Mezclas, sintetizadores, estudios, silencio. Cuatro elementos que se repiten de manera constante en la vida de Santiago Marrero, y que le dieron otro oído. Otra forma de escuchar. Una que hace que le dé su toque a cada uno de los proyectos en los que se involucra, y que siempre tenga ganas de crear. 

El hecho de que integre El Cuarteto de Nos desde hace 17 años, que haya intercambiado ideas creativas con Rosalía mientras compartían hamburguesas en Las Vegas, o que haya trabajado en varias ocasiones con Luciano Supervielle, son apenas tres ejemplos de la amplitud de su carrera, que si bien se centró en la producción, no se permite limitaciones externas. 

Dice que falta silencio en la música de ahora. Que hay que escaparle al "embutido de los algoritmos", y que falta introspección. O como él la describe: música para ir en bici por la rambla. Que no te dé el discurso ya servido, que se lo aportes vos.

Recientemente lanzó Distancia, su álbum en conjunto con Lorenzo Cavalli. Nació en pandemia y es una obra que, en palabras de Santiago, refleja la sintonía de dos mundos muy diferentes que se alimentaron entre sí y lograron su objetivo: que la música simplemente ocurriera.

Con Lorenzo en Copenhague y Santiago en Montevideo, planifican la presentación oficial del álbum en ambas ciudades, fecha a definir el año que viene. 

¿Falta silencio en la música actual?

Te diría que falta silencio, punto. Y te lo digo mientras hablo un montón, pero sí. Yo creo que lo que pasa es que hay una lógica compleja, que es la del embutido de los algoritmos, donde parece que solo existiera una música. Uno a veces se pierde de decenas de cosas que están ahí pasando por eso, porque hay una cosa muy teledirigida. Falta silencio y, sobre todo, falta tener una escucha más diversa. Más heterogénea.

Es muy difícil zafarle a las lógicas del mercado, y con la música eso pasa mucho. Es una industria; entonces, muchas veces lo que se está buscando es que las cosas funcionen económicamente, y eso no va de la mano del disfrute de la gente. Es un enlatado. Yo ahí lo que intento hacer —porque también lo sufro y quedo atrapado en la lógica del algoritmo— es probar otras cosas. Intento buscar algo que no tenga nada que ver. Agarro YouTube y pongo: "Rapero africano videoclip de esta semana". Trato de encontrar otras cosas. Cuando venís en una rosca y escuchás otra cosa, te resulta tan renovador e inspirador, que entendés que el mundo no era eso. Todos caemos, porque tiene que ver con la inercia y el automatismo, con los algoritmos, con un mundo que está diseñado para que no pienses mucho. Caen los de 10 años y los de 70. Para trabajar yo dejo el celular afuera del estudio, justamente para no caer. Está bueno que la música no mainstream que aparece sea una lamparita para ver otros caminos que existen, tanto para el que escucha como para el que hace.

¿Hay planes de seguir componiendo juntos?

Sí, totalmente. La idea es en marzo probablemente presentar el disco acá, en Montevideo. Tenemos ganas de presentarlo en el planetario, que es un lugar que le pega al disco y estaría buenísimo. La idea es presentarlo después en Dinamarca, en Copenhague, donde vive Lolo. Y en esas juntadas, componer. Es una amistad que quedó entrelazada por la música y que, cuando se nos den los espacios, volveremos. Los dos estamos con muchos proyectos; pero sin tener muchas pretensiones, queremos volver a encontrarnos, porque la experiencia fue linda.