La base de datos de Google sufrió un ciberataque este lunes, en el cual se estima que hay al menos 2.500 millones de cuentas de Gmail comprometidas.
Según informó Forbes, la compañía tecnológica confirmó la intrusión y explicó que se vieron comprometidos datos generales como nombres de clientes y empresas, pero no contraseñas. Sin embargo, esta información resulta suficiente para alimentar campañas de estafa y phishing que ya se están detectando en línea.
El ataque fue adjudicado al grupo ShinyHunters, una organización de hackers conocida por vulnerar grandes plataformas y filtrar bases de datos con fines de lucro. Activos desde 2020, se han hecho notorios por vender información robada en foros clandestinos y en la dark web.
En este caso, lograron acceder a los sistemas de Salesforce utilizados por Google, exponiendo datos de clientes y empresas. Aunque no se comprometieron contraseñas, la magnitud de la filtración convierte a este episodio en uno de los más riesgosos para los usuarios de Gmail y Google Cloud en todo el mundo.
En foros como Reddit, usuarios reportaron haber sido contactados por supuestos empleados de Google que advertían sobre falsas brechas de seguridad en sus cuentas. El método de engaño incluye forzar “reseteos” de contraseñas y capturar los accesos de las víctimas para bloquearlas de sus propios correos.
Otra estrategia identificada es el uso de “dangling buckets”, direcciones obsoletas en Google Cloud que permiten a los atacantes inyectar malware o extraer información confidencial. Estas maniobras afectan tanto a empresas como a usuarios particulares.
Google recomienda varias medidas para mitigar riesgos. Entre ellas, realizar un chequeo de seguridad para identificar vulnerabilidades, activar el progrma de protección avanzado, que bloquea descargas sospechosas y restringe el acceso de apps externas, y sustituir las contraseñas tradicionales por passkeys, un sistema más seguro frente al phishing.
La empresa subrayó que sus empleados nunca contactarán por teléfono o correo para pedir un cambio de clave. Por eso, el consejo central es mantener la cautela y desconfiar de cualquier comunicación que intente presionar a los usuarios para entregar datos sensibles.