Por Sofía Durand Fernández
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Café Tacuba se consolidó en los años noventa y 2000 como una de las bandas más reconocidas de México y del rock en español. Baladas como “Eres” se convirtieron en himnos que trascendieron el tiempo.
Primero en los teclados y luego en la voz, Emmanuel Meme del Real ha sido una pieza clave del grupo. Además, desarrolló una sólida carrera como productor, arreglista y compositor de bandas sonoras.
Ahora, por primera vez, decide lanzar canciones bajo su propio nombre y dar inicio a su proyecto solista. ¿Por qué? Según cuenta en entrevista con LatidoBEAT, fue durante la pandemia que comenzó a explorar ideas que, poco a poco, se transformaron en canciones. Con la producción de Gustavo Santaolalla, ya publicó tres sencillos que formarán parte de su primer álbum, previsto para setiembre.
¿Por qué lanzar ahora tu carrera solista?
Es una pregunta que a veces me hago. Me doy cuenta de lo importante que era la juventud cuando comenzamos la carrera con Café Tacuba: la falta de ciertas responsabilidades, compromisos y a nivel energético, que era otra cosa. Conozco esto, soy un artista que viene de un grupo y tengo experiencia, pero hay un elemento de novedad y es un camino que estoy construyendo, descubriendo y aprendiendo, requiere mucho tiempo y energía. Me encanta porque me revitaliza, pero son las canciones las que me dijeron: “No tiene que ser necesariamente ahora, pero las tomas o las dejas”. ¿Qué voy a hacer con estas canciones que brotaron y ya están aquí?
Antes tenía canciones que hacía, pues hice para el grupo, pero creo que esto fue consecuencia de la pandemia y de los espacios que se abrieron, de ese momento en el que tuvimos que hacer una pausa. Si no hubiera estado la pandemia y hubiese continuado el ritmo de vida y de trabajo, no sé si hubiera tenido esta perspectiva para observar que había ideas que valían la pena y que, a partir de ellas, salieron canciones nuevas que son las que en su mayoría conforman este proyecto. Se fueron confeccionando y produciendo de tal manera que en mi estudio iba haciendo ejercicios lúdicos sobre qué pasaría si hiciera una cosa u otra. Cuando las pude observar desde cierta distancia, me di cuenta de que no podía no reaccionar o no atender al llamado. Gustavo Santaolalla, que es quien me ayuda en la producción de este proyecto y con quien hemos trabajado en el grupo desde el inicio de la carrera, me dijo: “Las canciones funcionan, están muy bien y contrastan. Estás cantando desde un lugar que no había percibido y que me parece interesante que puedas compartirlo”.
¿Qué implica presentar un disco con tu propio nombre?
Me da mucha timidez. No quiero entrar en el terreno del pánico, pero sin duda hay mucho nerviosismo. Este proyecto me ha dado una confianza que no había tenido, de pronto dije: "¿Cómo voy a nombrar el proyecto? Es así, mi nombre o como me dicen y ya. No hay más". En un momento me sentía inseguro, pero son estas canciones y soy yo quien las hice, así de simple. Me siento muy cómodo porque no estoy inventando nada alrededor, estoy dejando que la expresión se convierta en un proyecto del cual yo soy la cara, la voz y el nombre.
El proyecto me ha dado la posibilidad de encontrar que, más allá del resultado, puedo disfrutar profundamente de lo que va pasando y tratar de apreciarlo y observarlo desde ese lugar para que lo que siga lo pueda disfrutar de la misma manera. Sin dudas, es un reto. He tocado, me he subido a los escenarios, he viajado, pero hacerlo desde el lugar protagonista es un reto, ya que yo siempre he estado atrás tocando los teclados, viendo a mis compañeros adelante. Ahora yo tengo que estar adelante y practicar eso, pero hasta ahora ha sido muy disfrutable.
Cortesía de la producción
Transitás por distintos géneros y las estructuras de las canciones no son tradicionales. ¿Qué aprendiste durante este proceso creativo?
Refuerza la intención de no dejar de explorar e imaginar que una idea puede transformarse en otra cosa o asociarse con otras que tal vez pareciera que no tienen sentido entre ellas. Esa exploración, conducida por la intuición, me ha reforzado que esa práctica me lleva a lugares que no puedo imaginar. “Princesa” es un ejemplo, es una canción que parecía resuelta, pero sentía que había algo que todavía no se cerraba. Terminó en un lugar que no había esperado y parece más ambicioso, pero musicalmente funciona. Es prueba y error todo el tiempo, la mayoría resultan en accidentes no tan afortunados, otros funcionan y eso hace que los ingredientes puedan ser más diversos, variados y que todos puedan convivir entre sí.
La gente, o uno mismo cuando escucha, se pone muy purista, pero cuando estás en el proceso creativo, no pensar es lo mejor que te puede pasar, seguir la intuición y ver si lo que resulta te genera emoción. Cuando estos elementos se combinan es una señal de que vas por buen camino. Parte de mí dudaba cuando escuchaba las canciones, decía: “Estas canciones no tienen que ver entre sí, no hay un concepto”. Gustavo me dijo: “El concepto es ese: eres tú. Estas canciones están hablando de tu expresión sin importar si tienes una idea fija o no, esto es lo que resulta”. Creo que esto tiene una cuota de honestidad que hace que tengan sentido entre ellas.
¿Gustavo te dejaba volar o te ponía límites?
Yo creo que hizo las dos cosas. Sin dudas te da potencia, eso que necesitás para poder resolver una idea. Hay canciones o ideas que son muy generosas y que todo lo que vas tomando de ellas es como una cuerda que vas jalando, todo lo que va saliendo va sumando. Es una receta a la que le vas poniendo diferentes ingredientes, pero todo funciona y todo sabe bien, nada se satura. Gustavo puede ver cuándo está el límite y cuándo se está saturando. Creo que esa es una de las cosas que un buen productor puede aportar a un proyecto: tener una óptica que uno no tiene cuando estás más encerrado. Es un balance entre quitar y poner, tomar decisiones con una determinación importante y una confianza de que lo que estás conversando tiene sentido. Ahí es donde aparece esa intuición del productor y del proyecto.
Cortesía de la producción
¿Qué color toman estas canciones en vivo?
Funcionan bien. Cuanto más asimiladas son por el público, mejor funcionan en vivo por la relación que cada uno tiene con una canción, conectás con esa sintonía con la que estás en la canción y ya es tuya. Cuando estás como artista tocando, te das cuenta de que en cierta medida es tuya, pero ya no lo es, y ahí es donde se multiplica. Sin embargo, estas canciones, que están frescas, han tenido mucha recepción, he recibido buenos comentarios. Yo me he sentido muy cómodo tocándolas, experimentando la energía que se produce y eso es parte del aprendizaje que estoy haciendo en el camino que he elegido de ir en solitario.
¿Qué podemos esperar del resto del álbum?
Son 12 temas, tal vez estas tres canciones pueden dar una idea de que me interesa la diversidad y explorar diferentes matices, sonoridades, ritmos y géneros. Pienso que para quien pueda escuchar el disco, si le genera lo que me genera a mí, será muy emocionante. No quiero que sea un disco de autoayuda, pero que por lo menos pueda generar una reflexión como a mí me la generó, tanto en lo individual por canción como en su todo.
Por Sofía Durand Fernández
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