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Ciencia

Por The New York Times

Abrochen sus cinturones: lo que debes saber sobre las turbulencias

Investigaciones recientes indican que la turbulencia está aumentando y que este cambio es provocado por el cambio climático.

07.04.2023 18:34

Lectura: 7'

2023-04-07T18:34:00-03:00
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Por The New York Times | Christine Chung

Son innumerables los viajeros que han experimentado la sensación de ansiedad que provocan las turbulencias en los vuelos: ojos entrecerrados, manos que se aferran a los reposabrazos para salvarse la vida, preparándose para la montaña rusa que se avecina.

Algunos incidentes recientes han dejado decenas de pasajeros heridos. El mes pasado, siete pasajeros de un vuelo de Lufthansa de Texas a Fráncfort, Alemania, fueron hospitalizados con heridas leves después de que el avión sufriera fuertes turbulencias mientras sobrevolaba Tennessee. Y, en diciembre, casi dos decenas de personas, entre ellas un bebé, resultaron heridas en un vuelo de Hawaiian Airlines de Phoenix a Honolulu que se encontró con aire agitado poco antes de aterrizar.

Los últimos informes plantean dudas sobre si las turbulencias son cada vez más frecuentes e intensas.

Hemos hablado con varios expertos para saber más sobre este fenómeno meteorológico tan difícil de predecir. Esto es lo que dijeron.

¿Qué son las turbulencias?

La turbulencia es un movimiento inestable del aire provocado por cambios en la velocidad y dirección del viento, como las corrientes en chorro, las tormentas y los frentes meteorológicos fríos o cálidos. Puede variar en severidad y causar cambios menores o dramáticos en la altitud y la velocidad del aire.

No solo se asocia a las inclemencias del tiempo, sino que también puede producirse cuando el cielo se ve plácido. Y a veces es invisible tanto para el ojo como para el radar meteorológico.

Las turbulencias se clasifican en cuatro categorías: ligeras, moderadas, graves y extremas. En casos de turbulencia extrema, los pilotos pueden perder el control del avión, e incluso podría haber daños estructurales en la aeronave, según el Servicio Meteorológico Nacional.

¿Están aumentando las turbulencias? Y si es así, ¿por qué?

Investigaciones recientes indican que la turbulencia está aumentando y que este cambio es provocado por el cambio climático, concretamente por las emisiones elevadas de dióxido de carbono que afectan las corrientes de aire.

Paul Williams, catedrático de Ciencias Atmosféricas de la Universidad de Reading, Inglaterra, lleva más de una década estudiando las turbulencias.

Las investigaciones de Williams han descubierto que las turbulencias de aire claro, que se producen con mayor frecuencia a gran altitud y en invierno, podrían triplicarse a finales del siglo. Según él, este tipo de turbulencia, de todas las categorías, está aumentando en todo el mundo a todas las altitudes de vuelo.

Su investigación sugiere que podríamos encontrarnos con vuelos más accidentados en los próximos años, lo que quizá dé lugar a más lesiones de pasajeros y tripulación.

¿Cómo se controlan y miden las turbulencias?

Los meteorólogos se basan en diversos algoritmos, satélites y sistemas de radar para elaborar previsiones detalladas sobre condiciones como el aire frío, la velocidad del viento, las tormentas y las turbulencias. Señalan dónde y cuándo pueden producirse turbulencias.

Jennifer Stroozas, meteoróloga del Centro Meteorológico de Aviación del servicio meteorológico, aseguró que las turbulencias son “sin duda una de las cosas más difíciles de predecir”.

Basándose en estas previsiones, además de las orientaciones de los controladores aéreos, los pilotos intentan evitar las zonas turbulentas ajustando su altitud para encontrar el trayecto más suave. Esto significa volar más alto o más bajo que la altitud a la que los meteorólogos predicen las turbulencias y, potencialmente, quemar más combustible del previsto al inicio, un esfuerzo que puede resultar costoso.

Robert Sumwalt, expresidente de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte que ahora dirige un nuevo centro de seguridad aérea en la Universidad Aeronáutica Embry-Riddle, subrayó que era imposible prevenir o predecir todas las turbulencias.

“Siempre existe la posibilidad de que se produzcan turbulencias inesperadas”, afirmó Sumwalt. “Por lo general, no te va a hacer daño ni va a arrancar las alas del avión”.

Las turbulencias también suponen una mayor amenaza para los aviones pequeños, más susceptibles a los cambios de velocidad del viento, que para los aviones comerciales de mayor tamaño, explicó Stroozas, del servicio meteorológico.

¿De verdad es tan peligroso? ¿Cómo puedo mantenerme seguro durante las turbulencias?

Los aviones están diseñados para soportar condiciones severas, y es poco común que sufran daños estructurales a causa de las turbulencias.

Sin embargo, las turbulencias pueden zarandear a los pasajeros y a los miembros de la tripulación, por lo que podrían causar lesiones graves. Varios expertos insistieron en que permanecer sentado y llevar puesto el cinturón de seguridad en la medida de lo posible durante los vuelos eran las mejores formas de reducir los riesgos.

“Si permaneces abrochado, tienes muchas menos probabilidades de sufrir una lesión”, afirmó Thomas Guinn, profesor de Ciencias Aeronáuticas aplicadas de la Universidad Aeronáutica Embry-Riddle.

En caso de turbulencia intensa, el movimiento vertical del avión superará la fuerza de gravedad, explicó Williams.

“Esto significa que, si no llevas puesto el cinturón de seguridad, te convertirás en un proyectil. Serás una catapulta. Te levantarás de tu asiento”, explicó.

Las muertes causadas por turbulencias, aunque muy poco frecuentes, ocurren. La última vez que un pasajero de un vuelo comercial murió por una lesión relacionada con las turbulencias fue en 1997, cuando un vuelo de United Airlines de Tokio a Honolulu experimentó fuertes turbulencias sobre el océano Pacífico, según una investigación de la NTSB. De acuerdo con la investigación, la pasajera no llevaba puesto el cinturón de seguridad y salió volando de su asiento, posiblemente golpeándose la cabeza con el portaequipajes.

El mes pasado, un exasesor de la Casa Blanca que viajaba en un avión de negocios de New Hampshire a Virginia murió a causa de lesiones mortales atribuidas en un principio a las fuertes turbulencias. Sin embargo, una investigación preliminar de la NTSB reveló que los pilotos del avión desconectaron un interruptor que estabilizaba la aeronave, lo que provocó que oscilara brevemente en el aire.

¿Y los bebés en el regazo?

Los niños de 2 años o menos pueden ir en el regazo de un adulto durante los vuelos, pero muchos expertos del sector creen que esta práctica debería prohibirse, pues citan peligros como las turbulencias.

El mes pasado, la Asociación de Auxiliares de Vuelo-CWA, sindicato que representa a casi 50.000 auxiliares de vuelo de diecinueve aerolíneas, renovó su campaña de décadas para que cada pasajero tenga su propio asiento, sin importar su edad.

Sara Nelson, presidenta del sindicato, declaró en una entrevista que, dado que últimamente las turbulencias son “mucho más frecuentes”, la necesidad de que los niños pequeños vayan bien sujetos en los asientos de seguridad durante los vuelos es una prioridad mayor.

“Estamos hablando de sucesos en la cabina que son potencialmente mortales, pero a los que se puede sobrevivir cuando se hacen las cosas correctas para protegerse”, señaló Nelson.

Las turbulencias inesperadas son la principal causa de lesiones pediátricas en los aviones, según la Administración Federal de Aviación, que dispone de información detallada sobre diversos sistemas de retención infantil y sobre cómo instalarlos correctamente en los asientos de los aviones. Algunos de estos productos son compatibles para autos y para aviones.

Durante décadas, la FAA y la NTSB han instado a los padres a sujetar a los niños pequeños en sus propios asientos y en un asiento de seguridad homologado. La Academia Estadounidense de Pediatría también hace eco de esas directrices. No hay ninguna ley federal que exija estas medidas. Investigaciones recientes indican que las turbulencias en el aire están aumentando y que este cambio es provocado por el cambio climático, concretamente por las elevadas emisiones de dióxido de carbono que afectan las corrientes de aire. (Simoul Alva/The New York Times)