En términos de seguridad, esto es complejo, porque no sabemos dónde estará el mundo dentro de 20 años”, agregó, en una clara alusión a los riesgos estratégicos que plantea la dependencia tecnológica de potencias externas.

¿Quién controla el botón?

El comisario europeo subrayó que el debate ya no es meramente económico o industrial, sino una cuestión de soberanía tecnológica . El acceso remoto a funciones críticas de vehículos eléctricos —incluida su capacidad para ser detenidos o inmovilizados a distancia— plantea interrogantes graves sobre infraestructuras críticas, ciberseguridad y autonomía estratégica.

“El botón está en Europa con empresas bajo derecho europeo, o está en Houston o Shenzhen”, planteó Séjourné, en referencia a las sedes centrales de Tesla y BYD respectivamente.

Bruselas considera que esta situación obliga a redoblar esfuerzos en la regulación de los componentes tecnológicos que integran los vehículos eléctricos —en especial el software y los sistemas de conectividad— con el fin de proteger la integridad digital de la Unión Europea.

Desafíos estructurales de la industria europea.

Más allá de la ciberseguridad, Séjourné identificó tres obstáculos estructurales que limitan la competitividad europea frente a sus competidores globales:

  1. El precio de la energía , que continúa siendo significativamente más alto que en Estados Unidos o China, lo que lastra la productividad industrial.
  2. El exceso de burocracia , que obstaculiza la innovación y la agilidad empresarial.
  3. La fragmentación del mercado , con muchas empresas pequeñas que no logran escalar para competir globalmente.

Para el comisario, Europa necesita una política industrial común que favorezca la creación de “campeones europeos” capaces de rivalizar con los gigantes asiáticos y estadounidenses en sectores estratégicos como la movilidad eléctrica.