En estos días surgió la noticia de que la vacuna contra el COVID-19 que se está desarrollando en Oxford con el laboratorio ASTRAZENECA genera inmunidad contra la enfermedad, lo que nos da pie para analizar un poco el tema de las vacunas. Cabe acotar que hay otras, varias, que están en diferente fase de desarrollo.

Lo primero es comentar lo llamativo que es el silencio de los antivacunas, que en medio de una pandemia, es seguro que no entendieron, pero se dieron cuenta de que no es momento para argumentar ese tema justo cuando el planeta se paralizó porque falta solamente una.

Lo primero que tenemos que ver, simplificando un poco en aras de la claridad, es cómo el organismo se defiende de un virus, que es lo que nos está poniendo en problemas en este momento.

Lo que se hace cargo de la estrategia biológica de defensa se llama "sistema inmunitario", y es importante entender que está permanentemente activo. Todo el tiempo los patógenos nos están atacando y todas las veces el sistema inmunitario los repele, salvo en las excepcionales ocasiones en que esto falla y ahí se produce la enfermedad. Como solemos enfermarnos relativamente poco (según quien) esto indica lo bien desarrollado de este mecanismo.

Para esto el sistema tiene unos mecanismos de marcado de los antígenos y otros de eliminación. Entre los primeros tenemos los anticuerpos, y su sistema de producción las células T (o linfocitos T, son los que fallan en caso del SIDA). Los primeros son proteínas que actúan como una "llave" (son específicos) que se unen a otra que oficia de "cerradura" y así los convierten en una especie de faro o señal para que las células de ataque (varios tipos, entre ellas un tipo de glóbulo blanco llamado "macrófago" y otras llamadas "asesinas naturales") puedan eliminarlos.

Como las que tienen el papel de cerradura se encuentran en la superficie de los patógenos, se reconocen como foráneas y se las llama "antígenos" o generadores de oponentes (para los anticuerpos).

No lo vamos a desarrollar acá, pero otro componente es las llamadas inmunoglobulinas, que son proteínas que esencialmente son anticuerpos.

Así que, simplificando, tenemos las inmunoglobulinas que son anticuerpos que circulan por la sangre y nos defienden en tiempo real, mientras que los linfocitos permiten reconocer antígenos nuevos y tratar de generar defensas. Si se falla el proceso sigue en el mecanismo de curación hasta que esta se produce. En el caso de muchos virus no se trata de la erradicación sino desaparición de los síntomas. El herpes o varicela quedan latentes y pueden reaparecer, en el caso de la varicela como la llamada "culebrilla".

Por supuesto, el organismo tiene además un "archivo" llamado sistema mayor de histocompatibilidad que son moléculas o plantillas que recuerdan antígenos que ya fueron combatidos y permiten generar rápidamente nuevos anticuerpos cuando se los identifica como presentes. Aquí es donde actúan las vacunas, proveyendo de estas plantillas pero sin necesidad de que haya ocurrido la infección, y esa es la maravilla de su acción. Como dato, las primeras de estas moléculas el bebé las recibe con el calostro de la madre, porque el recién nacido tiene inmaduro el estómago para que no las destruya. Otro dato relevante es que las mujeres y hombres se atraen más cuanto más diferentes son sus sistemas mayores de histocompatibilidad...

Así, las vacunas lo que hacen es engañar al sistema inmunitario para que reaccione ante antígenos que contienen (para eso tienen un agente inflamatorio que desata la respuesta de defensa, generalmente un compuesto de aluminio en el que se basa uno de los absurdos argumentos antivacuna) y pueden ser de varios tipos, como ser virus vivos pero atenuados para que no infecten o virus muertos o incluso modificados.

En el caso de la que mencionábamos, la de Oxford, llamada en principio ChAdOx1 nCOV-19, o la china de CANSINO BIOLOGICS llamada Ad5-nCOV, son sobre virus mutados. La británica usó un virus de chimpancé de tipo adenovirus (usar uno de otra especie baja la capacidad de infectar por lo que se llama barrera de las especies) pero modificado genéticamente para producir unas proteínas llamadas espículas (las que dan aspecto de corona) del SARS-COV2, LAS QUE SERÍAN LOS ANTÍGENOS A ATACAR, pero como son una vacuna no puede infectar, ya que el propio coronavirus no está presente.

Lo que se espera es generar dos tipos de defensa, en 14 y 28 días, lo que corresponde al tiempo de generación de anticuerpos de una "plantilla" nueva por lo que demora fabricar las células T, y evaluar dosis, número de aplicaciones y si tiene efectos secundarios. En este caso algo de dolor de cabeza y fiebre tratable con paracetamol.

Lo más deseable, que es la inmunidad a largo plazo, no puede acelerarse, hay que esperar varios meses y ver si el organismo inmunizado sigue teniendo respuesta.

Las fases de desarrollo son tres, la dos ya la han pasado (un número de pacientes) y queda la tres que es probarlas en una población de forma limitada.

Veremos...

Q. F. Bernardo Borkenztain