Por Sofía Durand Fernández
sofdurfer
¿En dónde se encuentra el amor? ¿En qué intersección de avenidas espera o en qué serie de asuntos desafortunados nace? En Quiero decir te amo, la obra escrita y dirigida por el argentino Mariano Tenconi Blanco, dos mujeres se conocen por amar al mismo hombre. En un giro inesperado, la historia la terminan protagonizando ellas.
Un hombre asiste a los heridos de un accidente vial. Una mujer, al verlo en ese preciso instante, se enamora y comienza a escribirle cartas de amor. Pero es la esposa de él quien las recibe, y también quien comienza a responderle, iniciando así una serie de correspondencias.
"Creo que si uno no está permeable, se perdería de muchos amores que la vida te presenta", dice Violeta Urtizberea —quien coprotagoniza la historia con Lucía Adúriz— en entrevista con LatidoBEAT. Trabajó por primera vez con Tenconi Blanco en 2014 con Las lágrimas, y desde ese entonces se mantuvieron como amigos. Urtizberea afirma que él se convirtió en uno de los "directores y dramaturgos más importantes de Argentina".
Su carrera comenzó cuando aún era una niña, de la mano de su padre Mex Urtizberea. Con los años, ha interpretado a varios personajes memorables en cine y televisión, siendo Lucila en Envidiosa, la serie de Netflix, uno de los más recientes. Sin embargo, cree que el teatro tiene sus virtudes: "Se puede contar la historia que vos quieras y se puede llevar a cabo de una manera más independiente. Es un espacio que me dejo para hacer cosas que tengo ganas de hacer y que quizá no son tan comerciales", explica.
Quiero decir te amo se presentará en Montevideo este 28 de noviembre en el teatro El Galpón. Las entradas se pueden adquirir aquí.
Foto: Carlos Furman
¿Cómo empezó tu historia con esta obra?
Con Mariano Tenconi Blanco había trabajado en 2014. Fue muy loco porque me mandó una obra de teatro por mail y me dijo que quería trabajar conmigo. Yo no sabía quién era él, entonces le fui pateando la respuesta porque quería leer un poco de lo que me había mandado, pero en el fondo yo sabía que le iba a decir que no, porque no lo conocía. Empecé a leer la obra y me volví loca, después de cuatro meses en los que le decía: “en 15 días te contesto”, me la puse a leer para decirle que no y me sorprendí, dije: “este pibe escribe increíble, es un distinto, voy a tener que decirle que sí”. Ahí hicimos Las lágrimas. Fue una experiencia linda y quedé como su amiga. A lo largo de estos años, él fue creciendo un montón como director y dramaturgo, desde mi punto de vista se convirtió en uno de los directores y dramaturgos más importantes de Argentina.
Esta es una de sus primeras obras. En el evento de la publicación, me pidió que yo lea a uno de los personajes, que es el que ahora hago. Unos meses después me llamo y me dijo: “quiero que hagamos la obra” y para mí fue una noticia espectacular. Él tiene una compañía que se llama "Teatro Futuro" y está formada por Carolina Castro, Ian Shifres —que es quien toca la música en vivo en la obra— y él. Unos años antes hice Una casa llena de agua, un unipersonal escrito por Tamara Tenenbaum, que produjeron ellos. Fue la primera obra que hicieron que no era de Mariano.
¿Qué te atrae del teatro que no encontrás en el cine o la televisión?
En teatro uno tiene la posibilidad de elegir un poco más lo que va a hacer. Para hacer televisión o cine se necesita una super producción y un montón de dinero. En teatro se puede contar la historia que vos quieras y se puede llevar a cabo de una manera más independiente. Es un espacio que me dejo para hacer cosas que tengo ganas de hacer y que quizá no son tan comerciales. Esta obra es una mezcla: es bastante comercial y estamos en un teatro de Buenos Aires bastante comercial, pero una vez por semana, tiene un recorrido mas alternativo.
Me gusta que sea un lugar para hacer un poquito más de experimentación. No me refiero a que la obra es inmirable, a veces pasa que algo experimental suena a “no voy a entender nada”. Esta obra es recontra popular, accesible, a la gente le encanta. Pero en la actuación y en lo que yo pruebo como actriz hay otra búsqueda. El teatro te da esa posibilidad, tenés muchos meses de ensayo, entonces vas probando. Como la repetís tantas veces, le vas encontrando capas y cosas nuevas, vas probando una cosa o una intención distinta. Eso en la televisión o el cine no lo podés hacer.
Foto: Carlos Furman
Esta obra se trata de encontrar el amor en un lugar inesperado. ¿Te dejó alguna reflexión esa historia?
Es una historia de amor particular, no es clásica. Son dos personajes que están un poco rotos y que se encuentran en ese momento en particular. Hay algo que los une y es esperanzador, porque a veces una intenta que las cosas sucedan de una determinada manera. También está ese cuento que nos contaron tantas veces a la mujeres del príncipe azul. Creo que si uno no está permeable, se perdería de muchos amores que la vida te presenta. En este caso, hay algo que sucede y que finalmente es el mejor final inesperado.
Es una historia de dos mujeres escrita y dirigida por un hombre. ¿Cómo fue ese proceso? ¿Pudieron aportar algo propio o hacer sugerencias?
Podíamos hacer sugerencias porque él escucha un montón, pero la verdad es que Mariano escribe muy bien a los personajes femeninos, eso no se le da a todos los varones. Tiene ese don de poder empatizar mucho con el pensamiento de una mujer. En este caso son cartas, y las mías son como si fuesen un monólogo interior porque ella está pensando mientras escribe, pasa de un tema al otro y vuelve, no es una carta tradicional. Vos decís: "qué loco que pueda reflejar tan bien una mente femenina", a mí me llama la atención.
Foto: Carlos Furman
¿Qué fue lo más desafiante de interpretar a este personaje?
La obra es re desafiante porque somos nosotras dos solas con Ian que es el pianista. Suma muchísimo que haya música en escena, le da mucho dramatismo. Los primeros 40 o 50 minutos somos nosotras hablando al publico como si fuesen monólogos. Eso es difícil, porque estas vos sola, tenés que sostener una escena y un poco todo depende de vos. También hay algo que Mariano suele hacer en sus obras y que es una búsqueda de un no tiempo o no época, que hace que te cueste un poco situar en qué momento pasa. Eso está buscado desde la actuación y la manera que tenemos nosotras de hablar. La idea es que no se entienda bien en qué momento ocurre. Eso fue un desafío porque tuve que buscar ese tono que no había hecho nunca, una atemporalidad que es una construcción propia. Surgió sobre la base de probar y encontrar el tono. Llevó un montón de ensayos en los que sentía que estaba haciendo cualquier cosa hasta que en un momento sucedió.
En el unipersonal de Tamara Tenembaum también estuviste completamente sola en el escenario. ¿Cómo vivís esa experiencia: la disfrutás o te resulta un sufrimiento?
El monólogo de Tamara fue la primera vez que hice un unipersonal. Antes, si me llegabas a decir que iba a hacer un unipersonal, yo decía “ni muerta”. Soy muy de la vida de a dos, siempre me busco un amigo en cualquier cosa que haga, me uno a otra persona. No soy una persona solitaria. Estar sola en un escenario me parecía el peor plan, todo me parecía triste. Después con Tamara nos hicimos super amigas, entonces íbamos a comer y ella pasaba por el camarín. Busqué a mis aliadas, pero en escena estaba sola. Me lo ofrecieron cuando había tenido a Lila hace cuatro meses. Creo que tuvo que ver con haber sido madre, algo de, "si no me animo ahora, ¿cuándo?". Estaba atravesando ese desafío tan grande que es tener un hijo, la obra hablaba de una niñera cuidando a un bebé, entonces todo tenía que ver con lo que me estaba pasando y por eso me dieron ganas de hacerla.
Fue una experiencia increíble, me dirigió Andrea Garrote y fue muy importante para mí. Era una persona que me generaba mucha confianza y era un desafío muy grande, entonces tenía en quien apoyarme. Me acuerdo que en un momento me dijo: "vas a ver que ahora te parece un montón y después es droga dura". Hay algo de verdad en eso: hacés tu showcito, no tenés a nadie que te de el pie antes o después, que pueda llegar a interferir en cosas que a vos te pueden llegar a pasar en la actuación. Hay algo de eso que es divertido. Pero después, me pasa en la obra que cuando llega el momento en el que me encuentro con lucía digo ay que suerte, siento que ya pasó la parte más difícil y que cuando estoy con lucia ya es un alivio. Las dos cosas tienen sus partes lindas.
Por Sofía Durand Fernández
sofdurfer
Acerca de los comentarios
Hemos reformulado nuestra manera de mostrar comentarios, agregando tecnología de forma de que cada lector pueda decidir qué comentarios se le mostrarán en base a la valoración que tengan estos por parte de la comunidad. AMPLIAREsto es para poder mejorar el intercambio entre los usuarios y que sea un lugar que respete las normas de convivencia.
A su vez, habilitamos la casilla [email protected], para que los lectores puedan reportar comentarios que consideren fuera de lugar y que rompan las normas de convivencia.
Si querés leerlo hacé clic aquí[+]