Contenido creado por Gerardo Carrasco
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Lo sentí muy preocupado

“Burla de la fe”: Sturla criticó performance en los JJ. OO. y en X lo mandaron a estudiar

El cardenal uruguayo se sumó a las quejas de creyentes sobe una presunta “blasfemia” que no fue tal.

29.07.2024 10:47

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2024-07-29T10:47:00-03:00
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La ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos (JJ. OO.) de París 2024 generó malestar en numerosos cristianos conservadores en todo el mundo. Esto sucedió porque entre los números artísticos de la celebración hubo una performance creada y conducida por el director de teatro Thomas Jolly, que fue muy mal interpretada.

La obra pretendía transmitir un mensaje de inclusión y respeto hacia la diversidad, e incluyó drag queens y otras representaciones artísticas. Sin embargo, la comunidad católica percibió el acto como una burla hacia uno de los eventos más sagrados del cristianismo, lo que generó críticas y condenas por parte de algunos grupos religiosos y medios.

En concreto, muchos creyentes en todo el planeta leyeron en la obra una blasfemia, en el entendido de que se trataba de una satirización de la célebre pintura La última cena, del pintor renacentista Leonardo da Vinci.

A modo de ejemplo de la indignación de algunos creyentes, el colectivo español Abogados Cristianos lanzó una campaña virtual de recolección de firmas en repudio de la acción.

En Uruguay, el cardenal Daniel Sturla también fue crítico.

“Esta burla de la fe cristiana es expresión del suicidio colectivo de la cultura otrora cristiana. Es una muestra de un vacío que otros irán llenando, pero, como decía Chesterton, el cristianismo sabe de muerte y resurrección”, escribió el prelado en la red social X.

Sin embargo, tanto Sturla como los miles de cristianos que reaccionaron en todo el mundo parecen haber incurrido en “pecado de sobreinterpretación”. En rigor, la performance que se vio en la ceremonia no refería a la pintura de Da Vinci, sino a la obra La fiesta de los dioses pintada por el flamenco Jan van Bijlert en 1635.

La obra muestra una escena de la mitología pagana, y su mesa no es presidida por Cristo sino por el dios Apolo, acompañado por figuras mitológicas como Hércules, Neptuno y Eris. La pintura se encuentra actualmente en el Museo Magnin de Dijon, Francia.

Por ello, la ira de los conservadores dio lugar a debates subsidiarios. Por ejemplo, sobre la no pertinencia de las críticas —de buena o mala fe— que se hacían desde el desconocimiento y señalando una blasfemia que no era tal.

Tampoco faltaron quienes apuntaron que la pintura La última cena ha sido objeto de todo tipo de reversiones, muchas de ellas satíricas, y llamaron la atención de que la de la ceremonia de los Juegos Olímpicos (que en realidad no lo fue, como se estableció líneas arriba) molestó por su carácter tolerante y abierto a la diversidad de géneros. En una similar línea argumental, se dijo que resignificar pinturas es un asunto artístico y no religioso.

En los comentarios no faltaron los llamados de atención acerca del nulo derecho de las religiones a intervenir en asuntos que escapan a la órbita de la fe, y en ese registro “resucitó” una vez más el famoso video del alegato que la periodista estadounidense Ana Kasparian pronunciara en 2021.

Pese a ello, la repercusión de las quejas fue tanta que obligó a los organizadores a ofrecer explicaciones.

En nuestro país, el comentario de Daniel Sturla recibió numerosas respuestas que hacían referencia a lo antedicho, y no faltaron quienes aprovecharon la ocasión para enrostrarle los numerosos escándalos por pedofilia en los que la Iglesia Católica está inmersa. Sobre esto último, también recordaron con sarcasmo la puntualización que el cardenal hiciera en una entrevista con el periodista Julio Ríos, ocasión en la que aclaró que en ciertas acusaciones de abusos de menores las presuntas víctimas eran adolescentes, no niños.