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Música
Medida de lucha

Mateo Moreno: “Los músicos somos una especie de funcionarios públicos del cosmos”

El artista lanzó su álbum "A vos te hicieron peor que vos a mí" (2025) y lo presenta este 18 de octubre en Magnolio Sala.

06.10.2025 12:29

Lectura: 16'

2025-10-06T12:29:00-03:00
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Por Catalina Zabala
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Dice que su universidad fue No Te Va Gustar, banda de la que fue fundador junto a sus mejores amigos y que abandonó en 2007. Dice que absorbe la energía de cada músico con el que toca, y que los artistas son transductores. Responsables de convertir todo lo que pasa dentro y fuera de sí mismos en canciones. 

Para Mateo Moreno la música no da igual. Busca encontrar la belleza escondida en el sonido. Como artista y productor, le preocupa que los lanzamientos se reduzcan a espectros mínimos y repetitivos. A fórmulas de éxito en Spotify que se quedan en unas cuantas escuchas. Como una "medida de lucha", lanzó A vos te hicieron peor que vos a mí (2025). Un álbum de 15 temas "antimainstream" que intentan combatir lo fácil. En él, reflexiona sobre desde dónde viene y hacia dónde va, y lo que ve reflejado en su entorno. Cuenta con varias colaboraciones, incluida una con Dostrescinco y un homenaje a No Te Va Gustar, con Emiliano Brancciari y el Chamaco —Pablo Abdala—. 

La lista de músicos referentes para los que tocó es inagotable, pero destacan nombres como Ruben Rada, Jaime Roos, Pitufo Lombardo o Martín Buscaglia. En Argentina trabajó tanto para el RKT de La Joaqui como para grupos de tango y rock. Y esta sinergia de impensada variedad hoy lo hace ser quien es. Presenta su disco el 18 de octubre en Magnolio Sala. Las entradas se encuentran disponibles y pueden adquirirse aquí

Fuiste miembro fundador de No Te Va Gustar, y participaste como invitado en el show por sus 30 años en 2024. ¿Cómo recordás esa etapa y qué significan para vos estos reencuentros?

Para mí No Te Va Gustar fue mi universidad. Lo hice con quienes eran mis mejores amigos de ese momento, que siguen siendo grandes amigos de mi vida. Tengo una relación de hermanos con ellos. La separación se dio muy natural y fue muy sana, como finlandesa. Emiliano participó en mi disco y el Chamaco también. El festejo de los 30 años lo pasé muy bien, incluso en mi disco hice un homenaje a No Te Va Gustar. Hice una canción que se llama "Robot", en la que participa Emiliano Brancciari en la voz y el Chamaco en la batería, el trío original. La canción la compuse como componíamos los primeros temas cuando éramos chicos en No Te Va Gustar. Suena muy de los 90- 2000, era un poco la intención de este disco variopinto que hice. Me llevo muy bien con ellos y, a diferencia de otras bandas y separaciones famosas, esta fue atípica porque fue sana.

¿Lo que hace hoy la banda te sigue resonando con aquello que hacían cuando estabas vos?

Emiliano es un gran compositor. Creo que la banda, más allá de que todos compongan un poco, se basa en la figura de Emi como compositor y cantante. Me siento muy orgulloso de él y de todos, porque han logrado una calidad y una trascendencia que está buenísima. Obviamente que ha cambiado, porque qué dos nenes se fueron. Nosotros éramos también bastante intensos con nuestra manera de ver la música y la vida, pero nada es mejor ni peor. Solo es diferente.

Has tocado para muchos músicos referentes del Uruguay como Jaime Roos, Pitufo Lombardo, Ruben Rada o Martín Buscaglia. ¿Qué influencia creés que tuvieron estos intercambios en tu proyecto solista? 

Para mí ellos son todos maestros. Todos los proyectos en los que he tocado me han enseñado algo de alguna manera: solistas, compositores a los que he acompañado, con los que me ha tocado compartir shows o grabar en sus discos. Rada y Jaime para mí son referentes como Eduardo Mateo o Hugo Fattoruso, con quien también tuve la suerte de tocar. Obviamente también Pitufo o Buscaglia, son todos maestros de los que yo he aprendido muchísimo. Compartir con Cabrera también, alguna vuelta en la que tuve la suerte. Uno absorbe la energía de cada músico con el que toca, sobre todo si sos empático o ecléctico.

Foto: Jorge López Nogueira

Foto: Jorge López Nogueira

Has trabajado mucho en Uruguay, pero también en Argentina. Desde tu experiencia, ¿hay algo que caracterice al músico uruguayo?

Somos más percutivos, incluso aunque toquemos el bajo o algún instrumento armónico. Argentina es enorme; está el folklore, están los jazzeros, la murga y el rock, pero el uruguayo se caracteriza por ser muy percutivo, muy experimentador, y también por tener mucha armonía. A veces, como no le damos mucha bola al mainstream, también hay una cantidad de artistas que hacen lo que quieren y después les termina yendo bien. Mi hija de 16 años es fanática de Eduardo Mateo y Gustavo Pena, "El Príncipe". Es ilógico; tendría que ser fanática del Duki, por ejemplo. El Uruguay también es una tierra de cantautores, de guitarreros y de grandes letristas. Cuando uno hace canciones tiene el peso de todo eso atrás, y tiene que tratar de estar a la altura.

¿Por qué creés que el uruguayo no responde tanto al mainstream?

Creo que es porque si te va bien, tampoco hay tanto rédito. ¿Para qué voy a tratar de hacer algo comercial basado en una fórmula ajustada, si en realidad es lo mismo? También creo que el uruguayo sabe que si hace lo que realmente le gusta y es original, honesto y coherente —que es una palabra picante— y lo hace bien, la música funciona como un ente o un dios. Te devuelve el esfuerzo, y la gente se da cuenta. Cuando yo produzco a ciertos artistas que me dicen "quiero sonar como este o el otro", yo les digo "no, escribime de tu viejo, de tu vida, contame qué te pasó; cómo no llegaste a fin de mes, si falleció tu familiar". Les pido que me hablen de cosas pesadas, porque a la gente le pasan cosas pesadas. Creo que los músicos somos una especie de funcionarios públicos del cosmos. Vos estás haciendo función social también, y es importante entender que tenés la suerte de tocar un instrumento. Tenés que laburar para los demás.

¿Puede tener que ver con la presión que hay hoy para medir el éxito de los lanzamientos? 

Es muy discutible a nivel filosófico y humano, pero ahí ves un aparato de marketing, publicidad y mainstream totalmente enfocado a laburar en eso. Ahora todas las publicidades se alejaron un poco del reguetón y se están pasando al funk brasilero. Nosotros lo reconocemos porque parece candombe, pero no. Ahora se agarraron a eso como en su momento sucedió con el reguetón, y están todos los artistas en esa. Es un momento de la inmediatez, de las redes y de la hipersexualización de la jugada. Yo no digo que esté mal, creo que los consumos de música tienen que ser amplios. Tenemos que tener música hipersexualizada para salir a bailar y sudar en la discoteca, vivir una experiencia dionisíaca, pero también está bueno escuchar otra música que evoque a un familiar muerto y que sea hiperarmónica. Está bueno que tengamos consumo de todo, el problema es cuando el mainstream solo se mueve en una zona de ese gran margen. Me parece que es un desperdicio. Pero por el humano, no porque la música me guste o no. Me gustan cosas del trap, del rap y hasta de las publicidades que veo entre los partidos. Pero me parece que es una pena que no se muevan todos los estilos de música. Es como comer solo milanesa con papas fritas, existen otras cosas.

Foto: Jorge López Nogueira

Foto: Jorge López Nogueira

Mientras siga siendo redituable también es difícil motivar el cambio.

Totalmente; y quizás los curadores de música, los dueños de las grandes empresas, son todavía más empresarios que antes. Eso está pasando. Antes, en las grandes compañías y en el mundo del mainstream —por decirlo sin nombres propios—, había gente que sabía más de música. Que se emocionaba con artistas en vivo aunque no vendieran nada a nadie. Después, la gente lo empezaba a entender. Pero quizás son de tranco más lento, o no son lindos o sexuales, o hay que escucharlos varias veces para entenderlos. Pero todo es válido.

¿Para vos se perdió la búsqueda de la belleza en sí misma?

Claro, ahora tienen que pegarla en seguida. Está todo muy hipersexualizado, y si no pertenecés ahí, es difícil. Pero igual tenés a La Renga, a Rada y a Agarrate Catalina, cosas que siguen funcionando porque la gente las mantiene. Si fuera por el mainstream, no les darían bola.

También son artistas muy consolidados desde hace décadas. ¿Cómo es la dificultad para los artistas emergentes en ese sentido?

En este momento es muy difícil ser emergente. Los que nos seguimos manteniendo somos los que de alguna manera nos fue bien en los 2000 o antes, es medio triste. No quiere decir que no estemos haciendo cosas buenas; muchos son buenos artistas, y por eso les fue bien antes. Pero es muy difícil hoy en día para las nuevas generaciones.

Foto: Jorge López Nogueira

Foto: Jorge López Nogueira

¿Qué historia cuenta A vos te hicieron peor que vos a mí (2025), tu último álbum de estudio?

El disco es una medida de lucha, por eso tiene 15 temas. Para luchar contra todo esto. Son todas canciones que tienen su cuota de radiales e igual son barrocas, es como el antimainstream de alguna manera. Se pasea un poco por toda mi visión del mundo y de lo que estoy viviendo. Hay algunas canciones personales, pero hablan de la guerra y de todo. Mi hija me estuvo siguiendo en todo el proceso compositivo, y durante este año y medio que lo estuve grabando, me dijo que son canciones "medio Nostradamus", porque se van cumpliendo de a una. Habla de lo que está pasando en Gaza y en Rusia, como en "Drones"; habla de las ciudades, como en "Musgo". También de ser un nómada, y hay una canción con Dostrescinco que lleva su nombre. Habla de mi vida, de vivir en Brasil, de vivir en México y de estar en Argentina ahora, de siempre estar girando de un lado para otro. También hay canciones de amor, como "Antídoto" u "Oasis".

Hay un cover de Eduardo Falú, una canción de despedida que a mí me encanta. Hice hasta una bachata, porque estaba todo el día escuchándola. Te subías al tren, al bondi, al taxi, ponías la radio en el auto y estaba la bachata en todos lados, hasta que un día agarré la guitarra y me salió una bachata a mí. Cero racista musical. El álbum describe el mundo como yo lo veo, esa sería la lógica. El nombre tiene más o menos tres sentidos: uno está oculto y no lo quiero decir, otro es lo que dice la canción "Quizás", que habla de mis progenitores. El último yo le digo que es el sentido antihater, una visión un poco budista sobre esas personas que tiran tanto odio: ¿qué les habrán hecho? Entonces les digo: "a vos te hicieron peor que vos a mí".

¿Cómo hace el artista de otra generación para adaptar su carrera a las dinámicas de hoy? ¿Quieren hacerlo generalmente?

Sí, es heavy. Yo siempre fui medio hiperactivo o nerd de las computadoras, de grabar y de los aparatitos. Me gusta la tecnología, pero hubo un momento en el que tuve que aprender. Tengo TikTok, Instagram y lo que hay que tener, pero en un momento vi que me hacía mal. Yo siempre tuve alta concentración, podía sentarme, estar ocho horas en algo y darme cuenta después, pero empecé a perder capacidad de concentración. Entendí que antes tenía una vida más sana, y tuve que poner un límite. No sé qué me hubiera pasado por ejemplo en la adolescencia, con todas mis inseguridades y un carácter sensiblón, teniendo Instagram. Para mí Instagram es como vivir en Punta del Este todo el año, es como una sed de pertenecer y que siempre te dejan afuera. También tiene su contraparte, el otro día me fijé en Spotify y mi disco había sido escuchado en 72 países. Singapur, Nueva Zelanda... eso me emocionó.

Foto: Jorge López Nogueira

Foto: Jorge López Nogueira

También desarrollaste una carrera como productor y trabajaste para cantantes con propuestas muy distintas a la tuya, como La Joaqui. 

Sí. Trabajé con La Joaqui en su colaboración con La Perra que los Parió, también con una banda de tango muy buena que se llama Quinteto, y con una cantidad de bandas de rock de Argentina. A su vez, me hice socio de un estudio. Yo quería llegar al nivel de productor artístico que tenía en Uruguay, y allá está lleno de cracks. Todos le pegan al arco. Ahora se puede decir que llegué; estoy en un nivel en el que me llaman y ya saben que cobro caro, por un tema de calidad. Ahora estoy más tranquilo y ya estoy asentado, mi hija tiene 16 años. Estuve organizando mi vida. Yo vivo solo de la música desde que tengo 18 años, entonces tengo varios quioscos. También he laburado para películas y otras cosas. Nunca dejé de componer ni de tocar; pero quieras o no, al producir a cinco o seis artistas por año, mi creatividad y mi experiencia también iban para ahí.

Intercambiar constantemente con artistas tan diferentes entre sí también te da otra riqueza creativa. ¿Lo sentiste así? 

Sí, desde una banda de rock que ensayan todos juntos allá en el oeste, a una de tango que son todos prolijos y hay que escribirles todo, a La Joaqui, que venía fumando porro como Snoop Dogg. No tiene nada que ver el contexto de cada uno, cómo viven la música y cómo la interpretan, y ahí está el desafío. A mí me encanta. Yo no soy buen solista, en el sentido de que me aburro de mí mismo. Pero me encanta también producir a otros y estar siempre en grupos humanos. Me falta un poco de ego para ser un buen solista.

¿Qué hacés cuando te toca producir a un artista que te presenta inquietudes meramente comerciales?

Vos sabés a lo que te atenés. Es diferente cuando te contrata una productora o un sello discográfico, y te piden alta predecibilidad y rentabilidad, alto consumo. Mantenete ahí, hacelo lo mejor que sea y tratá de romperla, pero que sea ahí. Me encanta porque también es un desafío, lo vivo así. Después viene otro que me pide un disco bien loco, con temas de 10 minutos y solos enormes, como si fuera una banda progresiva de los años 70 en vivo. Está buenísimo también y es otro desafío, porque a mí me gusta que la gente disfrute de escucharlo también. Para mí hacer un tema supercomercial o superradial no es fácil, y yo he aprendido de todo. Por eso mi disco tiene esa característica: los temas son radiales pero son medio barrocos, están llenos de música y tienen sus guiñadas. Yo trato siempre de ponerle varias capas de significancia a la letra y a la música también, como guiñadas. Si alguien las entiende, buenísimo. Cada tanto alguno me escribe cuando encuentra alguna. Aunque uno solo lo encuentre, para mí es un honor.

Foto: Jorge López Nogueira

Foto: Jorge López Nogueira

Colaboraste con Dostrescinco en tu canción "Nómada". Vienen de lugares distintos, pero encontraron una mixtura equilibrada que es fiel a ambas propuestas. ¿Cómo se logra eso?

Ese es el trabajo del productor. Yo me produzco a mí mismo, porque si quisiera pagarme el productor que quiero sería carísimo. Le propuse la canción a Bruno y le di el espacio, le dije de qué hablaba la canción. Trata justamente de ser un nómada, de la historia de mi vida y de seguir el camino de Santiago, las estrellas, la vía láctea, todo el peregrinaje interior y exterior, y toda esa simbología que tiene la vida en sí misma. Les di libertad para escribir lo que quisieran, tanto en esta como en "Vorágine", con Sapo Gamboa. Ellos se coparon y cada uno escribió su parte. Después lo administramos en la canción y funcionó. Fue muy natural, tanto Dostrescinco como el Sapo son muy buenos escribiendo y se adaptaron. Son muy abiertos, me llevo muy bien, los admiro mucho y creo que ellos me quieren, entonces eso subyace.

En otras entrevistas has dicho que el rol del artista es el de un “transductor”, porque convierte lo que pasa tanto afuera como adentro de sí mismo en canciones. ¿Seguís pensando así?

Permanentemente. Desde mis canciones con No Te Va Gustar y mi primera etapa solista, hasta este salto en el tiempo. Pero es nuestro cometido; una vez vino una persona con mi disco Calma (2010) y me dijo: "Yo estaba terminal y muy triste, y tu disco fue el que me salvó". Vos escuchás eso, cerrás la puerta y tirás la llave. "Cierro el estadio", como suelen decir. En el fondo, para lo único que hacemos esto —más allá de vivir—, es para que te pasen esas cosas. Ahí lograste ayudar a alguien a través de la música y emocionarla, o ser feliz a través de canciones tristes, como decía Cerati. Es una manera de generar. Hay gente que lo puede hacer con canciones bailables o canciones que hablan de gangsters y de sexo, y otros lo hacen con otras cosas. Cada uno traducirá lo que quiere y lo que puede traducir. Cumbias villeras, rock, heavy, o Dostrescinco con sus letras. Si le llegás a alguien y lográs alegrarle la vida o por lo menos entretenerla, ya está. Si zafás un poco del entretenimiento, buenísimo. Hay situaciones todo el tiempo para escribir canciones. Vas en un Buquebús y ves situaciones de egoísmo, de nervios, de relaciones entre personas, es eso. La nafta está en todos lados.

Presentás el álbum en vivo este 18 de octubre. ¿Qué se puede esperar el público?

Sí, va a estar buenísimo. Estoy muy contento. Va a estar Diego Soca, un gran guitarrista, Fede Noll, Aníbal "Chiche" Buonarcorso, que produjo conmigo el disco y que es con quien laburo mis producciones artísticas en Argentina. Tiene un estudio buenísimo que se llama Deja Vu, ahí laburo en San Telmo. También van a estar mi hermano Lautaro Moreno, que va a tocar conmigo y me pone muy contento, y Germán Magallanes en la batería, que es oriundo de Punta del Este. Vamos a tocar una cantidad de canciones de este disco y las mejores de mi pasado solista también, como "Mil velas" y algunas canciones que me corresponden a mí. Tengo una regla que dice que si son más de 50% mías las toco, por ejemplo "El oficial", "Cielo de un solo color", canciones mías del repertorio de No Te Va Gustar. Es en una sala que nunca toqué y que me dijeron que está buena. Tengo mucha expectativa de que vayan todos y que esté buenísimo.

Por Catalina Zabala
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