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Inteligencia Artificial

Por The New York Times

¿La inteligencia artificial podría acabar con los accidentes automovilísticos?

Todos los años, alrededor de 1,35 millones de personas mueren en choques en caminos de todo el mundo y otros 50 millones de personas sufren lesiones de gravedad

21.04.2022 07:16

Lectura: 7'

2022-04-21T07:16:00-03:00
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Por The New York Times | Tanya Mohn

Todos los años, alrededor de 1,35 millones de personas mueren en choques en caminos de todo el mundo y otros 50 millones de personas sufren lesiones de gravedad, según la Organización Mundial de la Salud. En Estados Unidos, los accidentes fatales aumentaron de manera drástica durante la pandemia y produjeron el pico de seis meses más alto que se haya registrado, de acuerdo con estimados del Departamento de Transporte de Estados Unidos. Las principales causas fueron el exceso de velocidad, las distracciones, los conductores en estado de ebriedad y no usar el cinturón de seguridad.

Ya se está utilizando la inteligencia artificial para mejorar la seguridad al volante: aplicaciones para teléfono celular que monitorean el comportamiento de los conductores y recompensan a los cautelosos con beneficios, así como vehículos conectados que se comunican entre sí y con la infraestructura vial.

Sin embargo, ¿qué está por venir? ¿La inteligencia artificial puede hacer lo que los humanos no pueden? ¿Y será desarrollada la tecnología antes de la proliferación de los vehículos autónomos?

“Yo creo que se está exagerando mucho el tema de la inteligencia artificial, la seguridad vial y los vehículos autónomos: todo está superinflado”, opinó David Ward, presidente del Programa Mundial de Evaluación de Vehículos Nuevos, una organización sin fines de lucro con sede en Londres. Según Ward, la atención debería centrarse en “lo que está más a la mano y no en una promesa utópica lejana”.

Los partidarios de este tipo de soluciones, como Ward, se fijan en tecnologías intermedias y de bajo costo que están disponibles en este momento. Un excelente ejemplo es el asistente inteligente de velocidad (ISA, por su sigla en inglés), el cual utiliza inteligencia artificial para gestionar la velocidad del auto por medio de mapas y cámaras integradas en el vehículo. La tecnología será obligatoria en todos los vehículos nuevos en la Unión Europea a partir de julio, pero todavía no se consolida en Estados Unidos.

Acusensus, con sede en Australia, es una de las empresas que emplea la inteligencia artificial para cuestiones de seguridad vial. Sus cámaras —“ojos inteligentes”, como las llama— utilizan imágenes de alta resolución junto con aprendizaje automático a fin de identificar conductas peligrosas al volante que a menudo son difíciles de detectar y castigar.

“Tenemos tecnología que puede salvar vidas”, mencionó Mark Etzbach, vicepresidente del departamento de ventas de la empresa para Norteamérica.

La tecnología pendiente de patente —a la cual, a diferencia del ojo humano, no le afectan las condiciones climáticas o las altas velocidades— puede ver y grabar comportamientos dentro de los vehículos, comentó Etzbach. Las cámaras pueden ser instaladas en infraestructura que ya está presente en los caminos, como los pasos a desnivel, los letreros o las estructuras móviles. Luego, las imágenes se optimizan para la inteligencia artificial, la cual se programa conforme a parámetros específicos.

Los algoritmos de Acusensus pueden determinar con un alto grado de exactitud si un conductor en particular está adoptando una conducta riesgosa, según la empresa. “Podemos evaluar la distracción”, aseguró Etzbach. “Podemos evaluar si los pasajeros tienen puesto el cinturón de seguridad. Podemos evaluar la velocidad del vehículo. Somos capaces de observar tres comportamientos al mismo tiempo. Bastante más del 90 por ciento de las conductas ocurren debajo del tablero”.

Ese tipo de tecnología les daría a las agencias del orden la capacidad de ver con nitidez si un conductor está sujetando algo más que el volante —como un teléfono, tal vez— y si ese conductor está viendo hacia abajo para escribir un mensaje de texto (gracias a un destello invisible se puede ver con claridad a través del parabrisas).

Uno de los cofundadores de Acusensus, Alexander Jannink, desarrolló la tecnología después de que un amigo y colega ingeniero de software perdió la vida mientras andaba en bicicleta en 2013.

“Lo golpeó y asesinó un conductor ebrio que también se creía que estaba distraído”, comentó Etzbach.

El producto principal de la empresa, Heads-Up, fue dado a conocer en 2019 en Nueva Gales del Sur, Australia. El sistema Heads-Up captura imágenes que luego analizan las autoridades en busca de un posible delito. Según la empresa, en los primeros dos años, el estado experimentó una reducción del 22 por ciento en los accidentes mortales y una reducción en el uso del teléfono de más del 80 por ciento. En la actualidad, la tecnología está desplegada en Nueva Gales del Sur y Queensland, además de otros proyectos piloto en otras partes de Australia y el extranjero.

Hay una propuesta para que la siguiente versión de la tecnología, Heads-Up Real Time, sea lanzada en Estados Unidos. Los datos y las imágenes se enviarían en tiempo real a los policías en las patrullas, quienes los verían en computadoras portátiles. La tecnología de Acusensus también se puede usar para identificar “puntos conflictivos”, para que las autoridades determinen dónde se necesita mejorar la vigilancia, realizar cambios en la infraestructura o adoptar nuevas legislaciones. En meses recientes, la empresa realizó demostraciones y evaluaciones para varias agencias del orden a nivel local y departamentos estatales de transporte.

En agosto, durante una evaluación de dieciocho horas de una ruta de alto riesgo en Misuri que promediaba 3,5 accidentes al día, pasaron más de 11.000 vehículos. Al menos, el 60 por ciento de los conductores iba a exceso de velocidad; un promedio del 6,5 por ciento usaba teléfonos móviles, más del doble del promedio nacional, y apenas debajo del 5,5 por ciento estaba ejerciendo dos conductas riesgosas simultáneas al volante.

“El año pasado batieron un récord de accidentes fatales”, señaló Etzbach. “Quieren cambiar la política para resolver algunos de estos problemas de seguridad vial”.

La tecnología está generando interés a nivel estatal.

“Nos contrataron dos estados para proyectos de datos y estamos en conversaciones con muchos más”, aseguró Etzbach. Uno de esos estados, Indiana, “está realizando pruebas piloto con la tecnología para evaluar el despliegue de agentes del orden”.

Una tecnología similar a la de Acusensus también se está considerando en Europa. Alexandre Santacreu, secretario general de la Asociación de Autoridades de Transporte Metropolitano Europeo en París, comentó que la recolección de datos a gran escala tiene un enorme potencial para evitar colisiones en las redes de carreteras. No todo el mundo está convencido de la dependencia del aprendizaje automático. Ward comentó que los humanos siguen superando a la inteligencia artificial.

“Un conductor observador que hace contacto visual con un peatón puede estimar si la persona tiene o no la intención de cruzar la calle. La inteligencia artificial no puede hacer eso, todavía no”, comentó. “Sabemos que la inteligencia artificial tiene una tremenda capacidad para mejorar, pero tal vez estamos cometiendo un grave error al pensar que puede eliminar por completo la dimensión humana de todo esto”.

Al igual que con muchas innovaciones de la inteligencia artificial, la tecnología también plantea problemas de privacidad.

“Es la pregunta clásica sobre cuánta intrusión queremos permitir en nuestras vidas para mantenernos a salvo”, comentó Ward.

“Compartimos nuestros espacios al volante y nuestra libertad tiene límites en el entorno cerrado de los autos, pero esto sí implica un mayor grado de intrusión”, comentó sobre la tecnología de monitoreo. “Esto es lo que nos depara con la inteligencia artificial”. Mucho antes de que los vehículos autónomos se vuelvan una realidad, hay maneras más sencillas de hacer mucho más seguros los caminos. (Juan Carlos Pagan/The New York Times)