Los agricultores de los países en desarrollo son los que más
impacto tienen en su ganancia económica por las políticas para combatir el
cambio climático, según un estudio recogido este viernes en la revista Nature
Food que ha analizado el precio de 11 grupos de alimentos en 136 países.
Sus conclusiones apuntan a que los sistemas alimentarios de países
desarrollados y en desarrollo comparten un paradigma: los agricultores cada vez
reciben menos de lo que los consumidores gastan en alimentos, porque la
ganancia económica se dirige más al valor añadido como la transformación de los
alimentos, su transporte y comercialización.
“En los países ricos, cada vez compramos más productos procesados, como pan,
queso o dulces, en los que los ingredientes crudos representan sólo una pequeña
fracción del coste, y la mayor parte del precio se destina a la transformación,
la venta al por menor, la comercialización y el transporte”, señala uno de los
autores, Benjamin Bodirsky, científico del Instituto Postdam de investigación
sobre el cambio climático (PIK, por sus siglas en inglés).
Los investigadores han visto que mientras que los componentes de valor añadido
amortiguan las variaciones de los precios al consumo en los países más ricos,
los países de renta baja, donde los costes agrícolas están por encima de los de
la cadena alimentaria, afrontan mayores dificultades para gestionar las subidas
de precios de los alimentos debidas a las políticas climáticas.
“Nuestros datos ponen de manifiesto que los consumidores de los países ricos
están en gran medida protegidos de las fluctuaciones de los precios agrícolas
causadas por políticas climáticas, como los impuestos sobre la contaminación o
las restricciones a ampliar la tierra de cultivo”, añade Bodirsky.
Los autores han calculado que a mediados de siglo (2050), las medidas de lucha
contra el cambio climático harán que el precio de los alimentos sea un 1,25 más
altos para el consumidor de los países desarrollados, y 2,73 veces más caros
para los agricultores.
En los países de renta más baja, los precios de consumo de los alimentos se
multiplicarían por 2,45 con políticas climáticas ambiciosas de aquí a 2050,
mientras que los precios de producción se multiplicarían por 3,3, lo que
implicaría que los habitantes y agricultores de estos países tendrán cada vez
más dificultades para alimentarse y producir, respectivamente.
“Nuestro análisis demuestra que las largas cadenas de suministro de los
sistemas alimentarios modernos amortiguan las subidas drásticas de los precios
al consumo, especialmente en los países más ricos”, afirma otro de los autores,
David Meng-Chuen Chen, científico del PIK.
Los autores subrayan, no obstante, que las políticas de lucha contra el cambio
climático “son esenciales para salvaguardar la agricultura y los sistemas
alimentarios a largo plazo” y, si no se adoptan medidas ambiciosas para reducir
las emisiones, las malas cosechas y las interrupciones de la cadena de
suministro harán subir aún más el precio de los alimentos.
En esa línea, abogan para que las medidas de lucha contra el cambio climático
contemplen mecanismos de apoyo a productores y consumidores en este proceso de
transición hacia un modelo de producción y consumo de alimentos más respetuoso
con el planeta.
EFE
Acerca de los comentarios
Hemos reformulado nuestra manera de mostrar comentarios, agregando tecnología de forma de que cada lector pueda decidir qué comentarios se le mostrarán en base a la valoración que tengan estos por parte de la comunidad. AMPLIAREsto es para poder mejorar el intercambio entre los usuarios y que sea un lugar que respete las normas de convivencia.
A su vez, habilitamos la casilla [email protected], para que los lectores puedan reportar comentarios que consideren fuera de lugar y que rompan las normas de convivencia.
Si querés leerlo hacé clic aquí[+]