La menopausia es un periodo que tienen muy pocos mamíferos, entre ellos algunas ballenas dentadas en las que puede haber evolucionado para que las hembras vivan más tiempo y ayuden a sobrevivir a las generaciones más jóvenes sin competir con hijas o nietas por las parejas reproductivas.

Las mujeres y cinco tipos de ballenas dentada —beluga, narval, piloto o calderón tropical, orca y orca negra— son los únicos mamíferos que se sabe que tienen la menopausia, además de una comunidad específica de chimpancés salvajes en Uganda.

Las hembras de esas especies de ballenas viven unos 40 años más que otras de un tamaño similar, según un estudio que publicó este miércoles Nature encabezado por la Universidad de Exeter (Reino Unido).

La prolongación de la esperanza de vida puede deberse a “los beneficios intergeneracionales, a la ayuda que las hembras mayores pueden dar a los parientes más jóvenes”, y la razón de no alargar la vida reproductiva es para no entrar en competencia con las hijas, explicó en una rueda de prensa virtual Samuel Ellis, primer firmante de la investigación.

Además, las hembras sobreviven a los machos de su propia especie. En el caso de las orcas, ellas pueden vivir hasta los 80 años, mientras ellos suelen morir hacia los 40.

La investigación aporta pruebas de que la menopausia evolucionó mediante la ampliación de la esperanza de vida de las hembras más allá de sus años reproductivos, en lugar de a partir de la reducción de la esperanza de vida reproductiva.

Similitudes con la menopausia humana

La cuestión de por qué ha evolucionado la menopausia es “absolutamente fascinante y es bastante sorprendente que entre más de 5.000 especies de mamíferos veamos este rasgo en solo un puñado de especies”, destacó en la rueda de prensa el investigador Darren Croft, de la Universidad de Exeter.

Los resultados del estudio muestran que la evolución de la menopausia en las ballenas dentadas tiene una “sorprendente similitud” con la de los seres humanos, a través de una vida útil más larga sin extender simultáneamente el periodo reproductivo.

“Es el mismo patrón de historia vital que hemos visto en los humanos. Es absolutamente sorprendente que podamos establecer estas comparaciones con un grupo de animales tan diferentes” y de los que nos separan 90 millones de años de evolución

 Este estudio es “una prueba realmente sólida” —agregó— de que la menopausia es una adaptación que ha evolucionado debido a los beneficios que, en estos casos, las hembras pueden proporcionar a su familia más allá de su periodo reproductor.

En el caso de las cinco especies de ballenas dentadas estudiadas, todas tiene una “estructura social poco habitual”, un tipo de matriarcado donde las hembras pasan su vida en estrecho contacto con sus crías y nietos.

Ayudan a la supervivencia

Así, tienen la oportunidad de ayudar para mejorar las posibilidades de supervivencia de la familia. El investigador señaló que, por trabajos previos de su grupo, se sabe que las hembras en edad postreproductora almacenan conocimientos sobre cuándo y dónde encontrar comida.

La experiencia que adquieren a lo largo de su vida “es realmente crucial para hacer frente a los desafíos ambientales en tiempos de dificultad”. Además, comparten su propia comida con los más jóvenes, hacen de ‘niñeras’ y protegen a sus crías macho.

Siguiendo con el paralelismo con los humanos, Croft señaló que en las sociedades de cazadores-recolectores se veían los mismos patrones. En tiempos de sequía o de conflicto social, la gente recurría a los ancianos de su comunidad, que tenían experiencia y conocimientos.

La menopausia aumenta el solapamiento vital de las ballenas con su descendencia y la de esta, pero como no se reproducen al mismo tiempo que sus hijas y nietas, evitan ese tipo de competencia, que tiene un coste.

En las poblaciones de orcas con las que han trabajado, dijo Croft, han visto que cuando madres e hijas intentan reproducirse al mismo tiempo, las crías de las hembras mayores tienen menor supervivencia.

La menopausia, según sugiere el estudio, evoluciona cuando hay beneficios para la especie y a pesar de las obvias diferencias entre ballenas y humanos, la evolución convergente de esta ofrece nuevas perspectivas para entender la evolución de la menopausia en general.

EFE