La pregunta puede parecer tonta, y quizá lo sea. Pero eso no detendrá nuestra insaciable curiosidad..
La pregunta puede parecer tonta, y quizá lo sea. Pero eso no detendrá nuestra insaciable curiosidad.
En la actualidad, el uso del papel higiénico está extendido en la mayor parte del planeta como forma de higienizar las partes posteriores luego de vaciar los intestinos. Sin embargo, este producto es una invención reciente en la historia de la humanidad. Surge entonces la gran interrogante: ¿cómo se las arreglaban nuestros ancestros para limpiarse el trasero?
El primer uso registrado de algo parecido al papel higiénico data del siglo VI y se produjo en China, donde los miembros más ricos de la sociedad usaban fajos de papel para limpiar sus regiones inferiores.
Durante la dinastía Tang (618-907), un diplomático que visitó China desde el Medio Oriente comentó: “No tienen cuidado con la limpieza y no se lavan con agua después de haber hecho sus necesidades, sino que solo se limpian con papel”.
Durante la dinastía Song, el Emperador decretó que piezas de papel de entre 60 y 90 centímetros estuvieran disponibles para sus necesidades de baño. Esa fue la primera vez que se confeccionó papel con el fin exclusivo de las necesidades higiénicas.
En la Antigua Roma, donde los baños públicos compartidos estaban a la orden del día, se utilizaba un tersorium: una esponja de uso común que se sujetaba en un palo. Mientras no se usaba, permanecía sumergida en agua marina o vinagre fuerte.
El objeto era a veces pasado de mano en mano, y la risa estallaba cuando alguien, por error, lo sujetaba por el extremo equivocado. Más allá de las carcajadas, esta insalubre forma de limpiarse las partes traseras provocaba en ocasiones graves infecciones.
El filósofo Séneca cuenta la historia de un gladiador que en el año 64 cometió suicido con un tersorium, para evitar afrontar la suerte que le esperaba en el Coliseo.
En la antigua Grecia también se empleaba un “palo higiénico” con esponja, llamado xylospongium. Sin embargo, se consideraba más eficaz y civilizado el uso de unas delgadas láminas de cerámica, denominadas pessoi. Las personas efectuaban con ellas un raspado de izquierda a derecha, y los historiadores estiman que una limpieza adecuada insumiría unas tres piezas.
Al igual que en casi todas partes del mundo, los griegos solían hacer sus necesidades fisiológicas al aire libre. Sin embargo, la evidencia arqueológica deja claro que las clases acomodadas contaban con lugares cerrados dotados de primitivos inodoros con descarga de agua.
Si bien era común hacer el negocio al aire libre, hay evidencia de que los más privilegiados de la sociedad tenían acceso a inodoros con descarga de agua.
“Se cree que los inodoros con descarga de agua más antiguos del mundo se encuentran en el palacio minoico de Cnosos, en Creta, donde aún se pueden ver sus restos de 4.000 años de antigüedad. La realeza minoica se apoyaba en asientos de madera colocados sobre cuencos de arcilla, que se enjuagaban con agua que corría por alcantarillas de piedra”, se lee en un artículo publicado por el periódico londinense The Times.
En el antiguo Japón, el trámite se resolvía con una herramienta de metal llamado chug, similar a los actuales bajalenguas. Esta pieza tenía la ventaja de permitir el acceso a “zonas difíciles” de la anatomía.
Mientras tanto, en Medio Oriente se observaban prácticas más higiénicas y con mayor semejanza a las actuales. De hecho, usaban agua corriente y empleaban una mano para dirigir el chorro hacia los lugares que deseaban limpiar. Una vez conseguido esto, procedían a lavarse las manos.
En la Europa medieval era común usar trapos que se podían lavar y volver a emplear, muchos de estos trapos terminaban en el sistema de alcantarillado, pero no existen datos concretos acerca de cuántas veces se utilizaban antes de tirarlos.
En América, algunos pueblos usaban las mazorcas de maíz una vez que se les había quitado el grano. Se trataba de una práctica extendida, dado que las mazorcas abundaban y —aunque no parezca— resultan bastante suaves y flexibles.
En 1596 se creó el primer inodoro con descarga de agua incorporada, similar a los actuales. Sin embargo, el primer papel higiénico “moderno” apareció en una fecha tan tardía como 1857, cuando inventor estadounidense llamado Joseph Gayetty lanzó al mercado un “papel terapéutico” con aloe. Se vendía en paquetes de 500 hojas a un precio de 50 centavos.
Gayetty dirigió su producto a las personas que padecían hemorroides, y que estaban dispuestas a pagar por un artículo higiénico suave y no irritante. Antes de la llegada de este tipo de papel, la gente echaba mano a todo lo que tenia a mano: trozos de musgo, puñados de tierra, fragmentos de papel de cualquier clase, o incluso en algunos casos conchas de mejillones y ostras.
Según informa la web especializada en historia The Vintage News, en Estados Unidos eran muy apreciados para tal fin los catálogos de venta por correo, como el muy difundido Farmer’s Almanac que, a pesar de la tinta, servía para dejar los traseros bien limpios.
Aunque Gayetty estaba muy orgulloso de su invento, su papel higiénico pasó a la historia como un fracaso comercial. Sin embargo, otros siguieron su camino y comenzaron a vender papel de baño en diversas variedades y formatos.
Finalmente, en 1867 apareció el primer papel higiénico presentado en rollo, y tuvo mejor suerte en el mercado que sus antecesores.
En 1942, la firma St. Andrew's Paper Mill, en el Reino Unido, marcó un nuevo hito al lanzar un papel de doble hoja, con mayor suavidad.
A partir de ese momento, todos los fabricantes comenzaron a rivalizar en cualidades como tamaño, peso, resistencia, rugosidad, residuos, absorción de agua, etc. Algunas empresas invirtieron en encuestas para encontrar la “fórmula favorita” de las posaderas de sus clientes. Esto, por ejemplo, llevó a agregar aloe en el papel para suavizarlo.
Punto para el pionero Gayetty.


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