A mediados del año pasado, la ciudad de Houston, en Texas, sufrió unas inundaciones catastróficas durante el paso del huracán Harvey. Según un nuevo estudio realizado por la Universidad de Iowa, el fenómeno natural tuvo un aliado hecho por el hombre: los rascacielos.

Los autores del estudio explican que los huracanes se mueven mucho más rápido sobre el océano que sobre superficies duras. Los investigadores usaron simulaciones para estudiar el paso de un huracán como Harvey sobre un territorio similar en extensión a Houston, pero cubierto de árboles y campos de cultivo.

Según informa la revista de divulgación Quo, los resultados revelaron que el skyline de la ciudad texana contribuyó a que la tormenta quedase estancada sobre ella, como si los vientos del huracán hubiesen quedado atrapados entre los rascacielos y las torres.

Además, la fricción provocada por el viento sobre las paredes de los edificios tuvo un efecto sobre el movimiento del aire y del calor, creando las condiciones óptimas para que las precipitaciones fueran muy intensas.