Investigadores del King’s College de Londres y el University College London (UCL) han desarrollado una piel robótica que marca un salto sin precedentes en el campo de la robótica sensorial. A diferencia de soluciones anteriores, esta nueva piel artificial es capaz de detectar presión, temperatura, dolor y múltiples contactos simultáneos, acercando a las máquinas a una experiencia sensorial similar a la humana.
Fabricada con un hidrogel conductor y elástico, esta piel flexible convierte toda la superficie de una mano robótica en un sensor integrado e inteligente. El material, moldeado como un guante, puede recopilar datos de más de 860.000 microvías internas y traducirlos en señales sobre el tipo, intensidad y localización del contacto.
A diferencia de otras soluciones que combinan múltiples sensores para funciones diferentes, esta piel electrónica detecta información multimodal con un solo material, simplificando la fabricación y aumentando la robustez.
“Queríamos un sistema que pudiera percibir distintos tipos de tacto a la vez, pero con un solo material, económico y duradero”, explicó el Dr. David Hardman, investigador del Departamento de Ingeniería de Cambridge.
El dispositivo fue sometido a pruebas de contacto térmico, presión y daño físico (como cortes) que incluyeron tanto modelos computarizados como aprendizaje automático, permitiendo a la piel “aprender” a reconocer diferentes tipos de interacción táctil.
En uno de los experimentos, se utilizó una versión moldeada como una mano humana, equipada con 32 electrodos en la muñeca. Estos generaron más de 1,7 millones de datos en tiempo real, lo que permitió al equipo entrenar modelos capaces de interpretar con precisión los estímulos físicos recibidos.
Además de sus posibles aplicaciones en prótesis avanzadas y robots humanoides, esta piel robótica podría emplearse en sectores como la automoción, la asistencia en desastres naturales o incluso en entornos quirúrgicos y de cuidados intensivos.
“Todavía no es tan sensible como la piel humana, pero supera a cualquier tecnología disponible actualmente”, aseguró el Dr. Thomas George Thuruthel, de la UCL. “Es flexible, más fácil de construir y podemos calibrarla usando el tacto humano para múltiples tareas”.
El equipo espera ahora mejorar la durabilidad del material y probarlo en situaciones reales, donde los robots puedan beneficiarse de este nuevo nivel de percepción sensorial.
Con información de Europa Press