Contenido creado por Gerardo Carrasco
Ciencia

La idiotez mata

Dióxido de cloro: entre la estupidez y el crimen. Por Bernardo Borkenztain

La administración de CDS a un paciente en Argentina, por orden de juez y contra voluntad del hospital, sienta un precedente peligroso.

12.01.2021 14:01

Lectura: 7'

2021-01-12T14:01:00-03:00
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Por Q.F. Bernardo Borkenztain

borky@montevideo.com.uy

Ayer Murió un paciente al que se le administró dióxido de cloro por COVID-19 por vía intravenosa, lo cual no sería la primera vez (ni, sospechamos, será la última), pero esta sí es la primera que lo manda un juez.

Aquí uno se debate entre el horror y la indignación, porque este nivel de judicialización de la medicina, algo que tiene su ámbito necesario en el caso de los medicamentos de alto costo, por ejemplo, no puede cruzar el límite de que un juez falle en algo de lo que no tiene idea.

Porque no es que se realizara un ateneo (con el médico del sanatorio, la ANMAT y toda organización razonable en contra es seguro que sería negativo), sino que se falló a pedido del hijastro, aconsejado por un neurólogo.
El gran error fue que la ignorancia del juez (1)  dio lugar a una demanda basada en la opinión de un médico que no es internista, ni intensivista, ni neumólogo y contra la opinión de todos estos en el hospital.

Ahora bien, no debemos caer en lo que se llama falacia post hoc, ergo propter hoc que quiere decir que no porque un hecho ocurra después de otro, el antecedente fue causa del sucesor, pero un mínimo de sentido común nos permite ver que todas las advertencias estaban dadas.

Las oposiciones (hacia algo que en Uruguay es claramente ilegal por prohibición directa del M.S.P.) eran muchas y muy sólidas, y eso de por sí es un indicio claro de que, una vez más, la ignorancia se llevó puesta a la academia.

El abogado del demandante (hijastro de la víctima), Dr. Martín Sarubbi, ha planteado en la prensa (eso es lo bueno de Argentina: se puede seguir algo tan truculento en los portales de internet) que piensa demandar al hospital porque tiene evidencia de que el paciente estaba mejorando pero murió de una infección intrahospitalaria. Según sus palabras, "se lo informan".

Y esto es lo que queremos resaltar como centro de esta nota: la actitud de los fanáticos irracionales al caerse la estructura de sus creencias. Lejos de explorar alternativas y rever sus sistemas de fe, se apresuran a inventar "hipótesis ad hoc" que la emparchen, en algo muy similar al coyote de la Warner Brothers tratando de que no se derrumbe el dique de contención.

O sea, si los pacientes se mueren (recordar el antecedente del año pasado de un niño en Neuquen) lejos de considerar la posibilidad de que a lo mejor la lavandina no es la panacea ni el pharmakon, se equivocaron los médicos o fue demasiado tarde...

Es sistemático: cuando se presume de evidencias que no se pueden sustanciar en el momento no se trata de una argumentación seria sino de un alarde prepotente que busca ocultar, detrás de esa ignorancia contingente (se dice que luego se va a mostrar la evidencia) una ignorancia esencial (porque dicha evidencia no existe, y existe la que la refuta).

Como todos los irracionalistas, sea los cloridiotas o los antivac o los negadores de la pandemia, se suelen subir a todas las causas, generalmente vienen en el triple combo, y podemos ver la manera falaz de argumentar en este video de Cesar Vega siendo vapuleado por los panelistas de "Polémica en el Bar". Maravilloso el acto fallido de que "los occidentales le tenemos muerte a la muerte" y tremendo el ataque a Patricia Madrid, a la que le intenta sin ningún éxito "meter la pesada" jurando que la evidencia la tiene, pero - ¡vaya! - no puede citar uno solo de los médicos que invoca. Y aún mejor la respuesta de la periodista...

Esa es la estructura: intentan invocar ciencia que no existe, o a supuestos "prestigiosos" académicos que al buscar son cualquier cosa menos eso, o a estudios que o no están validados o son medios apócrifos (como la absurda COMUSAV que no tiene personería, ni siquiera una WEB analítica) o se basan en opiniones (eso en ese programa es lo habitual) pero que no tienen más valor argumentativo que poder gritar más que Sonsol, o pasan directamente a la agresión como termina haciendo en el video.

Lo que nunca hacen es presentar lo que no existe: evidencia.

En este caso lo realmente terrible es la acción del juez, porque evidentemente puso al CDS en el status de terapia válida (espero que al menos consultara a un perito) cuando no lo es, apenas es el sacramento de una religión trasnochada y sin Dios.

Esta gente se mueve con la ferocidad de los neoevangélicos recaudando el diezmo, son una verdadera marabunta. Primero intentaron lo legal (en Uruguay) que es el único camino correcto: conseguir aprobación del M.S.P. Pero el ministerio sacó un comunicado prohibiéndolo y alertando de la peligrosidad.

Luego intentaron obtener apoyo calificado (el mismo que insisten está siendo el esbirro de la "farmafia" de los laboratorios) y se dirigieron a la Asociación de Química y Farmacia del Uruguay, gremio de los químicos farmacéuticos con el mismo resultado negativo.

Lejos de aceptar la evidencia acumulada comenzaron con las invenciones de hipótesis compensatorias y los ataques.

Una breve guía para identificar a esta gente:

1) Siempre comienzan argumentando pseudorracionalmente y se les va yendo la moto a medida en que no pueden convencer.

2) Se paran en la postura de tener una verdad revelada, lo llaman incluso "despertar", ni más ni menos que como las sectas (que de alguna manera lo son, con el falso doctor Andreas Kalcker como apóstol) lo que implica que el resto seríamos los zombies que no ven la realidad o los sicarios al servicio de un poder invisible.

3) Aseguran una montaña de evidencia irrefutable, que justo en ese momento no pueden mostrar o que es una montaña de basura que no prueba nada, como vimos en esta nota (2) .

4) Al no poder sustanciar, se enojan y pasan a la agresividad (recordar el video de Vega) y al insulto, o a remedos de ironía más o menos al nivel de la Amsterdam y la Colombes.

Lo mejor es no habilitar el diálogo y zafar, porque uno va a pasar un mal momento, o, en el peor de los casos termina tomando lavandina como Viviana Canosa.

Lo que no puede pasar es que esto termine en la órbita judicial por la opinión de un abogado (por más juez que sea) eso es grave y vigilemos que no pase en estos lares... Se acerca peligrosamente a una intervención de un poder del Estado a otro...

Notas

1) No extraña de la justicia argentina, obvio, si pensamos en que todavía no pudieron resolver el asesinato de Nissman, ni causas como la de la AMIA, esto en Uruguay es seguro que no pasa, quiero creer.

2) Como dato de color, un falto me emboscó a la salida del canal (más en posición de pesado que agresivo) para increparme aludiendo a los infinitos chantas que siguen, como Kalcker o Brandolino... Daba más lástima que otra cosa, pero es lo que hay...

Por Q.F. Bernardo Borkenztain

borky@montevideo.com.uy