Por Ivonne Calderón | @malenamoon13
Nury es dueña de una voz memorable. La primera vez que la escuché, se acercaba la primavera. Ella, con su guitarra y su voz poderosa, abrió la presentación de un poemario joven, y logró instalar en el público el silencio, la admiración. Ahí presentó algunos de los temas de su disco debut Cabernet suavetón (2025), que vio la luz el pasado noviembre, y que tuvo un lanzamiento íntimo el 11 de diciembre. Nury se fue forjando como artista desde muy chica. Durmió en el estuche de las guitarras de sus padres siendo una niña, cuando iba con ellos a sus noches de recitales. Desde entonces ha estado en contacto con la escena musical. En la pandemia, cuando ya tenía en mente la creación de su disco, Nury cantó en ómnibus, como tantos artistas uruguayos que buscan compartir su música. Artistas emergentes con talento de sobra. Hoy, luego de mucho esfuerzo y constancia y después de haber llegado a la semifinal de La Voz Uruguay 2024, Nury ha dado a conocer su riqueza y estilo vocal en un álbum que explora, que juega. Cabernet suavetón es el resultado de su trayectoria musical, que tiene como grandes pilares el jazz, el pop y el R&B sin limitarse a ninguno de estos géneros.
En el lanzamiento de su disco, Club Cultural Charco se llenó de amigos y conocidos que acompañaron a la artista en la escucha pública de su álbum. La atmósfera era hedonista, de abundancia. Entre vinos, velas, uvas y quesos dispuestos en mesas con manteles rojos, este lanzamiento fue una celebración inspirada en el cuadro Baco (1596) —dios del vino— de Caravaggio. Con el vino como elemento central, Nury esperó a los invitados tras un marco dorado que recreaba la obra del pintor italiano. Lo hizo sin pronunciar palabra, solo transmitiendo la exuberancia con su mirada, ofreciendo uvas en silencio. Luego vino la escucha del disco, la música en vivo.
En el sillón de su casa, donde me concedió esta entrevista, Nury, en compañía de sus gatos y su perro Ítalo, habló para LatidoBEAT sobre su pasión por la música, su búsqueda artística y los proyectos que tiene con Cabernet suavetón. Cuando se puso a interpretar su clarinete en medio de la charla, Ítalo, conmovido por la melodía, se puso a aullar junto a su dueña. Nury interpretó brevemente "All Of Me" y el living de su casa se llenó con la potencia de su voz a capela.
¿Cuál ha sido tu recorrido artístico?
Comenzó cuando yo era muy chiquita. Recuerdo que mis padres hacían boliches y me llevaban con ellos, entonces yo estaba siempre en el camerino. Hacían murga, son compositores y hacían mucho boliche con su proyecto de candombe fusión o rock. Me llevaban siempre a todos lados. A eso de las 4 de la mañana yo estaba ahí, despierta, o durmiendo en el camerino. La primera vez que me subí al escenario fue en esa instancia, durmiendo. Yo me dormía en el estuche de la guitarra. Y cuando tenía tres años, en un boliche que ahora ya no está más, La Parra, me subí al escenario y canté “Manuelita”. Pedí que me aplaudieran. Mi madre me contó que había alguien que no había aplaudido, y yo le pregunté: “¿Y vos, por qué no me estás aplaudiendo?”.
Siempre estuve en contacto y nunca consideré hacer otra cosa, realmente. Elegí la orientación artística en el liceo, aunque ahí ya estaba estudiando canto. Había hecho la escuela de música en Scarabelli dos años, cuando era chiquita. Ahí estudié guitarra un año y medio, creo, y después estudié piano con clases particulares. Siempre he estado probando, pero lo que más me gustaba era cantar. Yo me consideró cantante, la guitarra la toco mucho para componer. El piano lo uso para dar clases. Todo eso me llevó al sistema de orquestas, la Orquesta Juvenil del SODRE tiene todo un sistema detrás de eso. Lo que hacen es dar instrumentos gratis a niños que están en muchos barrios y se estudia música académica. Tiene varios núcleos. Te prestan instrumentos increíbles: un clarinete o instrumentos como un fagot, que es carísimo, un cello. Ahí empecé a estudiar clarinete, y estudié mucho tiempo. Hice cuatro años en la Escuela de Música Vicente Ascone, que es pública. Por un momento pensé que iba a ser clarinetista y que me iba a dedicar a eso.
¿Y por qué el clarinete?
Es muy lindo su sonido, es bastante similar a la voz. Tiene un registro similar. Nadie canta tan agudo como un violín, porque no es normal en la voz humana. Pero el clarinete es bastante similar, y es cálido. Tuve un momento en el que estuve muy metida en el clarinete —que ahora no tanto— y estoy intentando que se una con mi proyecto solista. Por eso con el clarinete estoy estudiando más jazz, algo de improvisación con un amigo con el que hago canje por clases de canto. ¡Que vuelva el trueque a la vida! Basta de plata y de capitalismo. También doy clases de clarinete para niños dentro del sistema de orquestas, esto me dio trabajo. Es muy lindo dar clases a gente que de repente no llegaría a escuchar música clásica, que es algo mundialmente elitista, porque los instrumentos son carísimos.
Foto: Ivonne Calderón
¿Cuáles fueron tus influencias musicales?
Una cantante que fue mi entrada al jazz fue Ella Fitzgerald, también me gusta mucho Sarah Vaughan. Después, en soul, Aretha Franklin, obvio. Otras más moderna es Jazmine Sullivan, que es la cantante más increíble que existe hoy en día en la faz de la tierra. Aunque también escucho pop como Reneé Rapp, una cantante de pop que viene de Broadway, de la comedia musical. Es actriz y ahora está con su proyecto musical. También Chappell Roan, que tiene mucha performance y canta increíble. Mucha comedia musical. Cuando era chica tuve un momento con Cabaret (1966), y más de grande con The Color Purple (2005). Ahora estoy escuchando mucho a Blossom Dearie, una cantante de Estados Unidos de los años 50- 60, que era muy moderna para la época. Las baterías sonaban muy de los 70. Si la escuchás, tiene como una voz aniñada.
¿Hay mucha influencia de esta música en lo que haces vos?
Me encanta, pero para mí es muy difícil detectarlo porque hay muchas cosas.
Supongo que cuando estás componiendo se te van filtrando artistas sin que lo notes.
Sí, porque aparte me gusta mucha música diferente, más allá de que obviamente el jazz me encanta.
¿Consideras que tu música encaja en un género en particular?
Vocalmente sí está eso del soul, del neo soul o del R&B, obviamente. Pero después, a nivel de composición y, si escuchás el disco hay cosas que son muy poperas, otras que son más R&B, más balada canción.
Cabernet Suavetón (2025), Nury
Al parecer, en la creación artística y concretamente en esto del terreno musical, los límites entre géneros se desdibujan. Se generan fusiones.
Para mí eso es mucho más interesante. Hacer un género tal cual no me parece enriquecedor como búsqueda. En la música me interesa explorar y no ponerme límites, ver qué es lo que sale, y capaz muchas veces es R&B, no digo que no. De hecho, en ese explorar, incluso estudié un tiempo producción porque quería sacar mi disco.
¿Cómo aparece el nombre de Cabernet suavetón?
Mi primera idea de disco fue sobre el concepto del tiempo, pero no le encontré la vuelta. En su lugar, se me dio naturalmente usar determinadas canciones que ya tenía y que estaban dedicadas a gente: una canción para mi madre, para mi padre, para mi novia. Por otro lado, como me gusta el vino no solo por el acto de tomarlo —que me encanta—, sino por toda la cosa simbólica de la sangre, del ritual que se genera con los otros. Me gustó la idea de incorporarlo como concepto. El ritual del vino está cargado de cierta vulnerabilidad, porque lo compartís con determinadas personas. Por eso me gustó que el disco, que ya es vulnerable en sí, se apoyara en ese significado que tiene el vino para mí. Ahí apareció el nombre: Cabernet suavetón. Era algo que decía mi novia entre nosotras cuando tomábamos vino; un juego de palabras, el nombre mal dicho, y quise ponerle ese nombre. Me pareció gracioso. Así empecé a buscar qué cosas entraban dentro de ese concepto que rodea al vino, que ver con el concepto original del disco.
Decís que tu disco es vulnerable. ¿En qué sentido?
Porque está escrito de una forma en la que todas las canciones son muy personales, para distintas personas, menos “Rayada”. Esa es la única que es ficción, no está basada en nadie. Después, todas son para alguien en concreto. “Una noche d tambores” se la escribí a mi novia cuando nos estábamos conociendo. “Sáfica” también se la escribí a ella. “Lamismarosk” es una canción para una amiga, pero también por momentos para mi padre. Después “Lux in tenebris” la escribí para una amiga en un momento de ruptura de amistad. Pero “Erykahvudú” es la más vulnerable de las canciones, es autobiográfica, y tiene que ver con resignificar mi rol en una situación de abuso que viví.
Foto: Ignea
Tenés una búsqueda musical pero también una lírica, querés transmitir algo. Escribís las letras y componés. ¿Cómo es tu proceso de composición y creación musical?
Escribo algo y después lo musicalizo, generalmente. Primero es un momento de bajar la data, escribir y escribir, y después musicalizar, a veces con la guitarra y a veces produciendo. En este caso empiezo con una batería y me juego ahí cómo va a ser la llevada. Si es en la computadora, primero grabo teclas y después deliro con tirar cosas de voz, que después para replicarlas es difícil. Muchas veces me pasa que lo que queda grabado responde al momento de inspiración, y después me cuesta grabarlo. Me cuelgo por ejemplo haciendo coros produciendo, y después hay que volver a grabarlo. Pero eso en la producción es libertad total, juego. Muchas veces ahí, en el caso de la producción, me pasa que es primero melodía y luego tirarle una letra, entonces es al revés. En la computadora, cuando estoy produciendo, me sucede que empiezo más por lo melódico. Pero empecé componiendo de la otra forma: letra, letra, letra, y después la música. Mi proceso varía.
¿Cuánto tiempo te tomó la producción de Cabernet suavetón?
El disco lo tenía. En medio año hice toda la producción, todos los arreglos, y después precisaba alguien que bajara esa data. Que trabajara en ingeniería de sonido e hiciera que esto sonara “caro”.
¿Y quién hizo ese trabajo?
Nan Q, un productor argentino. Eso en la mayoría de los temas, menos en “Rayada”, que lo hice con mi amiga sonidista Olhosdagua.
Foto: Ignea
Más allá de lo musical y lo lírico, tu disco debut tiene una estética y un arte visual que se ve reflejado en la tapa. El día del lanzamiento en Charco también mostró una cosa mística, hedonista.
Todo nació de una foto que tenía de mi novia, que era con luz roja. Ella estaba tirada en el piso, y yo quería que esa fuera la tapa del disco. Mi novia estaba en tetas, y esa foto se la pasé a la fotógrafa (Ignea) y le dije que quería recrearla. Después se me empezó a ocurrir, hablando con una amiga, que la foto se hiciera desde otro ángulo, y además le pedí a la fotógrafa que apareciera yo en esa foto, como si estuviera dándole algo a mi novia: vino. Ahí comenzó todo. Es increíble lo que hace Ignea, tuvimos mucho feeling. Luego, en cuanto a la estética de ese día del lanzamiento, yo estaba recreando el cuadro Baco, de Caravaggio. Era mi inspiración. Baco como dios del vino, teniendo en cuenta la estética de la portada, por el vino que le ofrezco a mi novia en esa portada. Para eso trabajé con dos directores de arte increíbles: Agustina Acosta y Otto. Un placer trabajar con ellos.
Me llamó la atención que, en Charco, cuando la gente se acercaba a saludarte, había silencio. ¿Por qué elegiste ese silencio como bienvenida?
El silencio me parece importante, y para la música más.
Estuviste en La Voz Uruguay el año pasado. ¿Eso tuvo un impacto en tu trayectoria musical?
Sí, siento que me hizo crecer mucho a nivel emocional. Para mí no fue tan amena la experiencia, honestamente. Me pasa que me siento incómoda con la situación de competir, es medio raro. Conocí un montón de gente linda, el team de Rada estaba muy bueno. Pero cuando empezó a irse gente se sintió incómodo, porque había cierta sensación de competencia que no me gustaba. No es mi onda. Sin ser la última etapa del concurso, lo disfruté. La parte de hablar me encantaba, pero cuando estaba en el escenario me pedían que no cantara con los ojos cerrados, o que hiciera un pasito para acá, o que las cámaras acá, que las luces. Estás cantando y ensayando y hay mucha gente al lado del escenario mientras vos cantás, y tenés que estar pendiente de estar conectada con la música, que es lo más importante. Pero eso muchas veces me sacaba del viaje. Mucha presión. Tenés que cantar canciones que no tienen nada que ver contigo. En ese sentido me hizo crecer, porque tuve que buscar la forma de hacer la mía. Eso me pareció enriquecedor. Esa búsqueda de qué me identificaba como artista y cómo lo podía trasladar a una canción que no tenía nada que ver conmigo. Pensaba cómo hacer que mi voz tuviera sentido en una canción, y en ese proceso llegué a la semifinal.
Foto: Ignea
¿Con este disco tenés alguna pretensión de llegar a más? ¿Qué se te ocurre que puedas llegar a conseguir con Cabernet suavetón?
No sé si con el disco específicamente.
Pero el disco es una puerta, sin duda.
Total, es una buena pregunta. Me gustaría romper un poco la barrera que creo que ahora ya se está rompiendo en general con la música en Uruguay. Que sea más multidisciplinaria. Yo, por ejemplo, para la presentación del disco, quiero hacer full performance con bailarinas, músicos, etc. Que sea más en ese sentido del pop.
¿Con qué banda sería eso?
Con la banda principal con la que estoy tocando, que es Ceci Simón en la batería, Lipe Gómez en guitarra, Facundo Busollo en el piano. Toqué hace poco con él cuando fui telonera de Baglietto-Vitale en El Galpón. Ahora tengo que trabajar para eso. La preparación para la presentación del disco va a llevar unos meses, seguro. Quiero empezar a poner la energía ahí, haciendo todos los arreglos, porque seguramente va a haber doble percusionista, y algún instrumento que voy a involucrar y que todavía no decidí. Capaz algún viento o alguna cuerda, entonces tengo que empezar a planear cada elemento y toda la parte musical.
Querés hacer una presentación memorable, por lo que entiendo.
Sí. Quiero hacer algo full band, con bailarines. Voy a dedicar mi energía a eso.
Acerca de los comentarios
Hemos reformulado nuestra manera de mostrar comentarios, agregando tecnología de forma de que cada lector pueda decidir qué comentarios se le mostrarán en base a la valoración que tengan estos por parte de la comunidad. AMPLIAREsto es para poder mejorar el intercambio entre los usuarios y que sea un lugar que respete las normas de convivencia.
A su vez, habilitamos la casilla [email protected], para que los lectores puedan reportar comentarios que consideren fuera de lugar y que rompan las normas de convivencia.
Si querés leerlo hacé clic aquí[+]